(CNN) – Cuando Brayden Hubbard cumplió 3 años, su madre sabía una cosa: habría coches. Al pequeño le gustan tanto, que era una obviedad que su fiesta tendría este tema.
Platos, vasos, servilletas y carteles impresos con los personajes de la películas de Disney Cars adornaban la casa de la familia en Yukon, Oklahoma. Parecían listos, pero la mamá Terra empezó a preocuparse cuando vio que faltaba un elemento crucial: los invitados.
“No mucha gente dijo si iba a venir o no”, dijo a KFOR, afiliada de CNN.
Cuando Hubbard pensaba en cancelar la fiesta, alguien llamó a la puerta principal. Eran miembros del Departamento de policía de Yukon. Al principio pensó que su suerte había ido de mal en peor. “Vienen a mi puerta, y siempre piensas que algo está mal”, dijo Hubbard.
Pero los oficiales llegaron como invitados. Sin el conocimiento de Terra, alguien llamó al Departamento diciéndoles que “había un niño pequeño con autismo que iba a tener una fiesta de cumpleaños y preguntó si podíamos aparecer”, recordó el capitán Matt Hofer.
Como la llamada entró durante un cambio de turno, una docena de agentes se presentó, posando para las fotos con Brayden y dejando que el cumpleañero echara un vistazo a la parte interior de sus autos.
Hubbard se emociona pensando en el gesto y lo mucho que significó para su hijo.
“Tienen trabajos importantes. Es peligroso para ellos ir a trabajar ahora mismo, y solo el hecho de que vengan saludar a Brayden, que le digan feliz cumpleaños, significa mucho”.
Hofer dio que aunque el pequeño se olvide de este cumpleaños, su madre siempre lo recordará.
“Como padre, quieres lo mejor para sus hijos, y sobre todo un padre con necesidades especiales”, dijo Hofer a KFOR. “Hemos podido ofrecerle eso. Hemos podido proporcionar un momento de normalidad, supongo”.