(CNN Español) – En el mapa de la empatía del mundo se destacan tres países de nuestra región. No son los más grandes, tampoco los más ricos. Son en los que la gente puede relacionarse más fácilmente con una conexión emocional con las experiencias de otra persona. En otras palabras, son los países cuyos habitantes se pueden identificar con el otro y compartir sus sentimientos.
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Y en eso, los ecuatorianos son los mejores. Lideran el ranking, seguidos por los habitantes de Arabia Saudita y Perú. Los costarricenses están en el noveno lugar, mientras que Estados Unidos está en séptima posición.
Así lo indica un estudio publicado en la revista Journal of Cross-Cultural Psychology, realizado a 104.365 adultos de 63 países. La investigación exploró niveles de colectivismo, amabilidad, responsabilidad, autoestima, emotividad, bienestar subjetivo y comportamiento prosocial.
El presidente de Ecuador celebró el resultado del estudio. “El pueblo ecuatoriano, el más empático del planeta. ¡Que nos roben todo, menos la esperanza!”, dijo Rafael Correa en Twitter.
A la par de los latinoamericanos, hay tres países de Oriente Medio en el top 10 —Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Kuwait—, pero puede decirse que la diversidad cultural es notoria en los primeros lugares: hay países de todos los rincones del planeta. Vale decir que la mayoría de los países de África no fueron analizados en el estudio.
Los 10 países más empáticos del mundo
De la región aparecen México en el puesto 14, Chile en el 25, Colombia en el 43, Argentina en el 48, Brasil en el 51 y Venezuela en el 62, siendo penúltimo de los países estudiados.
¿El último lugar? Lo ocupa Lituania. De hecho, siete de los 10 países peor calificados son del Europa del Este, incluyendo a Estonia, Polonia y Bulgaria.
El estudio —realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Michigan, la Universidad de Chicago y la Universidad de Indiana— también muestra que las mujeres son más empáticas que los hombres y que los mayores lo son más que los más jóvenes.
Según la revista, el estudio “amplía nuestra comprensión acerca de cómo las características psicológicas varían de una cultura a otra y cómo estas características se pueden manifestar en los indicadores nacionales más amplios de la conducta prosocial”.