(CNN) – Caminar rumbo al altar el día de la boda es algo con lo que todas las novias sueñan. Pero la parte de caminar fue en lo que más se enfocó una mujer de Georgia cuando se comprometió.
Jaquie Goncher de Marietta estaba paralizada hace ocho años, cuando se rompió el cuello durante un clavado en la piscina de un amigo. Ella usó silla de ruedas desde entonces. Por eso sus amigos y familiares se sorprendieron cuando el día de su boda se paró de la silla y caminó rumbo al altar.
Quería resistencia
A través de una terapia física intensa de varios años, Goncher recuperó algunos de sus movimientos. Ella llegó al punto en que se podía parar y caminar un poco si se sostenía contra una pared.
Pero cuatro meses antes de su boda, que ocurrió en mayo en Atlanta, ella quiso lograr más. No solo quería caminar rumbo al altar, sino también bailar durante su recepción.
“Quería tener la resistencia para disfrutar la boda sin la silla de ruedas”, dijo Goncher.
Para lograrlo trabajó con un terapista físico e hizo ejercicio en el gimnasio con ayuda de Andy, su futuro esposo. Ella logró la mayor parte de su progreso luego de que se mudó de la casa de su madre y se volvió autosuficiente.
Finalmente pudo caminar
Mientras el día de la boda se acercaba, ella se sentía lista. Pero todavía estaba nerviosa.
“Todo el tiempo antes de la boda, creí que iba a vomitar”, dice.
El día de la boda, ella llegó en su silla de ruedas. Entonces, con la ayuda de su madre y su abuela, se puso de pie y caminó hacia su futuro esposo.
Los impresionados familiares y amigos lloraron de felicidad, al igual que Andy Goncher, a pesar de que él conocía su pequeño secreto.
Pudo bailar toda la noche
Pero para Goncher no terminó todo en ese momento. Cuando comenzó la recepción, cambió su silla de ruedas por la pista de baile, donde se mezcló con los invitados todo el tiempo. Inclusive ella estaba impresionada sobre lo bien que podía moverse.
Sin contar las veces que se sentó a comer y a ver otros bailar, Goncher estuvo de pie por poco más de cuatro horas ese día. Antes de eso, ella solo podía estar máximo 20 a 30 minutos de pie de forma continua.
Goncher dice que su fe la ayudó a través de todo esto.
“Lo que me permitía continuar fue mi fuerza en Dios”, dice.
Quiere salir de la zona de confort
Aunque ella está caminando más, Goncher todavía usa su silla de ruedas debido a que se siente cómoda en ella luego de los años de uso. Pero el salir de esa zona de confort es en lo que ella está trabajando ahora.
“Ahora es más como un desafió mental para mi”, dice Goncher, que se preocupa por cosas como salir a un restaurante y no tener la silla cerca si necesita algo rápidamente, como ir al baño.
“Si no hay nadie para ayudarme, ¿qué puedo hacer?”.
Ahora tiene un bastón y se ha comprometido a usarlo más para moverse por todos los lugares.