(CNN) – Decapitaciones públicas. Cuerpos colgando en andamios. Flagelaciones por violar la ley.
Esta es la vida en Sirte, Libia, una ciudad en la costa mediterránea bajo control de ISIS, según un nuevo informe de Human Rights Watch.
Algunos de los residentes actuales de Sirte -y otros que abandonaron la ciudad- le dijeron a Human Rights Watch que viven en un estado de miedo constante.
“Como si decapitar y disparar a enemigos no fuera suficiente, ISIS está causando terribles sufrimientos en Sirte, incluso a los musulmanes que siguen sus reglas”, dijo Letta Tayler, investigadora de terrorismo y contraterrorismo de Human Rights Watch.
“Mientras la atención del mundo se centra en las atrocidades en Siria e Iraq, ISIS está yendo más lejos con asesinatos en Libia”.
Ejecuciones públicas
Desde febrero de 2015, el grupo terrorista suní ha “ejecutado” a 49 personas, según el informe.
Esa cifra incluye a los 21 cristianos coptos que ISIS decapitó el año pasado.
Dos hombres de edad avanzada que fueron acusados de “brujería” fueron decapitados públicamente en octubre, según el informe.
“Se anima a la gente a ver”, dijo un residente a Human Rights Watch. “Cuando el hombre grande [el verdugo] finalizó el trabajo, levantó la cabeza para que el público la viera”.
ISIS dio a conocer un presunto video del incidente en internet.
Muchos de los ejecutados públicamente recibieron disparos en la cabeza, y los que fueron acusados de ser “espías” fueron colgados de un andamio durante un par de días.
El simbolismo de Sirte
Gran parte del caos en el que está envuelto Libia se remonta a los últimos acontecimientos en Sirte.
La ciudad fue hogar del exlíder del país, Moammar Gadhafi.
También el lugar donde fue asesinado en 2011, año en que su régimen se derrumbó.
ISIS ha ganado terreno en el país debido al vacío de poder desde el colapso del régimen de Gadhafi.
Se esperaba que el país siguiera un camino más democrático, al igual que su vecino occidental, Túnez, pero las facciones pronto se dividieron sobre cómo manejar el país, y se produjo la guerra civil. Dos gobiernos rivales afirmaban ser los líderes legítimos del país.
Mientras esas facciones y las milicias locales luchaban por el poder, ISIS vio la oportunidad de reclamar el territorio para sí mismo.
Las autoridades estadounidenses estiman que hay entre 4.000 y 6.000 militantes del grupo terrorista en el país.
‘Espías en cada calle’
El informe de Human Rights Watch describe la vida en Sirte como de una brutalidad similar a la de otras fortalezas de ISIS, como Raqqa en Siria o Mosul en Iraq.
El grupo terrorista se apodera de alimentos, medicinas, combustible y dinero en efectivo para sus miembros y de los hogares de los residentes que habían huido, dice Human Rights Watch.
“No hay verduras ni carne. La mayoría de las tiendas están cerradas”, dijo un residente a Human Rights Watch en una entrevista. “Mientras tanto, el Daesh (ISIS) está viviendo en nuestras casas y hace barbacoas”.
Todos los bancos han cerrado, menos uno, que solo los miembros de ISIS pueden usar. La comunicación con el mundo exterior sólo se logra a través de los centros de llamadas gestionados por ISIS.
“Hay espías en cada calle”, dijo otro residente al grupo humanitario.
Más de dos tercios de los 80.000 residentes de Sirte han huido, según Human Rights Watch.
“Necesitamos ayuda - no tenemos más comida ni vivienda para acoger a las personas que huyen de los combates”, dijo el alcalde de la cercana Misrata, Mohamed Eshtewi.