(CNN) – Un juez sentenció a Justin Ross Harris, de Atlanta, a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional por el asesinato de su hijo Cooper, de apenas un año y 10 meses de edad. El menor murió en 2014, luego de que Harris lo dejara encerrado en un automóvil caliente por siete horas, mientras él estaba en el trabajo.
Además, Harris recibió otros 32 años, que deben ser servidos consecutivamente, por condenas en cuatro cargos más.
Harris, de 36 años, quien apareció en el uniforme de color naranja con sus muñecas encadenadas a su cintura, bajó un poco la cabeza cuando la sentencia fue dictada. También cerró sus ojos brevemente, pero además de eso no mostró ninguna otra reacción.
Adicional a la cadena perpetua, la juez de la Corte Superior del condado de Cobb, Mary Staley Clark, sentenció a Harris a 20 años de prisión por crueldad de primer grado contra niños y a otros 10 años por explotación sexual de menores. Cargos que se deben al hallazgo de que Harris intentó convencer a un niño de enviarle fotos de sus genitales en un mensaje de texto.
También recibió un año de pena en cada uno de los dos cargos por delitos menores que se le imputaron, relacionados con difusión de material nocivo a los menores y que hacen parte del hallazgo de los mensajes de texto.
El equipo legal de Harris no planteó circunstancias atenuantes ni evidencia antes de la sentencia. El fiscal adjunto Chuck Boring le dijo a la corte que esto se trataba de una “estrategia para el juicio” impulsada por la defensa. “No hay mucho que discutir o añadir”, explicó el funcionario. “El veredicto del jurado básicamente lo dice todo”, sostuvo.
Boring añadió que la única sentencia que coincide con la “malvada naturaleza” de Harris es la cadena perpetua. La juez Staley estuvo de acuerdo.
Ahora, la condena no significa que el caso, que ha acaparado todos los titulares, haya terminado. Los abogados de Harris, quienes reclamaron que la muerte del niño fue un accidente trágico provocado por un lapsus de memoria, aseguraron que tienen la intención de presentar una moción para un nuevo juicio.
Sin embargo, los fiscales han argumentado que Harris encerró intencionalmente a su hijo dentro del carro Hyundai Tucson ese día porque quería librarse de sus responsabilidades familiares.
Era el 18 de junio de 2014 cuando Harris puso a su hijo en el asiento de bebé para carros y lo amarró con el cinturón de seguridad de este dispositivo. Después manejo desde su hogar, en Marietta (Georgia), hasta el restaurante Chick-fil-A para el desayuno. Luego, fue a la sede corporativa de Home Depot, donde trabajaba. En vez de llevar a Cooper a la guardería, Harris lo dejó dentro del carro todo el día, según lo reveló un testimonio.
Después de las 4p.m. de ese día, cuando Harris manejó hasta un cine cercano para ver una película se dio cuenta de que su hijo seguía en el carro. Paró en el estacionamiento de un centro comercial y sacó el cuerpo de Cooper del coche. Los testigos afirmaron que se veía consternado y estaba gritando.
“‘Yo amo a mi hijo y todo, pero los dos necesitamos escapes’, esas palabras fueron pronunciadas 10 minutos antes de que este acusado, con un abandono egoísta y un corazón maligno, hiciera exactamente eso”, señaló el fiscal adjunto del condado de Cobb, Chuck Boring, durante su argumento final.
La evidencia
La Fiscalía argumentó que Harris podía ver a su hijo sentado en la silla para bebés de su carro. “Si el niño era visible en ese automóvil, entonces no hay ninguna falla en los sistemas de memoria”, sostuvo Boring. “Cooper habría podido ser visto por cualquiera dentro de ese coche. Absolutamente”, insistió el funcionario.
Y si Cooper era visible, continuó el fiscal, “el acusado es culpable de todos los cargos”.
Después del veredicto, los jurados le dijeron a la Fiscalía que la evidencia tuvo un peso importante en su decisión, afirmó Boring.
La evidencia digital mostró que el día en que su hijo murió, Harris intercambió mensajes sexuales y fotos con seis mujeres, incluida una menor.
Los testigos estatales aseguraron que Harris vivía lo que los fiscales calificaron como “una vida doble”.
Ante los ojos de su esposa, familia, amigos y compañeros de trabajo, Harris era un padre y marido amoroso. Ellos desconocían que este hombre mantenía comunicaciones sexuales en línea con múltiples mujeres, incluidas jóvenes menores de edad; que tuvo relaciones sexuales extramatrimoniales en lugares públicos y que pagó por tener sexo con una prostituta.
Ahora, la defensa de Harris siempre sostuvo que su comportamiento sexual no tenía ninguna relación con la muerte de Cooper.
“El estado lo quiere enterrar en esta obscenidad y suciedad que él mismo ha creado, de tal manera que ustedes crean que es tan inmoral y censurable que es capaz de hacer exactamente esto”, afirmó el abogado de la defensa H. Maddox Kilgore, en su intervención final.
Kilgore argumentó que los investigadores de la Policía del condado de Cobb se concentraron únicamente en los asuntos que se ajustan a la teoría del estado e ignoraron la evidencia que apuntaba hacia un accidente.
“Ustedes han sido engañados a lo largo de este juicio”, le dijo Kilgore a los jurados.
El testigo estrella de la defensa: la exesposa de Harris
El testigo principal de la defensa fue la exesposa de Harris y madre de Cooper, Leanna Taylor.
“Cooper era un niño muy dulce. Tenía tanta vida en él. Era todo para mí”, recordó Taylor mientras intentaba contener las lágrimas.
La mujer también le contó a los jurados detalles de su vida privada cuando estuvo casada con Harris, revelando que tuvieron problemas íntimos y narrando las luchas de su exmarido con la pornografía.
Pero problemas maritales a un lado, Taylor describió a Harris como un padre “muy involucrado” que amaba a su hijo. En su mente, aseguró la madre, la única explicación posible es que su exesposo se olvidó de Cooper y lo dejó accidentalmente en el carro.