Nota del editor: Dean Obeidallah, exfiscal, es el presentador de “The Dean Obeidallah Show” en SiriusXM Radio, y columnista en The Daily Beast. Sígalo en @TheDeansreport. Las opiniones expresadas en este artículo son de su propia responsabilidad.
(CNN) – Donald J. Trump odia un montón de cosas: desde las “noticias falsas”, pasando por las filtraciones de inteligencia, hasta Nordstrom.
Pero estoy más que seguro que lo que más odia es que se rían de él. Y una de los peores golpes cómicos que sufrió Trump en la televisión nacional abierta fue en el 2011, la última vez a la que Trump asistió a la Cena de Corresponsales de la Casa Blanca (WHCD, como se le suele denominar en inglés), donde fue cómicamente aplastado por el comediante Seth Meyers (sin mencionar al presidente Obama, quien también le pegó unos buenos golpes humorísticos).
Es por eso que no debería sorprender a nadie que Trump anunciara este sábado por la noche a través de Twitter, con dos meses de adelanto, que no asistiría a la cena de este año: “No voy a asistir a la Cena de Corresponsales de la Casa Blanca de este año. Les deseo a todos que la pasen bien y que tengan una buena noche”.
Trump será el primer presidente desde Ronald Reagan en 1981 en perderse esta tradición anual. Y la única razón por la que Reagan no asistió fue porque se estaba recuperando de las lesiones sufridas en un intento de asesinato.
Algunos en el equipo de Trump intentarán darle un giro a este anuncio, asegurando que este es un intento de Trump para evitar codearse con los “medios deshonestos”, pero no hay que creer eso. Trump no asistirá porque odia ser objeto de las burlas.
Trump ha estado atacando a los comediantes mucho antes de ser juramentado como el cuadragésimo quinto presidente. En la Cena de Corresponsales de la Casa Blanca del 2011, Meyers dedicó una amplia gama de bromas sobre Trump, entre ellas esta que hizo que la cara de Trump se volviera aún más naranja que de costumbre: “Donald Trump ha estado diciendo que aspirará a la presidencia como republicano, lo que es sorprendente ya que yo pensaba que estaba aspirando a ser bromista”.
Uno de los mejores chistes de la noche fue el del presidente Obama burlándose de la experiencia de Trump como anfitrión de “El Aprendiz” como preparación para ser presidente: “En última instancia, no culpaste Lil Jon o a Meatloaf, sino que despediste a Gary Busey. Estas son la clase de decisiones que me mantienen despierto en la noche”.
Trump respondió a las bromas calificando a Meyers como un “tartamudo” y asegurando que su actuación no fue “muy buena”. También envió un mensaje de queja a Fox News al día siguiente: “No sabía que casi todas las bromas se iban a centrar en mí … Era algo así casi como ¿no van a hablar de otra cosa” (Nota: ¡Esta puede ser la primera vez que Trump se quejó de recibir demasiada atención!).
En el 2013, Trump, esta vez indignado por las bromas de Jon Stewart sobre él en “The Daily Show”, no sólo se burló de Stewart en Twitter por no tener “talento”, sino que curiosamente mencionó que el comediante había cambiado su nombre de Jonathan Leibowitz a Jon Stewart. El año pasado, el popular presentador sugirió incluso que este tuit de Trump tenía un tinte antisemita, diciendo: “Creo que este tipo está tratando de hacerle creer a la gente que soy judío”.
Ese mismo año, Trump estaba tan molesto por la broma de Bill Maher según la cual el actual presidente “era el resultado de que su madre hubiera tenido relaciones sexuales con un orangután”, por la que demandó al cómico por 5 millones de dólares (Trump más tarde retiró la demanda.)
Más recientemente, ha enfilado sus baterías contra Saturday Night Live y las numerosas ocasiones en las que Alec Baldwin lo ha interpretado en los últimos meses. Trump incluso pidió la cancelación del icónico programa de comedia que ha molestado a varios presidentes desde su estreno en 1975.
Ya lo entiendes: Trump odia que la gente se ría de él. Y su objetivo al criticar es claramente silenciar a los comediantes, incluso simplemente haciéndolos censurarse a sí mismos para evitar caer presos de su ira.
Su deseo de silenciar la disidencia cómica plantea la razón más siniestra por la cual Trump se niega a asistir a la Cena de Corresponsales de la Casa Blanca. Trump, al igual que los dictadores del Medio Oriente, donde he realizado actos de comedia en innumerables ocasiones, no quiere ser ridiculizado públicamente. Allí, los líderes prefieren ser reverenciados, o incluso temidos, pero no soportan el hecho de ser sujetos de burla, porque creen que eso socavará su poder. Dado que Trump parece estar siguiendo al pie de la letra un libro cuyo título se pueda asemejar a algo así como “Cómo ser un dictador para dummies” con sus intentos de deslegitimar a nuestros medios de comunicación, las agencias de inteligencia e incluso a nuestro poder judicial, esto es plausible.
Pero también hay otra razón aparente por la que Trump no quiere asistir. En pocas palabras: el presidente nunca podría competir con los chispazos cómicos de Barack Obama y lo sabe. Es consciente que su aparición en la cena será comparada con las del expresidente Obama, y eso es muy malo para él. Objetivamente hablando, no ha habido un presidente moderno tan bueno como Obama en lo que se refiere a chistes. Punto.
En contraste, aunque puede que Trump sea divertido sobre la marcha, es lamentable en el campo de las bromas preparadas. Échale un vistazo a su presentación en octubre en la cena Al Smith. Trump leyó las bromas como si estuviera haciendo un examen ocular. Incluso fue abucheado por el público por algunos malos chistes.
Es probable que nunca podamos saber la verdadera razón por la cual Trump planea no asistir a esa cena en particular. Pero realmente se está perdiendo una oportunidad de reírse de sí mismo, lo que podría ayudarle a elevar sus históricamente bajos niveles de aceptación.
Personalmente, mi esperanza es que Alec Baldwin represente a Trump en la Cena de Corresponsales de la Casa Blanca. ¡Ese sería un momento dorado para la comedia! O que los organizadores lleven un muñeco inflable de su figura para que lo pongan en la tarima.
Pero si nuestro presidente piensa que el hecho de no ir lo va a aislar de ser burlado, está muy equivocado. Donald Trump podrá ser capaz de construir un muro o de imponer una prohibición de viajes, pero nunca, nunca será capaz de detener la comedia.