(CNN) – CNN Opinion invitó a los comentaristas a pronunciarse sobre el discurso del presidente Trump ante el Congreso la noche de este martes. Las opiniones expresadas son exclusivas de los autores.
Eric Liu: Un maestro de los símbolos sobre la sustancia
En su primer discurso presidencial ante el Congreso, Donald Trump nos recordó que es un maestro de los símbolos por encima la sustancia. Y nos recordó también que esta es una fórmula bastante eficaz para el éxito en la política estadounidense.
Desde sus primeras (y si se quiere tardías) palabras de condena contra actos de antisemitismo hasta su promesa de eliminar dos regulaciones para cada nueva creada, pasando por el homenaje que le hizo la viuda de un combatiente de la Marina, Trump hizo uso principalmente de los gestos retóricos.
Pero las personas que critican a Trump por usar estos gestos y por ofrecer pocas especificaciones y detalles olvidan que el liderazgo público depende de los símbolos. Más que eso, depende de establecer una visión simple y animarla con símbolos e historias. Nos guste o no, Trump es bueno en eso.
Este discurso fue su momento más efectivo como presidente. Le sacó jugo a sus fuerzas naturales (rendimiento y teatralidad), mientras que mantuvo a raya sus puntos bajos, como la cínica indiferencia y la crueldad casual. Más que eso, al hablar sobre la inversión en infraestructura y dar pistas sobre la reforma inmigratoria, demostró su buena voluntad de mantener a la izquierda y a la derecha fuera de equilibrio. Dios pistas del problema en el que estarían los demócratas si Trump logra mantener la disciplina.
Infortunadamente para él, el resto de su trabajo le exige enfrentar el mundo en su complejidad real, y cumplir. La rutina diaria de gobierno probablemente revelará al Trump de este martes en la noche como la excepción más que como la regla. “El tiempo para peleas triviales quedó atrás nuestro”, aseguró. Pero poco después, recuperó el acceso a su cuenta de Twitter.
Eric Liu es el fundador de Citizen University y el autor de varios libros, entre ellos ‘A Chinaman’s Chance’ y ‘The Gardens of Democracy’. Liu también fue escritor de discursos en la Casa Blanca y asesor político del presidente Bill Clinton.. Síguelo en Twitter: @ericpliu.
Mark Bauerlein: Apoyándose en temas que lo ayudaron a ganar
Los partidarios de Trump podrían haber encontrado un poco pesada la pompa de la presentación del discurso de Donald Trump, impacientes como lo son de la charlatanería de Washington. Pero poco después de que Trump empezara, las fuentes de su patriotismo alimentaron su profunda hambre de importancia nacional.
Es un deseo que mis colegas académicos y las élites cosmopolitas no entienden. Cuando me entrevistaron la semana pasada en CNN Internacional, el presentador insistió en que a Estados Unidos le estaba yendo muy bien (bajo desempleo y un fuerte mercado de valores), así que ¿por qué hablar sobre el declive estadounidense? Le respondí que una nación no se mide principalmente por el dinero. Están, en primera medida, el sentido de pertenencia y la autoestima, y el respeto por la ley y el orden.
Trump invocó inmediatamente esos sentimientos: “grandeza estadounidense … un nuevo orgullo nacional … una renovación del espíritu estadounidense”. Su gobierno los resucitará, prometió, con un “renacimiento del hogar, de la seguridad y la oportunidad”. Esto es lo opuesto al liberalismo del siglo XXI, al que no le gusta ningún compromiso nacional (o religioso) demasiado profundo.
En este temor de las fuertes convicciones, el liberalismo empuja a la minimización de la nación, a la desintegración de la tradición estadounidense en un desenfadado multiculturalismo, a la apertura de fronteras, a la conversión de ciudadanos estadounidenses con raíces en un tiempo y lugar en ciudadanos globales sin raíces y sin pertenencia a ninguna parte. La victoria de Trump radica en su propia comprensión estos postulados.
Los detalles en el discurso no fueron sorprendentes: menos regulaciones, menos presión, menos deslocalización de los puestos de trabajo, nuevos acuerdos comerciales, seguridad fronteriza, derogatoria del Obamacare, el fin del “ciclo de la pobreza” y la lucha contra el crimen, la sugerencia de emitir vales para escuelas religiosas. Como siempre, las consecuencias de todas estas afirmaciones aún no se han visto. Sin embargo, una cosa es cierta: el presidente Trump se aferró a los mismos temas que han generado tanto rencor y vehemencia, y nada de lo que dijo o hizo en la noche de este martes promete bajar la temperatura. Cuando dijo que su trabajo no es “representar al mundo”, sólo a Estados Unidos, los globalistas e internacionalistas e intelectuales sospechosos del poder estadounidense, conocieron a su enemigo.
Mark Bauerlein es profesor de inglés en la Universidad Emory, editor principal de la revista “First Things” y autor de “The Dumbest Generation: How the Digital Age Stupefies Young Americans and Jeopardizes Our Future; Or, Don’t Trust Anyone Under 30”.
