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Y él, Wayde van Niekerk de Sudáfrica, es el poseedor de una medalla de oro por los 400 metros planos en Río 2016. Esta hazaña lo llevó a romper el récord de 17 años de Michael Johnson, y todo se lo debe a su entrenadora Ans Botha.

La filosofía de la entrenadora de 74 años es sobre disciplina y trabajo duro, si bien aprendido a través de la risa.

“Nunca eres demasiado viejo para aprender”, dijo Botha, una bisabuela de cuatro con una onda genial de pelo blanco, al sitio web de la IAAF y ese es el principio que aplicó para convertir a Van Niekerk en campeón olímpico.

El joven de 24 años comenzó a trabajar con Botha después del último ciclo olímpico en 2012, cuando empezó sus estudios en la Universidad Free State en Bloemfontein. Ella ha encabezado el entrenamiento de pista desde 1990.

Botha, excorredora de sprints y competidora de salto de longitud, inmediatamente cambió su enfoque de 200m a 400m para protegerlo de lesiones repetidas y los tiempos comenzaron a descender continuamente.

En el 2013, el mejor tiempo de Van Niekerk para el sprint de una vuelta fue de 45.09 segundos, cuando ganó su primera gran medalla en el Campeonato Mundial de 2015, había disminuido a 43.48 segundos y en Brasil, rompió el récord mundial de Johnson con unos sorprendentes 43.03s.

Van Niekerk le dio todo el crédito al régimen de Botha cuando habló con Fox Sports después de su victoria: “Ella me mantuvo disciplinado en la meta y dónde debía estar. Estoy muy agradecido por poder salir a la pista y decir que mi entrenadora me empujó para alcanzar cada nivel y creer que todo es posible”.

“Es una mujer increíble. Ha jugado un gran papel en lo que soy el día de hoy”.

Botha, a quien sus atletas llaman de cariño Tannie Ans, comenzó su carrera como entrenadora con su hija Herma en Namibia, su lugar natal, pero pronto tuvo su propio séquito de atletas.

Su familia se mudó a Bloemfontein a finales de la década de los 80s y ahí fue donde se fortaleció su carrera de entrenadora. Botha considera que el secreto de su éxito se debe a rezar “porque no soy capaz de hacerlo yo sola”.

Puede que haya 50 años entre ellos, pero Van Niekerk y Botha han encontrado un compañerismo de personalidades que funciona.

“Tengo mucho cariño para mis atletas, pero todo se trata de ser estricto”, explica Botha, quien también considera que las entrenadoras ofrecen “algo distinto psicológicamente”.

Ella añadió: “podemos reír, pero cuando tenemos que trabajar duro, trabajamos duro”.

Botha se encontraba en las gradas del Estadio Olímpico de Río para mirar a su alumno estrella ir de inicio a fin, corriendo a ciegas en el carril 8, para ganar su primera medalla olímpica.

“Pensé que alguien me iba a atrapar porque me sentí muy solo y pensé ¿qué está pasando?, ¿qué está pasando?” dijo van Niekerk a los reporteros de Río. “Me dio mucha motivación para seguir adelante”.

“Creo en mí como atleta y creo en mis habilidades”, agregó. “Dios solo mostró qué tanta confianza ha tenido en mi vida y estoy muy agradecido por la continua bendición”.

El atleta de 24 años tuvo su propia carrera increíble en Río y quizás se deba a que las bisabuelas saben de lo que hablan.