Después de 20 años viviendo en Estados Unidos, el peruano Marthin Chan votó por primera vez. Dice que el gigante despertó para estas elecciones presidenciales y que todos, unidos, llevarán a un presidente latino a la Casa Blanca en los próximos años.

“Este país fue construido por gente como tú y yo, inmigrantes. Soy padre y quiero a alguien que vele por el futuro de mis hijos en este país”, dijo El Chino, como le dicen sus amigos, quien ya votó anticipadamente.

¿Podrán realmente los latinos elegir al próximo presidente de Estados Unidos? En nueve estados el electorado latino sería decisivo, según estudio de la Universidad de la Ciudad de Nueva York en conjunto con CNN: Nevada, Carolina del Norte, Virginia, Colorado, Nueva Hampshire, Pensilvania y Wisconsin, Florida y Ohio.

Mucho se ha hablado del poder de ese “gigante dormido” en estas elecciones presidenciales de 2016. Pero, ¿quiénes son? Y lo que inquieta a muchos: ¿están votando? Quisimos averiguarlo y este fue el resultado.

“No tuve que luchar tanto como otros latinos. Mi madre, soltera, lo hizo por mí”

Scarlet Jiménez (36 años)

“Nací en República Dominicana y me mudé a Washington DC en 1983, cuando tenía tres años. Mis padres trabajaban para la embajada. Pero poco después de llegar a Estados Unidos, el gobierno cambió y con eso el trabajo, además mis padres se divorciaron. Mi padre volvió a Santo Domingo y mi madre se quedó aquí conmigo, junto a mi hermana. Como madre soltera, tenía de dos a tres trabajos como empleada doméstica, así fue la mayor parte de mi infancia. Creo que he tenido mucha suerte de no haber tenido que luchar tanto como otros. Mi madre lo hizo por mí, para que yo no tuviera que hacerlo y se aseguró de que mi educación siempre fuera la prioridad. Fui a una escuela primaria bilingüe, para no perder mi idioma y mi cultura. Ella me enseñó que todos los trabajos son dignos y que todo el mundo merece ser tratado con respeto. Eso me inspiró y durante los últimos 13 años he trabajado por los derechos de los trabajadores, en justicia social. En los próximos años temo que las cosas pueden empeorar en vez de mejorar. Le diría al próximo presidente que necesitamos leyes en este país que ayuden a unir a la gente y no a deportarla.”

“La tortillería de mis padres se transformó en el sueño americano de todos”

Eden Ramírez (27 años)

“Soy méxicoamericano y estudiante de leyes en St. Mary’s University. Mis padres llegaron a Houston, Estados Unidos, recién casados, ahí nací yo. Venían de Díaz Ordaz, Tamaulipas, México, con el sueño americano, todo para dar a su familia un futuro mejor. Cuando tenía dos años nos mudamos a la ciudad de Mission, Texas. Venimos de una familia pobre, que se mudaba de un hogar a otro, incluso tuvimos que vivir en la casa de mi tío por un tiempo. En ese entonces mi papá era mecánico y mi mamá ama de casa. Crecí con dos hermanos, todos durmiendo en una sola habitación, sin aire acondicionado ni calefactor. Cuando cumplí 13 años, mis papás abrieron una tortillería y ahí crecí. Durante la secundaria me levantaba con mis papás para hacer tortillas de maíz desde las 1:00 am hasta las 6:00 am para luego irme a la escuela de 8.30 am a 4.30 am. Y de regreso a casa adormir para hacer tortillas de nuevo. Nuestras vidas cambiaron mucho con la tortillería, me gradué de Ciencias Políticas y me involucré en política estudiantil y local. El voto es nuestra única arma para defender nuestros valores y para luchar por nuestras metas. Es triste que nuestra comunidad no vote como debe, pero tengo fe que eso cambie poco a poco.”

