(CNNMoney) – Durante gran parte de las últimas seis décadas, los países europeos se han acercado cada vez más en aras de la paz y la prosperidad, en un continente dividido durante siglos por la guerra.
Con sus raíces en las secuelas de la Segunda Guerra Mundial, la Unión Europea (UE) creció desde ser una comunidad comercial de seis naciones en 1958 a un bloque en expansión de 28 países en la actualidad. En conjunto, los países de la Unión Europea constituyen la segunda mayor economía del mundo, y la mayoría de sus miembros utilizan una moneda común: el euro.
Después del Brexit, la Unión Europea perderá su segunda economía más grande (después de Alemania) y su cuarto mayor aportador; así como uno de sus más poderosos defensores de libre comercio.
Tal vez lo más inquietante, la salida de la Gran Bretaña también revierte el impulso de la Unión Europea por una “unión cada vez más estrecha”, uno de sus principios fundamentales. Si Gran Bretaña puede salirse, ¿quién es el siguiente?
El impacto se produce en un momento en que los fundamentos de la UE ya lucen inestables. Políticos de la derecha en Francia y en los Países Bajos han pedido sus propios referendos sobre la adhesión. El movimiento Five Star de Italia, que está ganando apoyo en las principales ciudades, quiere una votación sobre el euro.
“En un momento de crisis en muchas áreas de la Unón Europea, [el brexit] plantea importantes… amenazas tanto para la unión económica y monetaria, como para la supervivencia de la propia UE”, dijo David Marsh, director general del centro de estudios OMFIF.
Así que, ¿por qué es tan vulnerable Europa?
1. La economía no está cumpliendo
Dos recesiones en los últimos siete años han dejado cicatrices profundas en toda la región. El crecimiento económico está repuntando, pero está muy por debajo de las tasas de expansión previas a la crisis financiera global que golpeó en 2008.
Se están creando empleos gradualmente, pero más de 21 millones de europeos —el 9%— todavía están sin trabajo. El desempleo sigue arruinando la vida de millones de jóvenes en países como Francia, España, Italia y Grecia.
El Banco Central Europeo, el equivalente europeo a la Reserva Federal estadounidense, está bombeando cientos de miles de millones de euros en la economía para hacer avanzar las cosas. Pero no puede hacer todo el trabajo pesado, y el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha pedido una y otra vez a los gobiernos de la Unión Europea que hagan sus economías más dinámicas.
Es más fácil decirlo que hacerlo. Francia recientemente hizo intentos relativamente modestos para hacer sus leyes más amigables hacia los negocios, lo que provocó enormes protestas.
Los líderes de la UE dijeron el viernes 24 de junio que lamentaban la decisión de Gran Bretaña de salir de la unión, pero que se mantendrían unidos en su respuesta.
“Juntos vamos a abordar nuestro desafío común para generar crecimiento, aumentar la prosperidad y asegurar un ambiente seguro para nuestros ciudadanos”, dijeron los cuatro presidentes de las instituciones políticas de la UE en un comunicado.
2. El euro no tiene puntos débiles
La moneda europea sobrevivió a un grave susto hace unos años, en parte gracias a la poderosa intervención por parte de Draghi.
Sin embargo, muchos países que usan el euro todavía arrastran una enorme deuda —un puñado de ellos han pedido prestado un preocupante 100% o más de su PIB—, y están aprisionados por normas de la Unión Europea que limitan su capacidad de gastar dinero para impulsar el crecimiento.
La política de “talla única” sobre las tasas de interés para las 18 naciones del euro también está creando una fuerte presión. El flujo de efectivo del banco central ayuda a las economías más débiles, pero ha sido atacado en Alemania por perjudicar a los ahorradores al llevar las tasas por debajo de cero.
Uno de los problemas del euro es que no está respaldado por un único gobierno que pueda establecer impuestos, pedir dinero prestado, y mover fondos para ayudar a los estados más pobres.
En el pasado, Francia ha pedido un “gobierno de la zona euro”, pero Alemania se opone profundamente a la idea. El ministro de Finanzas, Wolfgang Schaeuble, dijo este mes que responder al brexit con una mayor integración de la UE sería “una locura”.
Y la canciller alemana, Angela Merkel, advirtió el viernes 24 de junio en contra de “sacar conclusiones apresuradas”.
“También enfrentamos un montón de dudas sobre la dirección de Europa… no solo en Reino Unido, sino en otros países también”, dijo Merkel a los reporteros. “Tenemos que asegurarnos de que los europeos sienten que la Unión Europea busca mejorar las vidas de todos”.
3. El terrorismo y la inmigración
Los ataques terroristas y la peor crisis de refugiados del mundo en 70 años están agitando otro de los pilares de Europa: la libre circulación de personas.
En virtud del acuerdo de Schengen de la Unión Europea, que data de hace 30 años, 400 millones de residentes, además de muchos ciudadanos no comunitarios, viajeros de negocios y turistas, deben poder moverse libremente a través de miles de kilómetros desde frontera rusa, hasta la costa atlántica de Francia o Portugal.
Sin embargo, la llegada a la Unión Europea de más de un millón de refugiados y migrantes el año pasado, y los ataques terroristas en París y Bruselas, han puesto al acuerdo bajo una presión sin precedentes.
Alemania y otros países de Schengen han introducido controles de emergencia en las fronteras. Es posible que estos permanezcan por lo menos hasta finales de este año.
“Si otras crisis —una crisis del euro, una crisis de Schengen, una presidencia de Trump— se acumula encima del brexit, existe un peligro real de un colapso”, dijo Mark Leonard, director del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.