Colombia vivió una jornada histórica: fue a las urnas para decidir sobre el acuerdo de paz entre el gobierno y la guerrilla de las FARC para poner fin a un conflicto de 52 años.
En un resultado que pocos anticipaban, los colombianos rechazaron por un estrecho margen el acuerdo negociado durante cuatro años.
Aquí están algunas claves de la histórica jornada:
Una Colombia partida por la mitad
Los resultados de la consulta, con el 99,91% de las urnas escrutadas, muestran que el No obtuvo la victoria con el 50,21% (6.431.376 votos), frente al 49,78% que apoyó el Sí (6.377.482 votos).
Esto deja un país dividido a la mitad. Esta división no solo se da en votos, sino también geográficamente: los departamentos del centro del país, más urbanizados y que menos sufrieron la violencia, votaron por el No, mientras los departamentos más rurales y que más sufrieron el conflicto votaron por el Sí.
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La abstención y el efecto del huracán Matthew
Según los datos oficiales, la participación en el plebiscito fue del 37,43%, es decir, hubo una abstención de más del 60%.
El coletazo del huracán Matthew, que produjo fuertes lluvias en buena parte de la Costa Caribe y en parte de la Costa Pacífica, obligó a suspender las votaciones horas antes del cierre en por lo menos 14 municipios de los departamentos de La Guajira, Magdalena y Atlántico.
Autoridades de esos lugares solicitaron entonces que se ampliara el plazo para cerrar las urnas o que incluso se autorizara votar el lunes, pero el Consejo Nacional Electoral rechazó la solicitud, con el argumento de que el Código Electoral no lo permite.
¿Qué se votó exactamente?
¿Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera? Esa era la respuesta que debían responder los colombianos convocados a las urnas con un Sí o un No.
El acuerdo de paz fue firmado el pasado 26 de septiembre en una ceremonia en la ciudad de Cartagena a la que asistieron varios líderes mundiales.
Mediante el acuerdo se estableció un cese al fuego definitivo, la desmovilización y desarme de los guerrilleros y la justicia transicional: todos los delitos serían investigados, juzgados y sancionados, pero los guerrilleros no recibirían pena de cárcel si reconocían sus crímenes. Quienes reconocieran delitos de lesa humanidad tendrían restricción efectiva de la libertad de 5 a 8 años. Quienes contaran la verdad y colaboraran pero de forma tardía, tendrían una pena privativa de la libertad de entre 5 a 8 años en el régimen ordinario. El guerrillero que no colaborara y no entregara la verdad, pagaría cárcel con una pena de entre 15 y 20 años en la justicia ordinaria.
El acuerdo garantizarían también 10 curules para las FARC en el Congreso colombiano en los períodos de 2018 y 2022.
¿Por qué se votó ‘No’?
Los críticos consideran que el acuerdo no es lo suficientemente duro con los combatientes de las FARC, sobre todo porque rechazan que los guerrilleros no reciban penas de cárceles, y también que la guerrilla tenga participación política asegurada.
Para Salud Hernández, corresponsal del diario español El Mundo que fue secuestrada por el ELN -la segunda mayor guerrilla del país- en mayo, el acuerdo no es justificable para los colombianos.
“No creo que sea justo en ningún sentido de lo que significa justicia”, dijo.
“Las tragedias de la guerra, las lágrimas de las personas, las pérdidas que ha sufrido la gente y las familias”, dice ella sobre una guerra “estúpida” que ha “plantado mucha más tragedia que miseria”.
Aunque el acuerdo de paz tiene un abrumador apoyo internacional -como mostró la presencia de numerosos líderes en la firma de Cartagena-, el expresidente Álvaro Uribe lideró la campaña del ‘No’ argumentando que da impunidad a los guerrilleros. También acusa a Santos, su sucesor, de ceder ante las demandas de las FARC.
“Hay víctimas y hay personas que quieren venganza y personas que no pueden perdonar los horribles crímenes de la guerra civil”, dijo Jennie K. Lincoln del Carter Center. “Esto es lo que el proceso de paz les pide a los colombianos: perdonar, no olvidar, pero perdonar y seguir adelante”.
“Ese es el elemento más difícil para la sociedad colombiana: cómo seguir adelante luego de 50 años de guerra civil, y un acuerdo de paz que no castigue a todos los responsables que a la gente les gustaría ver castigados”, agrega Lincoln.
Sin plan B, ¿qué sigue?
Aunque afirmó que no había un plan B si el resultado del plebiscito era No, el mandatario Juan Manuel Santos dijo que a partir de este lunes convocará a todas las fuerzas políticas para dialogar y determinar el camino a seguir.
“No me rendiré, seguiré buscando la paz hasta el último momento de mi mandato porque ese es el camino para dejarle un mejor país a nuestros hijos”.
Por su parte, tras conocer los resultados del plebiscito, Rodrigo Londoño Echeverri, líder de las FARC, dijo que “la paz prevalecerá”.
El alto el fuego se mantiene
En una alocución televisada, Santos dijo que el cese bilateral del fuego al que llegó con la guerrilla “sigue y seguirá”.
Por su parte, el líder de las FARC, dijo que ese grupo mantiene “su voluntad de paz y reitera su disposición de usar solamente la palabra como arma de construcción hacia el futuro”.