Brasil tiene el compromiso de brillar en las justas como anfitrión en la cita olímpica, empañada por los problemas de organización y la crisis política del país.
El anfitrión va en busca del oro con dos de sus ídolos deportivos: Neymar en la cancha de fútbol y Robert Scheidt, en la vela.
Será la vigesimotercera vez que Brasil participa en los Olímpicos, en los que ha logrado acumular 108 medallas: 23 de oro, 30 de plata y 55 de bronce. Esto lo convierte en el segundo país latinoamericano con más medallas en la historia de los Juegos detrás de Cuba, que acumula 208 preseas.
El pentacampeón del mundo en fútbol buscará lo que hasta ahora le ha sido esquivo: una medalla de oro. Brasil ha participado en esta competencia 12 veces y ha ganado tres medallas de plata (en 1984 en Los Ángeles, en 1988 en Seúl y en 2012 en Londres) y dos de bronce (en 1996 en Atlanta y en Beijing en 2008).
Ahí es donde entra Neymar, el jugador de 24 años y estrella del club Barcelona de España tiene el compromiso de llevar a la ‘verdeamarela’ a la gloria olímpica. El ganador de la Bota de Bronce en el Mundial de Brasil de 2014 debutó con la sub-23 en las justas de Londres en 2012.
Neymar marcó tres goles en el torneo, el más memorable fue una anotación de tiro libre frente a Belarús en el segundo partido de la fase de grupos, que fue destacado por el Comité Olímpico como el cuarto mejor de la competencia.
Las genialidades de Neymar no fueron suficientes y la selección fue derrotada frente a México en la final dos tantos a uno.
La selección carioca se colgó en ese entonces la medalla de plata.
En abril de 2016 el Barcelona dijo que la Confederación brasileña había aceptado su propuesta para que Neymar participara en los Olímpicos, pero si quedaba liberado de la Copa América, que se disputó en Estados Unidos entre el 3 y el 26 de junio.
Se espera que la presencia de Neymar en Río sea un impulso positivo para los organizadores de los Juegos y, por supuesto, para los fanáticos que quieren verlo ganador después del sinsabor que dejó entre los hinchas el cuarto lugar de Brasil en el Mundial de Fútbol de 2014, en el que también fueron anfitriones.
Neymar saldrá a la cancha este 4 de agosto como capitán del conjunto brasileño, orgulloso y listo para ponerle fin a la espera por la medalla de oro.
“Con la mano en el corazón… una sonrisa en el rostro y el orgullo de poder representarte”, tuiteó el pasado 26 de julio con la etiqueta #EmBuscaDeUmSonho (En busca de un sueño).
Un marinero curtido
En la Bahía de Guanabara, la misma que ha estado en el ojo del escándalo por los niveles de contaminación y residuos en las aguas, el cinco veces medallista Robert Scheidt competirá en la categoría vela Láser, una clase internacional de embarcación, y es uno de los brasileños favoritos al podio.
Tiene 43 años, y en 2012 en Londres alcanzó su quinta medalla, una presea de bronce, escribiendo su nombre en la historia como el mayor medallista de la historia de la vela olímpica, honor que comparte con su compatriota Torben Grael y el británico Ben Ainslie.
Participó en sus primeros Olímpicos con 23 años, en Atlanta, y se llevó el oro. En 2000, en Sidney, se colgó la plata y cuatro años después repitió y alcanzó la primera posición del podio en la categoría Laser en Atenas 2004. Su cuarta medalla la ganó en Pekín, en 2008, en la modalidad Star, la misma en la que participó en Londres.
“Voy a competir aquí bajo el Cristo. Bajo el Pan de Azúcar. Me siento privilegiado de ser capaz de llegar a competir a la edad que tengo y seguir siendo competitivo. Todo esto hace que estos Juegos Olímpicos sean quizá los más especiales de mi vida”, afirmó Scheidt según cita en la página oficial de las olimpiadas.
Scheidt es una estrella en su deporte. Ha ganado 17 medallas en campeonatos mundiales (12 de oro), 5 medallas en Juegos Panamericanos (3 de oro), 6 títulos en Copa Europea y 6 Campeonatos Sudamericanos.
Está acostumbrado al podio; ha participado en cinco ediciones de los Olímpicos, y en cada una se colgó una medalla. Ahora va por el tricampeonato olímpico. De lograrlo, sería el primero que alcanza un deportista brasileño.