“Me hice ciudadana por temor a que me deportaran a un país extraño” 

Evie Cordova (39 años)

“Nací en El Salvador. Cuando tenía 2 años mi mamá me dejó con un familiar y vino a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades y una mejor vida para nosotras. Ella entró al país ilegalmente y poco tiempo después me mandó a buscar. A los 4 años nos reunimos de nuevo y después nos mudamos a Maryland, donde he vivido la mayor parte de mi vida. La barrera idiomática fue difícil para mí. Ahora tengo 39 años pero en esa época no había mucha información en español, no era como en estos tiempos que uno encuentra todo en internet. Por mucho tiempo fui la única latina en mis clases, pero tuve la suerte de que mis compañeros nunca me hicieron sentir mal por ser diferente. Aunque sí, una vez se rieron porque yo no podía pronunciar la palabra “cherry” correctamente. Entonces desde ese día me aseguré de hablar inglés perfectamente. Mis padres siempre trabajaban mucho y les pagaban poco. Sin mucha supervisión tomé ciertos caminos que no fueron las mejores. En 2003 mi mamá me convenció de obtener mi ciudadanía estadounidense. Ella siempre me decía que si alguna ley cambiaba y me mandaban a El Salvador, ¿qué iba hacer yo si no sabía nada de ese país?. Eso me motivó a obtenerla; por miedo que me regresaran a un país extraño. El día que fui a la ceremonia para obtener mi ciudadanía tenía sentimientos encontrados, porque aunque soy estadounidense y pienso en inglés, en mi casa se hablaba en español y se seguían costumbres latinas, pero nunca me sentí lo suficientemente latina. No soy de allá ni de aquí. Decidí votar para honrar el sacrificio de mis padres y de las familias que no pueden votar aunque quieran. Necesitamos un país unido y no dividido. Por eso es que nos llamamos los Estados Unidos.”

“Mi novio es un inmigrante latino”

Stanton Martin (28 años)

“Crecí en Mississippi pero ahora vivo en Austin, Texas. Mi novio es un inmigrante y esa es una de las razones por las que esta elección es tan importante para mí. Ser gay en un hogar muy religioso y conservador fue difícil para mí, pero mis padres me siguieron amando cuando les dije que era gay. Poco después de contarles, mi mamá murió de cáncer. Su muerte fue muy dura para mí, pero sé que ella quería que yo fuera feliz y que tuviera una buena vida. Espero que Estados Unidos esté menos dividido en los próximos años, es un país que fue creado por inmigrantes y eso no se debe olvidar. No deben temerles, todos podemos ser estadounidenses juntos. He votado para ayudar a los inmigrantes, musulmanes, gays y otros que no tienen voz en los Estados Unidos.”

“No sabía inglés, solo había venido a Disney antes”

Marthin Chan (44 años)

“Nací en Lima, Perú. Mi papá trabajaba para la ONU y mi mama como filósofa, entonces llegó la oportunidad de venir a Estados Unidos en 1982, con destino a White Plains, NY. Tenía nueve años y venía de haber vivido en Bogotá, Colombia. No sabía inglés, solo había conocido Disney antes. Rápidamente me tuve que asumir como un peruano-americano. Mis amigos en el barrio no eran latinos entonces tuve que aprender el idioma rápido. Ahora vivo como alguien bilingüe, soy productor musical y ayudo a jóvenes a desarrollar su talento. He sido nominado a los Grammy Latino, algo que me emociona mucho. Siempre quise escribir canciones y contar historias. He vivido en muchos países, desde Canadá a Israel, y eso me da una perspectiva más abierta del mundo. Después de 20 años viviendo en este país me hice ciudadano y voté por primera vez. Espero que en el futuro un presidente latino le abra los brazos a Latinoamérica”.

