(CNN) – En su primer día en un campo de tratamiento para jóvenes adictos a internet, Lorenzo Maccotta hacía lo mismo que todos: levantarse a las 5 de la mañana, entrenamiento físico durante la mañana, almorzar, descansar, más entrenamiento, clases de ética, películas de guerra, cenar y a dormir.
Maccotta sacó su cámara una vez que pasó por una versión rápida de la purificación digital. El fotógrafo de 33 años pasó alrededor de una semana en uno de los cientos de campamentos estilo militar en los que se pone en cuarentena a los jóvenes que usan compulsivamente la tecnología, principalmente los videojuegos en línea.
Aunque era un forastero, fue difícil proteger su visión y mantenerse a distancia de los rigores del programa.
“El mayor desafío fue alejar mi mente de las repeticiones que la escuela impone”, dijo. “No fue fácil tomar la distancia suficiente para adoptar un punto de vista”.
Entre los internos, como él los llama, hay niños y niñas, hombres y mujeres. Sus edades oscilan entre los ocho y los 30 años. En la mayoría de los casos, los familiares los obligaron a entrar en el centro de tratamiento (a veces a rastras), preocupados por su salud física y mental.
Rutina de repetición
En el centro se sometieron a un programa de “disciplina y repetición” que de acuerdo con los líderes del centro curaría la adicción. Pueden quedarse unas cuantas semanas o varios meses, dijo Maccotta.
“Aniquilan su personalidad”, dijo Maccotta. Mantienen “una postura formal de silencio y obediencia. No demuestran su tristeza, pero estoy seguro de que extrañan a su familia y a sus amigos”.
Su adicción es real y a veces preocupante, dijo Maccotta. Desde 2014, ha estado capturando imágenes que reflejan la forma en la que las tecnologías de la información y la comunicación están cambiando al mundo.
China reconoció la naturaleza adictiva de internet y de los juegos en línea hace muchos años, lo que propició la apertura de centros de tratamiento como el que Maccotta visitó.
En Estados Unidos, la Asociación Estadounidense de Psiquiatría mencionó el Trastorno por juegos en internet en su manual Diagnóstico y estadístico de trastornos mentales 2013 y señaló que “es un trastorno que exige más investigaciones y experiencia clínicas antes de que se considere su inclusión en el catálogo principal de trastornos formales”.
En el manual, conocido como DSM-5, por sus siglas en inglés, se clasifican los trastornos mentales para consulta de personal clínico, médicos, farmacéuticas y aseguradoras.
Gracias a un intermediario local, Maccotta pudo hablar con las personas del centro de tratamiento en China.
Conoció a gente que cuenta que jugaba videojuegos hasta por 30 horas seguidas y a personas que dijeron que perdieron el contacto con la realidad mientras el mundo digital los absorbía.
“Creo que lo que atrae a los chicos a los videojuegos es la oportunidad de obtener una gratificación (fácil) en un mundo virtual, en donde se sumergen cada vez más”, dijo Maccotta.
Las autoridades del centro creen que su método (entrenamiento físico intenso y nada de computadoras) “cura” la mayoría de las adicciones, dijo Maccotta.
Maccotta coincide en que así los jóvenes se hacen más conscientes de lo que es aceptable e inaceptable para la sociedad. Sin embargo, duda de las largas jornadas, el trabajo duro, la disciplina y el aislamiento.
“Para un niño es muy difícil vivir una experiencia como esta”, dijo. “No creo que ayude”.
Nota del editor: Lorenzo Maccotta es un fotógrafo italiano de la agencia Contrasto.