Río de Janeiro (CNN) – Es uno de los estadios más famosos del mundo y fue sede de los Juegos Olímpicos de Río, pero seis meses después de estas justas, el emblemático Maracaná se ve más fantasmagórico que deslumbrante.
El bullicio habitual de los fanáticos de fútbol no se ve por ninguna parte. Se han suspendido las excursiones diarias a este lugar de referencia a nivel mundial han sido suspendidas y los problemas en el área han ido en aumento.
Violentos robos y actos de vandalismo han sido reportados en las cercanías y, a pesar de que las puertas del estadio estén cerradas con candado, una reciente invasión llevó a la pérdida de costosos equipos y objetos preciosos, incluyendo un busto del periodista Mario Filho, de quien el estadio lleva su nombre.
Una serie de batallas legales y el abandono han dejado al una vez glorioso Maracaná en un estado de decaimiento total. Y mientras inicia uno de los principales torneos estatales del país, el Campeonato Carioca, no está claro si en el estadio se podrán disputar partidos de esta o de otra competición.
Invasión de gusanos
Durante una reciente visita, CNN fue capaz de ver la magnitud de algunos de los daños. El oscurecido campo ha sido invadido por gusanos, varias ventanas y puertas se han roto o dañado y casi el 10 % de los 78.000 asientos del estadio han desaparecido.
“Hay cosas que se pueden ver en la superficie que están dañadas, como la hierba y los asientos”, le dijo a CNN Daelcio de Freitas, portavoz de Maracaná S.A., la empresa responsable del mantenimiento del estadio.
“Sin embargo, lo que más nos preocupa es la seguridad de las personas que vienen a Maracaná y tenemos que asegurarnos que elementos, como el techo del estadio, no se vean comprometidas”.
Al estadio también le fue cortado el suministro de energía debido al no pago de facturas. Tan sólo unos meses después de celebrar las ceremonias de apertura y clausura de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos del pasado verano, sorprendiendo a espectadores y espectadores con una pirotecnia muy elaborada, este famoso estadio se sumió en la oscuridad.
Según Light, proveedor estatal de energía, se había contraído una deuda de casi tres millones de reales brasileños (939.937 dólares).
Batallas legales
Las querellas sobre quién está a cargo del estadio involucran a Maracaná SA, el Comité Organizador Rio 2016 y el estado de Río de Janeiro.
Según Maracaná S.A., el estado y Río 2016 violaron el contrato original firmado cuando el segundo asumió el control en marzo pasado. Afirma que el estadio no fue devuelto en las condiciones estipuladas en el contrato.
Pero Río 2016 ha asegurado que “no es responsable” de los problemas que están afectando al estadio.
Mario Andrada, portavoz de Río 2016, dijo recientemente a TV Record, afiliada brasileña de CNN, que “hay que hacer algunas reparaciones, sabemos que son nuestra obligación y que estamos un poco atrasados, pero estas cosas no deberían mantener el estadio fuera de funcionamiento”.
Río 2016 está negociando con Light el pago de 1,7 millones de reales (539.494 dólares), más de la mitad de lo que se debe.
Maracaná S.A. pagará el resto de la deuda, acusando a algunas empresas que usaron el estadio después de los Juegos Olímpicos, incluyendo a los organizadores del partido de caridad organizado por el exastro Arthur Antunes Coimbra ‘Zico’, el último que se jugó allí en diciembre.
De riquezas a trapos
Además de acoger los Juegos Olímpicos y Paralímpicos del 2016, el Maracaná fue sede de la Copa Mundial de la FIFA del 2014, de la Copa de las Confederaciones del 2013 y de los Juegos Panamericanos del 2007. Además, se han llevado a cabo varios conciertos y torneos regionales de fútbol.
Construido para la Copa Mundial de la FIFA del 1950, fue la sede de la final entre Brasil y Uruguay, jugada ante una multitud de casi 200.000 espectadores, convirtiéndose en el estadio más grande del mundo por capacidad.
Y fue en el Maracaná que el brasileño Edson Arantes do Nascimento ‘Pelé’, considerado por muchos como el mejor futbolista de la historia, se convirtió en el primer jugador en anotar 1.000 goles a nivel profesional.
El estadio fue cerrado por dos años y prácticamente reconstruido para el Mundial del 2014 a un costo de más de 500 millones de dólares. Pero ahora no está claro cuál será el legado histórico del estadio.
Maracaná S.A., cuyo accionista mayoritario es la constructora Odebrecht, pretende entregar el mantenimiento del estadio a los licitantes interesados. Según la empresa, están esperando que el gobierno estatal apruebe el traslado.
La Federación de Fútbol de Río de Janeiro espera que la final de la Copa Guanabara se lleve a cabo en el estadio, pero los directivos del fútbol no están seguros sobre si el estadio estará completamente reparado para entonces o quién se hará cargo de uno de los escenarios más queridos del país.
Otros escenarios olímpicos, como el Centro Acuático Deodoro y el campo de golf olímpico, también están cerrados y siguen sin utilizarse. La gestión de esos lugares está dividida entre el gobierno municipal y organizaciones privadas.