“Los puertorriqueños somos inmigrantes”

Joy Ortiz Pérez - DJ Melody (29 años)

“Crecí en Puerto Rico, en el humilde pueblo de Manatí. Llegué a Estados Unidos en el 2002 con mi madre y con 50 centavos en el bolsillo. Vinimos porque mi hermana padecía de cáncer. Lamentablemente en el 2009 la enfermedad le ganó la batalla y ella falleció a los 18 años. En ese tiempo entré a estudiar a la secundaria, viviendo con mi tía, mi madre y un gran grupo de personas para poder sobrevivir. Mi mamá se pasaba las 24 horas del día en el hospital con mi hermana. Yo en la escuela tuve altas y bajas por el idioma, en Puerto Rico era un estudiante de 4 puntos, pero bajé mis notas dramáticamente. Luego salí directamente de la escuela a trabajar; en hoteles, limpiando, junto a mi madre. Actualmente he estado yendo y viniendo a la isla porque seguí una carrera artístico, canto desde los 5 años. Además tuve una niña que ahora tiene siete años, estoy feliz de ella haya nacido en esta linda tierra americana, que nos ha privado de muchas oportunidades a nosotros los inmigrantes. Aunque los puertorriqueños somos ciudadanos americanos nos consideramos inmigrantes porque dejamos nuestra tierra y todo para venir a sacrificarnos por buscar una mejor vida.”

“Soy mexicana, aunque haya nacido en Estados Unidos”

Susana Gómez (34 años)

“Soy mexicana, pero nací y crecí en San Diego, CA. Mi madre es de Michoacán y mi padre de Vallarta. Hoy mi papá está retirado después de muchos años de haber trabajado en la construcción y después en un fábrica. Mi mamá, a sus 69 años, sigue trabajando duro, en el aeropuerto de San Diego, haciendo la limpieza. Gracias a mis papás y su lucha por seguir en los Estados Unidos hoy tengo una buena carrera como Aeromoza y todos mis hermanos y hermanas hemos podido salir adelante. Es realmente un orgullo ser hija de dos personas como ellos que hicieron todo lo posible por que sus hijos tuvieran la mejor vida aquí en este país. En el futuro me imagino a Estados Unidos como es la casa de mis padres: un lugar en el que todos podemos vivir sin importar de dónde venimos, el color o la religión. Sé que muchas personas apoyaban a un candidato en las primarias que lamentable mente no logró ser nominado pero eso no significa que vamos a dejar de votar, aún siguen en dos candidatos allá afuera y uno de ellos tiene que ser la mejor opción. Le diría al próximo presidente que no se olvide de sus promesas, que no se olvide de los necesitados, y que recuerde a aquellos que no votaron por él pero que siguen siendo parte de este país.”

“Este país es el hogar de los soñadores”

Mariela Bagnato (34 años)

“Hace 13 años llegué a Miami y nunca imaginé vivir en Estados Unidos. Pasé los primeros 21 años de mi vida en Argentina y al llegar aquí lo primero que sentí es que este país realmente es el hogar de quienes quieren hacer realidad sus sueños. El camino no fue fácil, como todo inmigrante he comenzado desde abajo, haciendo trabajos que nunca imaginé que haría y adaptándome a un sistema lleno de reglas y requisitos, pero nunca en este camino olvidé que con perseverancia y disciplina siempre sería posible lograr lo que me propusiera. Ahora soy maquillista y trabajo en CNN en Español en Miami. Hace 4 años me convertí orgullosamente en ciudadana americana y deseo que este país siga siendo libre, inclusivo, respetuoso y humano.
Creo que todos los ciudadanos estadounidenses tenemos en estas elecciones un rol importante y cada voto es necesario para nuestro futuro como sociedad.”

