(CNN) – Lejos de las competencias y la polémica, la artista japonés Mariko Mori ha hecho un pronunciamiento silencioso en Brasil.
En la cima de la cascada Véu da Noiva en Mangaratiba (una municipalidad a las afueras de Río de Janeiro), aparece suspendida en el aire su prismática obra ‘Anillo: Uno con la Naturaleza’, un anillo de acrílico de 3,04 metros apoyado en una estructura de acero inoxidable recubierta de teflón.
Mediante una ilusión óptica, el anillo parece cambiar de tonalidad –azul, dorado, transparente– dependiendo de la posición del sol y del espectador.
“El logo de los Juegos Olímpicos, el icónico logotipo es cinco anillos que simbolizan la unificación de todas las naciones y grupos étnicos, y la apreciación de la paz”, dijo Mori.
“Quería agregar un nuevo anillo que simboliza la conexión entre los humanos y la naturaleza”.
Creado como parte del Programa Cultural “Celebra” de los Olímpicos en Río y en colaboración con su organización sin fines de lucro, Fundación Faou, el ‘anillo’ es la segunda de seis obras permanentes que proporcionarán un “testimonio duradero de la belleza natural en su entorno”, según indica el sitio web de la fundación.
“Reflejará la belleza de la naturaleza cada momento del día”, dice Mori.
Un sueño hecho realidad
Parte del trabajo de Mori gira en torno de la tecnología y temas futurísticos, pero la concepción del ‘anillo’ fue indudablemente primitiva.
Hace siete años, mientras estaba de vacaciones en las Bermudas, Mori soñó que caminaba por un bosque tropical, llegando eventualmente a los pies de una cascada en donde se llevaba a cabo una ceremonia. Las mujeres cantaban y rezaban, mientras que los espectadores se sentaban a ver el espectáculo.
“Y de repente, apareció el anillo dorado en la cima de la cascada… fue mágico”, recuerda.
Es por eso que cuando su exposición ‘Oneness’ la llevó a Brasil en 2011, Mori comenzó a buscar la cascada de sus sueños.
“(En Brasil) puedes entender que somos solo un fragmento de las especies de la naturaleza, y puedes realmente experimentar la dinámica de la misma. Incluso, la naturaleza puede apropiarse de la ciudad de Río (de Janeiro), si no prestas atención”.
Pero hacer su sueño realidad tomó tiempo. La obra se finalizó en marzo de 2016 y tomó más de dos años de investigación para encontrar la manera de aplicar las capas de color para crear el efecto deseado: que el color cambie.
Celebrando unidad
Aunque la obra de Mori se hubiese erigido con o sin el apoyo del Comité Olímpico, la artista japonesa piensa que la ocasión no es fortuita, porque los Juegos Olímpicos es “un momento de unificación”.
Y en ese espíritu de unidad, Mori corrió con la antorcha olímpica por las calles de Río, una de las últimas personas en tomar el relevo antes de la ceremonia de apertura.
“No soy realmente deportista, pero me parece un privilegio tener a artistas participando en un evento como este. El relevo de la antorcha no es tan exigente físicamente, como tratar de romper un récord, pero me encanta la idea de que la gente se conecta entre sí llevando el fuego sagrado”, dice Mori riendo.