Jen Psaki: Nuevo tono, pero no nueva claridad
Es seguro decir que no ha habido un discurso de “sesión conjunta” en la historia moderna televisada que se anticipara con menores expectativas. Esperábamos a que Donald Trump invocara la carnicería estadounidense, la pesadumbre y la tristeza, y en cambio vimos algo mucho más cercano a un discurso amplia y tradicional.
El cambio de tono, ayudado por las historias personales en la segunda mitad del discurso, fue digno de ser mencionado, aunque el resplandor sólo durará mientras mantenga el tono positivo, que puede ser cuestión de horas.
También sorprendente es la completa desconexión entre estas observaciones y los discursos y las acciones de las primeras cinco semanas del gobierno de Trump.
Hubo algunas omisiones en el discurso del presidente Trump, incluyendo cualquier mención sobre Rusia o detalles reales sobre el reelaborado decreto de prohibición de viajes desde países de mayoría musulmana. Y cometió algunos grandes embustes, como el de decir que 94 millones de estadounidenses están fuera de la fuerza de trabajo, una afirmación engañosa en el mejor de los casos, ya que incluye a las personas que no buscan trabajo.
Más allá de la cobertura del ciclo de noticias de cualquier discurso de sesión conjunta, el objetivo de tal pronunciamiento es dar indicaciones para los próximos meses. Pero Trump no logró establecer un camino específico para alcanzar sus objetivos políticos. Hoy en día es matemáticamente imposible mantener la cobertura de atención médica para condiciones preexistentes, derogar el mandato del Obamacare y reducir los costos. No tomó decisiones difíciles sobre cómo lograr una reforma tributaria donde los recortes de impuestos a la clase media no se vean afectados, y no presentó una nueva estrategia para atacar a ISIS.
La audiencia es el pueblo estadounidense en casa, pero, a más de cinco semanas de la entrada en vigencia del nuevo gobierno, es también la gente en la sala. Ellos pueden estar aliviados por el cambio de tono (y vamos a ver cuánto tiempo dura), pero no tienen más claridad sobre su agenda legislativa ahora que lo hicieron antes del discurso.
Jen Psaki, comentarista política de CNN e integrante del Instituto de Política y Servicio Público de la Universidad de Georgetown, fue directora de comunicaciones de la Casa Blanca y portavoz del Departamento de Estado durante el gobierno de Obama.
Kayleigh McEnany: Los demócratas se relajan ante el mensaje de unidad de Trump
El presidente Donald Trump les dio un mensaje a todos los estadounidenses en su discurso ante el Congreso. Fue unificador, edificante y muy necesario en un momento en que Estados Unidos está profundamente dividido. Comenzó con el mensaje de que “podríamos ser una nación dividida en políticas, pero somos una nación que está unida para condenar el odio”, y terminó con la premisa según la cual “somos un pueblo con un destino. Todos saludamos la misma bandera estadounidense y somos hechos por el mismo Dios”.
Sus palabras reflejaban el ethos estadounidense. Pero tristemente, mensajes unificadores y benévolos, como el de extender el tratamiento para los estadounidenses adictos a las drogas, se encontraron con la recalcitocracia demócrata, mientras los funcionarios electos de izquierda se sentaban firmemente plantados en un lado de la cámara de la Cámara, donde los aplausos eran escasos.
La resistencia demócrata no pudo silenciar el mensaje primordial de unidad, mejor representado por el emotivo momento en que Trump saludó a Carryn Owens, esposa del combatiente de Marina Ryan Owens, recordándonos que “la Biblia nos enseña que no hay mayor acto de amor que dejar la vida por los amigos. Ryan dedicó su vida por sus amigos, por su país y por nuestra libertad, nunca lo olvidaremos”.
Kayleigh McEnany es comentarista de CNN y graduada de la Escuela de Derecho de Harvard. Estudió política en la Universidad de Oxford.
Errol Louis: ¿Una rama de olivo para los demócratas?
El presidente Donald Trump pronunció lo que muchos esperaban: un discurso que pide la unidad con los demócratas, una salida clave después de haberles hostigado durante su primer mes en el cargo.
En las primeras frases de su discurso, Trump finalmente condenó los ataques antisemitas en las últimas semanas, junto con el tiroteo fatal de un hombre indio en un bar de Kansas. Este fue un paso crucial de un presidente que ha estado esquivando el reconocimiento del creciente número de crímenes de odio.
La sencilla presentación del Comandante en Jefe también fue una salida a su habitual estilo bombástico. Trump se mantuvo fresco cuando los demócratas se quedaron sentados mientras los republicanos se levantaron para aplaudir, o cuando hicieron el pulgar hacia abajo cuando se pronunció sobre la derogatoria propuesta del Obamacare. Se abstuvo en gran medida de su hábito de recordar las elecciones y el surgimiento de la coalición que lo llevó al poder.