“En mi país no podía votar por decir lo que pensaba, aquí fue mi primera vez”

María Camacho (30 años)

“Soy venezolana, crecí en mi país y a los 18 años llegué a Estados Unidos por la persecución que mi papá tuvo en Venezuela, él trabajaba en PDVSA. Fue una tapa muy dura, para todos en la familia. Llegamos aquí por asilo político, en octubre de 2004. Hemos pasado por mucho desde entonces: aprender otro idioma, trabajar y tener que ayudar a mis papás con los gastos. En Venezuela teníamos un estilo de vida muy diferente, de una clase media alta con muchas comodidades. Fue muy duro, luego de la caída económica que hubo en el 2010 y 2011 mis papás perdieron la casa. Ahora, gracias a Dios y a este sistema de gobierno viven en un apartamento que es subsidiado por el Estado y para personas de bajos ingresos. Jamás había podido votar, ni siquiera en mi país, ya que por decir lo que pensaba sobre el gobierno de Chávez me anularon del registro de votación, algo muy frustrante. Este año ha sido mi primera vez votando en un país que no es el mío pero que ya es como si lo fuera”.

“Votar me hace recordar que soy libre”

Amaury Sablon (20 años)

“Nací y crecí en Cuba, en un pequeño pueblo en la provincia de Matanzas. Allí viví hasta los 11 años, cuando tuve la gran dicha de mudarme a Estados Unidos, país que rápidamente se convirtió en mi nueva hogar. En Cuba el derecho a voto es algo que está y ha estado prohibido por muchos años, así que tener el privilegio de escoger a quien yo quiera como mi próximo líder es algo que para mí significa mucho. Es imposible expresar en palabras lo importante que es, pero aún más hacerlo en estas elecciones presidenciales. Tenemos la oportunidad de votar por un nuevo presidente, por senadores, por congresistas, por enmiendas… por el futuro de esta nación que nos ha acogido como inmigrantes. La trayectoria para convertirse en ciudadano americano en este país no es nada fácil, pero vale la pena saber que nuestra voz cuenta, que cuenta tanto como el de nuestro vecino o amigo nacido en esta nación. Llegué a Estados Unidos buscando libertad —económica, política y de expresión— y el tener la oportunidad de votar, me hace recordar que tengo esas libertades y que los resultados de estas elecciones decidirán si tales libertades permanecerán por los próximos años”.

“Votar es parte del proceso de convertirse en ciudadana”

Agatha Ventura (23 años)

“Me vine de Venezuela a Estados Unidos cuando tenía 6 años, con mi familia. Crecí en Weston, Florida. Nos vinimos por oportunidades de empleo para mi papá, pero la mayoría de mi familia todavía está en Venezuela. Siempre he sido buena estudiante y saqué beca para estudiar en la Universidad de California en San Diego. Por mi historia de vida le doy gran importancia a las leyes de inmigración y de educación. Los próximos años de Estados Unidos dependen de quién gane la elección. Es importante votar para ser activo como ciudadano de este país. Sabemos que hacerse ciudadano no es fácil, es un proceso largo y fastidioso. Yo llegué el año 2000 y terminé siendo ciudadana el 2013, votar es parte de ese proceso. Al próximo presidente le diría que con un gran poder viene una gran responsabilidad. Y si tienes esa responsabilidad, recuerda a todos los que tienes representar y ayudar como líder de esta nación”.

“Negro y marrón es como veo el futuro de esta nación”

Adriana Monsalve (32 años)

“Nací en Takoma Park, Maryland, en los suburbios de Washington DC. Como hija de inmigrantes colombianos, lucho con el concepto de “casa”. Como inmigrantes, estamos en todas partes, pero tenemos que pertenecer a algún lugar. Lo que hemos hecho es crear nuestros propios hábitats en ciudades con gente como nosotros. Soy una contadora de historias y comunicadora visual, produzco historias profundas sobre la identidad. El futuro de Estados Unidos se parece mucho a las vibrantes comunidades que he pasado mi vida documentando. América no es de exclusividad de los blancos. No lo ha sido por mucho tiempo. Negro y marrón es como veo lo que el futuro de esta nación. El futuro también es, definitivamente, femenino. Si pudiera, le diría al próximo presidente que ponga a las comunidades marginadas en el centro de su toma de decisiones. Porque si la justicia, los jueces y la igualdad son posibles, tienes que empezar por los bordes. No en el centro, eso es lo más común”.

