(CNNMoney) – Hace una década, la pequeña ciudad de Hazleton, en Pensilvania, saltó a la fama por sus duras leyes contra los “inmigrantes ilegales”. La ciudad amenazó con grandes multas y sanciones a quien alquilara una habitación o diera trabajo a un indocumentado.
Pero las cosas han cambiado drásticamente desde entonces. Hoy día, los latinos son el motor económico de Hazleton.
Desde el año 2000, la población latina de la ciudad se ha disparado, desde el 4% hasta más del 40%, y se han abierto decenas de empresas latinas, que han dado miles de puestos de trabajo muy necesarios.
El español es el idioma dominante en las calles de Hazleton, y se escucha bachata a través de las ventanas de los autos que pasan.
“Antes de que llegáramos, esta ciudad estaba muerta”, dijo Demetrio Juárez, chef y propietario de El Mariachi, un restaurante mexicano de la ciudad. “Le dimos vida a la ciudad”.
No hace mucho tiempo, Hazleton estaba al borde de la desaparición. Las minas de carbón fueron cerrando, la generación de más edad fue muriendo y los más jóvenes se fueron de la ciudad en busca de mejores empleos.
Los legisladores locales comenzaron a ofrecer incentivos fiscales generosos para atraer empresas de manufactura. Poco a poco, se fueron instalando en la ciudad y sus alrededores almacenes, centros de distribución y otras plantas.
“La gente con un título universitario no vuelve para vivir aquí”, explicó Longazel, que creció en Hazleton y escribió un libro sobre la evolución de la ciudad titulado “Undocumented Fears” (Temores indocumentados).
Sin embargo, muchos inmigrantes latinos de primera y segunda generación vieron las cosas de manera diferente en Hazleton. Muchos de los empleos de la zona no exigían educación superior y el costo de vida era bajo.
A partir de la década de 2000, los latinos comenzaron a mudarse en masa a la ciudad.
Los cambios demográficos fueron sorprendentes. Las escuelas y hospitales de Hazleton comenzaron a sentir la presión de la repentina avalancha de nuevos residentes, dicen los locales.
Para el año 2006, la situación llegó a un punto álgido. El alcalde de Hazleton, Lou Barletta, se comprometió a hacer de la ciudad “uno de los lugares más difíciles de Estados Unidos” para los inmigrantes ilegales y aprobó una ordenanza para lograrlo.
Según esta ley, los propietarios alquilaran propiedades a los inmigrantes indocumentados podrían recibir multas de hasta 1.000 dólares al día. También incluía castigos para las empresas que contrataran indocumentados. Y se obligó a los inquilinos a demostrar que eran residentes legales y a registrarse en la ciudad.
Tras aprobarse las ordenanzas, el entonces presentador de CNN Lou Dobbs, que durante años despotricó contra los que llamaba “ilegales”, emitió su programa en directo desde Hazleton. Barletta apareció varias veces en el programa y la ciudad se convirtió en un famoso centro anti-inmigrante (Dobbs dejó CNN den 2009).
Barletta, que ahora es un miembro del Congreso EE.UU., sostiene que su postura es “decididamente pro-inmigrante”.
“¿A quién le perjudica más que venga gente que ha violado las leyes migratorias en busca de trabajo en este país? Es a los inmigrantes legales, y a otros trabajadores legales, que compiten directamente con los inmigrantes ilegales por los ya de por sí escasos empleos que hay”, escribió Barletta en un correo electrónico a CNNMoney.
Las ordenanzas fueron declaradas inconstitucionales por un tribunal federal de apelaciones en 2010. “Lo que es decepcionante en toda esta saga es el hecho de que la Corte Suprema se negara a escuchar nuestro caso”, agregó Barletta.
“Sangre nueva”
“La gente que llega es sangre nueva”, dijo Carmen DeLese, de 84 años, originario de Hazleton, y dueño de la panadería Carmen’s Bakery en Broad St. “Se están abriendo muchas tiendas pequeñas hispanas, están trabajando y pagando impuestos”, declaró.
Los latinos no solo son dueños de muchas de estas tiendas pequeñas. Tres de los mayores empleadores de la zona son empresas mexicanas: Bimbo Bakeries USA, Mission Foods, y Wise.
Torres-Aranda, ciudadano con doble nacionalidad mexicana y estadounidense que nació en Hazleton, es además el dueño de Advanced Tech, un centro de investigación y desarrollo de productos para la perforación de esquisto.
“Es increíble que Hazleton, que fue un epicentro de la retórica [contra la inmigración ilegal] que hoy escuchamos, es ahora un lugar donde las empresas mexicanas crean empleos para todos”, manifestó Torres-Aranda.
“Hace cinco o seis años, no teníamos (tiendas como) Lowe’s o Wal-Mart o un Giant Supermarket con el servicio de 24 horas”, comentó Amílcar Arroyo, residente de Hazleton de 30 años y director de El Mensajero, un periódico mensual en español . “Acaban de construir un gran concesionario de coches con cuatro grandes marcas en Hazel Township”.
Entre los mayores empleadores de Hazleton están una planta empacadora de carne de Cargill y un centro de distribución de Amazon.com, explicó Longazel.
Aún así, la ciudad tiene un largo camino que recorrer. La tasa de desempleo, que llegó a ser del 17% en julio de 2012, ha caído a alrededor del 10% - pero todavía está muy por encima de la tasa nacional, según la Oficina de Estadísticas Laborales. Y el ingreso promedio estaba en 16.871 dólares en 2015, también muy por debajo de la media nacional, según la Oficina del Censo.
Pero con las grandes inversiones que se están haciendo y las mejoras en el centro de Hazleton, sus residentes se muestran optimistas.
“Acabamos de rehacer toda la calzada de Broad Street, en el centro. Fue un proyecto de 36 millones de dólares en la arteria de la ciudad”, dijo el nuevo alcalde de Hazleton, Jeff Cusat. “Ahora están apareciendo empresas a ambos lados de la calle”.
Además, tres edificios que se habían dado por muertos se están convirtiendo oficinas. “Es otro proyecto de 20 a 30 millones de dólares”, agregó.
“El nuevo alcalde tiene buenas relaciones con la comunidad hispana y hay muchas oportunidades para expandir sus negocios en esta ciudad”, declaró Ben Medina, un líder comunitario. Medina es director ejecutivo del Centro Comunitario Hazleton One, que ofrece clases de español e inglés, entre otros programas para la comunidad.
“Aprendimos nuestras lecciones de la pelea con Barletta”, señaló Juárez. “No vamos a dejarnos intimidar, y mucho menos por los políticos que quieren hacernos daño y hacernos sentir inferiores”.