Nota del editor: Dean Obeidallah, un exfiscal, es el conductor del programa diario de radio SiriusXM ‘The Dean Obeidallah Show’ y columnista de The Daily Beast. Síguelo @TheDeansreport. Las opiniones expresadas en este comentario pertenecen exclusivamente al autor.
(CNN) – Nada dice que Donald Trump tiene el juicio y el temperamento para ser presidente de los Estados Unidos como tuitear a las 7:14 la mañana del domingo que Saturday Night Live debe ser cancelado.
Pero ahí estaba Trump, a solo 24 días de la elección, enviando otro tuit desquiciado mientras la mayoría de los estadounidenses todavía estaban durmiendo: “Momento de retirar el show aburrido y sin gracia. La actuación de Alec Baldwin apesta… ¡Fraude electoral mediático!”
Al parecer Trump estaba molesto con la forma en que SNL lo representó en una parodia del segundo debate presidencial. En el capítulo, Hillary Clinton fue satirizada en numerosas ocasiones por ser demasiado calculadora y poco sincera, pero eso no fue suficiente para Trump.
Tal vez Trump estaba enojado porque uno de los mejores momentos de la parodia fue cuando se destacó su hipocresía en relación con las recientes afirmaciones de presuntos asaltos sexuales. Alec Baldwin, imitando a Trump, exigió que las víctimas de la supuesta mala conducta sexual de Bill Clinton “deben ser respetadas y sus voces deben ser escuchadas”. Pero cuando se le preguntó sobre las mujeres que lo acusan a él de mala conducta sexual, replicó: “Necesitan callarse”.
Bromas aparte, el tuit de Trump pidiendo que el show sea cancelado debe preocupar a todos los estadounidenses. Tenemos una rica tradición de comedia sobre nuestros políticos. No puedo recordar ningún presidente o candidato presidencial satirizado en un programa de televisión diciendo que es hora de sacarlo de las ondas.
Aunque he realizado monólogos en Medio Oriente, donde los líderes han compartido un sentimiento similar. De hecho, el Jon Stewart de Egipto, Bassem Youssef, fue detenido por burlarse del entonces líder del país y el programa de televisión fue cancelado en última instancia. Pero, ¿es realmente un modelo que queremos emular en Estados Unidos?
Ahora bien, esta no es la primera vez que Trump ha arremetido contra los cómicos que lo imitan. Cuando Seth Meyers lo hizo en la cena de corresponsales de la Casa Blanca en 2011, Trump lo llamó “tartamudo”.
Pero eso fue suave en comparación con la forma en que respondió a Jon Stewart y Bill Maher. En el caso de Stewart, que desde hace años lo reta por su comportamiento extravagante y sus comentarios, Trump tuiteó que estaba “muy sobrevalorado” y era una “falsa total”. Y en su actividad en redes sociales, Trump incluso rozó lo antisemita cuando se burló de Stewart al tuitear su verdadero apellido, “Leibowitz”.
Y en el caso de Maher, en realidad Trump demandó al comediante por 5 millones de dólares. Fue en respuesta a una broma de 2013 en The Tonight Show, cuando Maher dijo que donaría 5 millones de dólares a la caridad si Trump podía demostrar que no era “el engendro de su madre teniendo sexo con un orangután”. Esta broma fue en respuesta a la misma oferta de Trump si el presidente Barack Obama liberaba sus transcripciones de la universidad. Trump retiró la demanda, pero el mensaje era claro: se burlan de mí, les puedo demandar.
Emparejado todo esto con los llamados de Trump durante esta campaña para cambiar las leyes sobre difamación para que sea más fácil demandar a los medios de comunicación que le critican injustamente, no es un asunto de risa.
¿Utilizaría como presidente el aparato del gobierno federal, como la Comisión Federal de Comunicaciones, para intimidar a los cómicos y disuadirlos de burlarse de él? Sí, sé que tenemos la Primera Enmienda, pero alarmantemente apuesto a que hay partidarios de Trump que estarían de acuerdo con cualquier cosa que Trump pide, incluso si es rotundamente inconstitucional.(Trump se ha jactado de ello, diciendo que podría matar a alguien en la Quinta Avenida y sus partidarios seguirían con él).
E incluso si Trump no llegara tan lejos, sus ataques a SNL podrían tener un efecto negativo. Los comediantes, temiendo tanto su presencia en los medios sociales como la ira de sus millones de seguidores en Twitter, podrían permanecer en silencio en todos los asuntos relacionados con Trump.
Rezo para que SNL no deje que el tuit de Trump lo disuada en su misión de comedia. Necesitamos que Trump haga reía a Estados Unidos de nuevo.