“Mis padres trabajaban el 24 de diciembre para poder tener el dinero para darme regalos de navidad”

Pamela Donado (29 años)

“Nací en Miami cuando mis padres inmigrantes acababan de llegar de Colombia. Mis papás pasaron por muchas dificultades para poder darme mejor oportunidades de las que ellos tuvieron en Colombia. Hicieron todo tipo de trabajos para que no me faltara nada. Por años trabajaban incluso el 24 de Diciembre para poder tener el dinero para darme regalos de navidad. Mi mamá trabajaba todo el día y después se iba a estudiar toda la noche, mientras mi papá cuidaba a mí y mi hermano. A veces no tenían para pagar la luz o el agua, pero siempre encontraron la forma. Gracias a ellos pude ir la universidad, graduarme, y ser una profesional. En los próximos años me imagino a Estados Unidos como un país más tolerante y con menos prejuicios. Un país que les de oportunidad a la gente que trabaja duro para poder salir en adelante. Yo pienso que votar es algo importante porque nosotros tenemos la oportunidad de elegir a nuestro siguiente líder mientras que muchos otros países no. ¿Cuánta gente no desearía poder votar por mejor liderazgo en sus países? Nosotros tenemos la oportunidad de hacer hacer una diferencia en el país que nos ha dado tanto”.

“Me gustaría que Estados Unidos fuera un país orgulloso de su diversidad”

Mabi Castro (28 años)

“Mis padres son mexicanos y yo nací en San Diego, California. Mientras mi papá trabajaba de conserje para sacar a nuestra familia adelante, mi mamá se empeñaba en buscarnos oportunidades en la comunidad, aunque ella no hablaba inglés. En un futuro me gustaría que Estados Unidos fuera un país orgulloso de su diversidad y a la gente luchando colectivamente por la justicia social. Este 8 de noviembre es importante que todos salgan a votar para tener una voz en las decisiones de nuestro país, no sólo en la elección del próximo presidente, pero también de nuestros representantes locales y de todas las propuestas que nos afectaran día a día”.

“En California y Texas nunca me he sentido una extraña”

Maritza Esquivel (20 años)

“Mis padres, originarios de Zacatecas, me criaron con la cultura mexicana. Como ambos tenían su residencia permanente, nos llevaban a mis hermanos y a mí a visitar a México por lo menos una vez al año. Ahí convivimos con la familia y aprendíamos más sobre el estilo de vida que muchos tenían en México. Con esa exposición directa que tuve, me enamoré de mi cultura y de todo lo relacionado al mundo hispánico. Desde niña, siempre he crecido entre la comunidad hispana. Nací en Salinas, California, pero me mudé a Dallas, Texas con ellos. Ambos lugares tienen una gran cantidad de hispanos, por esa razón, nunca me he sentido extraña con mi cultura. Aunque nací en los Estados Unidos, tengo sangre mexicana. Soy orgullosamente latina y apoyo a mi comunidad, pero también estoy agradecida por las oportunidades que este país le ha brindado a mi familia para poder progresar”.

“Votar es un derecho que otros no tienen; es una responsabilidad”

Joel Avila (34 años)

“Nací y crecí en California pero mis padres son de México. Es importante votar porque es un derecho que otras personas en el mundo no tienen y debemos poner en acción esa responsabilidad, votando por la persona que es la mejor candidata o candidato”.

“Tenemos derechos que muchos quisieran”

Citlally Astorga (36 años)

“Nací en Ciudad de México y llegué a Estados Unidos cuando tenía tres años. Ahora soy paralegal. Mis padres querían un mejor futuro para nosotros, siempre nos inculcaron a soñar en grande y a trabajar duro. Me convertí en un ciudadana naturalizada cuando tenía 17 años. Soy el resultado de padres inmigrantes, por eso hablo tres idiomas: ingles, español y francés. Vivimos en un país que muchos dan todo por hecho. Tenemos derechos que muchos quisieran tener. Nuestro voto es nuestra voz. Es importante luchar por lo que creemos. Me gustaría decirle al próximo presidente de Estados Unidos que no ignore las voces de tantos latinos. Me gustaría que las leyes de inmigración se reformaran, así mas de nosotros podrían tener la opción de convertirse en ciudadanos”. 

