(CNN) – En un mapa típico del mundo, Canadá es una gran nación.
Tiene seis husos horarios, con interminables llanuras se extienden de un océano a otro, dominando grandes franjas de la mitad norte del planeta.
Pero, en realidad, tres Canadás podrían encajar cómodamente en el interior de África.
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Nuestro mapa del mundo es tremendamente engañoso.
Es es culpa del cartógrafo europeo Geert de Kremer, más conocido como Mercator, y su proyección cartográfica del siglo XVI.
Aunque es una forma conveniente de trazar el mundo, el mapa distorsiona el verdadero tamaño de los países.
“De alguna manera esta proyección cartográfica llegó a ser utilizada en la mayoría de los mapas del mundo, especialmente los producidos para las aulas de clase desde el comienzo de la década de 1900”, dice Menno-Jan Kraak, presidente de la Asociación Cartográfica Internacional y profesor de la cartografía de la Universidad de Twente, en Países Bajos.
“La mayoría de nosotros hemos crecido con esta imagen del mundo”.
Hecho para los capitanes
La proyección de Mercator de 1569 fue hecha para navegar por los mares: dibujar los meridianos y paralelos como líneas rectas que se cruzan en ángulo recto ayudó a los marineros a navegar algunos de los difíciles primeros viajes alrededor del mundo.
Mercator hacía inicialmente globos. Pero luego transferir su mapa de una superficie curva tridimensional a una hoja de papel era problemático. Tomando el ecuador como el centro lógico del mapa deja grandes y confusos vacíos cerca de los polos.
La solución de Mercator fue estirar los extremos norte y sur del globo para llenar esos vacíos, produciendo un mapa elegante y utilizable.
Aunque fue una herramienta revolucionaria para capitanes y exploradores, la proyección distorsiona el tamaño relativo de los continentes, en beneficio de Occidente.
Las repercusiones de esto todavía se sienten hoy.
Un mapa hecho por Europa para Europa
En el mapa de Mercator, África —que está en el ecuador y no queda no distorsionado— queda mucho más pequeño de lo que realmente es.
Sin embargo, Canadá, Rusia, Estados Unidos y Europa se aumentan en gran medida.
La distorsión es mayor cerca de los polos: Groenlandia, que se ve sobre del mismo tamaño que toda África en el Mercator, es un ejemplo clásico. En verdad, no es más grande que la República Democrática del Congo.
Que los países europeos y norteamericanos estén agrandados no es un accidente. Este sistema proporciona más espacio para los cartógrafos occidentales para marcar pueblos, ciudades, carreteras, etc, en su parte del mundo, dice Kraak.
“Si quisieras tener una proyección cartográfica con áreas iguales entonces no habría casi espacio en el mapa para visualizar todos [estos detalles]”.
Había, por supuesto, mucho que mapear en África también, pero eso les importaba menos a los cartógrafos del norte, añade.
¿Una herramienta política?
Uno de los peligros del mapa de Mercator es que puede hacer que los países agrandados parezcan poderosos e intimidantes.
“El término ‘Poder de representación y representación del poder’ resume bastante bien cómo están vinculados los mapas y el ascenso de los estados-nación occidentales —y con eso, el imperio y el colonialismo—”, dice Marianne Franklin, profesora de medios globales y política en Goldsmiths, Universidad de Londres.
¿Fue el imperialismo europeo posterior quizás estimulado por un mapa que refuerza las nociones de importancia de esas naciones?
“Los mapas del mundo que prevalecen hoy en día se han incrustado en la imaginación occidental desde el Imperio británico. Siguen (prevaleciendo) a pesar de muchos cuestionamientos a su imparcialidad y exactitud porque mantienen la presunción anglo-euro-americana de que el mundo les pertenece, y gira en torno a estos ejes geo-culturales”, dice Franklin.
En tiempos más recientes, los mapas se han utilizado para la propaganda, añade Kraak.
Consideremos Rusia, por ejemplo.
“Si se toma la proyección de Mercator, donde Rusia parece enorme, le dan un color rojo brillante y luego al compararlo con el resto de Europa puedes ver lo peligroso que puede considerarse”, dice Kraak.
No hay mapa perfecto
Lamentablemente, no hay tal cosa como un mapa perfecto. Debido a que la tierra es una esfera —con forma más similar a la de una papa, de hecho— es imposible hacer un mapa sobre una superficie plana y sin errores de proporción, explica Kraak.
Algunas escuelas han empezado a utilizar una serie de proyecciones alternativas. En EE.UU. y Alemania, por ejemplo, mapas basados en la llamada proyección de Winkel Tripel, que tiene menor asimetría, han comenzado a sustituir el mapa Mercator desde loas años veinte hasta la década de 1980.
Pero nunca han logrado el dominio de la Mercator.
Un impulso digital
La revolución digital ha reforzado aún más el dominio del Mercator.
Hoy en día la proyección de Mercator es utilizada como una plantilla en Google Maps, OpenStreetMap y Bing, dice Kraak.
De guiar los exploradores del siglo XVI en altamar a ayudar a la gente a encontrar Pokémons en sus teléfonos inteligentes, el trabajo de Mercator sigue influyendo en cómo la gente ve el mundo siglos después de su muerte.