“Para llevar a este país se necesita de más suavidad y picardía”

 Mary Jenny Parra (45 años)

“Soy de Caracas Venezuela, crecí en ese bello y libre país. Estudié Comunicación Social en la Universidad Central de Venezuela, tuve mis dos hijas allá, trabajé mucho y tenía una bonita vida. Después del paro petrolero en Venezuela a finales del año 2002, las cosas en el país comenzaron a cambiar y me vi en la necesidad de pensar en emigrar, pero eso finalmente se materializó en el 2008, cuando junto al padre de mis hijas en ese momento, decidimos organizarnos para venirnos a Miami. Una situación del destino conspiró para obtener los tan anhelados papeles americanos y así cumplir ese sueño americano del cual muchos hablan. No ha sido fácil mantenerse con todos los gastos y forma de vida acá, pero aquí toca trabajar sin mirar a los lados y poner todo el empeño en hacer bien las cosas, así somos los latinos trabajadores y proactivos. Al próximo presidente le pediría que fuese menos rígida/o y más simpática/o. Para llevar a este país se necesita de más suavidad y picardía”.

“Siempre he querido hacer una diferencia en el mundo y creo que votar es eso”

Andrea Rodríguez (23 años)

“Nací aquí en los Estados Unidos en Porterville, California. Mis abuelos paternos llegaron Estados Unidos cuando eran adolescentes. Como muchos inmigrantes, trabajaron muy duro para obtener una vida mejor para la familia. Aunque no fui yo quien inmigró, he superado muchas adversidades siendo una mujer mexicano estadounidense. Desde que era pequeña, siempre he querido hacer una diferencia en el mundo y creo que votar es eso, en gran parte. Estoy orgullosa de mis raíces. Espero que esta elección abra la mente de los estadounidenses y anime a las personas a aceptarse mutuamente. Ser americano no significa ser blanco o ser rico. Ser americano es ser una mezcla de raíces, colores, y culturas. Mi deseo para el próximo presidente es que se de cuenta de esto”.

“Vine con toda mi familia, pero se regresaron a Colombia y decidí luchar sola”

Maryfátima Cortina (42 años)

“Nací en Barranquilla, Colombia y viví en mi país hasta 1994, cuando inmigré a Estados Unidos, gracias a Dios como residente legal. Decidimos en familia venir a este país  para abrirnos a nuevas oportunidades, aprender el idioma, conocer nuevas culturas y ahorrar dinero. Sin embargo a lo largo de estos 22 años viviendo acá, no ha sido nada fácil, como pensaba. Mi papá se regresó a Colombia casi de inmediato, mi hermana al año y mi mamá a los 2 años, por consiguiente me tocó luchar sola. Comencé a estudiar inglés y me inscribí en College. He tenido muchos trabajos, comencé en uno de comidas rápidas, después de cajera en un supermercado,  y cuando conseguí un mejor trabajo en un canal de TV, algo que me gustaba, hubo un despido masivo. Cuando me mudé a Arizona sentí el acoso hacia los inmigrantes y también el dolor de amistades que no tenían documentos, en algunas ocasiones me sentí de igual manera. Estoy agradecida con este país por todas las oportunidades que me ha brindado y pienso que en los próximos años va a estar mejor, pero eso depende de que cada ciudadano vote”.

“Como venezolana americana no podía dejar de votar”

Andreina Chiossone (41 años)

“Llegué a Estados Unidos hace 20 años buscando un mejor porvenir y sobre todo para salir de mi país, Venezuela, donde veía que no tenía futuro. Votar es más que un derecho, es tu voz, tu opinión, tu participación, y esto es lo más importante en una democracia. Como venezolana americana no podía dejar de votar, todos somos cómplices y todos somos un país”.