Aunque Trump pareciera estar enviándole una rama de olivo a los demócratas con su enfoque la noche de este martes, el republicano va a enfrentar problemas dentro de su propio partido cuando se trate de su presupuesto. Debido a que Trump ha prometido no recortar los programas de titularidad, su aumento en los gastos militares seguramente se convertirá en un punto de tensión con el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, un halcón del presupuesto. Sin crear una fuente de ingresos para compensarlo, Trump ha prometido reducir los impuestos, no aumentarlos. Con esto, el presupuesto podría llegar a estar significativamente desequilibrado.
En otras palabras, Trump puede haber conectado con algunos demócratas, incluso como un enfrentamiento con sus compañeros republicanos.
Errol Louis es el presentador de “Inside City Hall”, un programa político emitido todas las noches en NY1, un canal de noticias de Nueva York.
Sahar Aziz: Solidaridad con su base ultraderechista y antimusulmana
Donald Trump se enorgullece de despreciar la corrección política. Por tanto, se aseguró de enfatizar que el terrorismo contra el cual está luchando es “islámico”.
Pero al prometer que no permitirá que se forme una “cabeza de playa del terrorismo dentro de Estados Unidos”, Trump no informó al pueblo estadounidense que los extremistas de derecha (no los musulmanes) son los terroristas nacionales más grandes. Desde el 11 de septiembre, dos veces más gente ha sido asesinada por los supremacistas blancos que por los terroristas que dicen ser musulmanes. De hecho, los grupos de odio contra los musulmanes casi se han triplicado desde el 2015. Y estos supremacistas blancos han estado aterrorizando a los musulmanes (y a otras minorías raciales) a través de la vandalización de mezquitas, asaltos e incluso asesinatos.
Aunque Trump reconoció acertadamente el aumento de los crímenes de odio contra las comunidades judías, calló silenciosamente sobre el aumento de los ataques y la discriminación contra los musulmanes estadounidenses. Incluso su mención del tiroteo en Kansas City dejó de lado que las víctimas aparentemente fueron confundidas con musulmanes. Las omisiones materiales de Trump demuestran que él no tenía en mente a los musulmanes estadounidenses cuando declaró que “Somos un pueblo, con un destino, y con la misma sangre”.
Evidentemente, Trump se preocupa por la corrección política más de lo que admite. El tipo de corrección impuesta por su extrema derecha, la base anti-musulmana.
Sahar Aziz es una profesora asociada de la Escuela de Leyes de la Universidad de Texas A&M, donde enseña seguridad nacional, derechos civiles y derecho en el Medio Oriente. También enseña en el Instituto de Políticas Sociales y Entendimiento.
Aaron David Miller: Lo que el presidente realmente quería decir
No es sorprendente que la política exterior no figurara de manera prominente en el discurso del mandatario ante la sesión conjunta del Congreso. Pero el presidente Trump estableció varios puntos en cuanto a ello. He aquí un resumen de lo que dijo en el discurso, y de lo que estoy bastante seguro que realmente dijo durante el viaje en auto hasta el Capitolio.
“Trabajaremos con nuestros aliados, incluidos nuestros amigos y aliados en el mundo musulmán, para extinguir a este vil enemigo ISIS de nuestro planeta”. Trump en el auto: “Muchacho, estoy perdido con esto. Dije en mi discurso de posesión que erradicaría a ISIS de la faz de la tierra. Pero, ¿cómo puedo hacer eso sin eliminar las condiciones en Siria e Irak de las que ISIS se alimenta? Eso significaría una profunda participación de Estados Unidos en la construcción de la nación. No sólo eso: el plan que el Pentágono me ha dado es realmente sólo algo más de lo que Barack Obama ya había estado haciendo.
“Estamos también tomando medidas para proteger a nuestra nación del terrorismo islámico radical”. Trump en el auto: “No me importa lo que mi nuevo asesor de Seguridad Nacional quiere que yo diga. Voy a seguir usando esas tres palabras hasta que me canse. Me hacen sentir bien. Y no me importa si enajena a los musulmanes estadounidenses aquí o a nuestros llamados aliados árabes en el extranjero. También voy a seguir repitiendo cosas que engañan, como al insinuar que la gran mayoría de las personas condenadas por delitos relacionados con el terrorismo desde el 11 de septiembre eran de grupos terroristas extranjeros, cuando de hecho eran ciudadanos estadounidenses viviendo aquí desde hace años, o residentes legales permanentes”.
“Estados Unidos está dispuesto a encontrar nuevos amigos y forjar nuevas alianzas, donde los intereses compartidos se alineen”. Trump en el auto: “Esto fue realmente inteligente de mi parte. No quería mencionar a Rusia, por no hablar de Putin, por razones obvias, pero realmente quería darle un grito. Es fuerte y duro como yo, y sé que puedo llegar a un trato con él”.
“Mi trabajo no es representar al mundo, es representar a los Estados Unidos de América”. Trump en el auto: “Muchacho, me encanta esa línea. A todos ustedes, liberales, intervencionistas y neoconservadores, que de alguna manera piensan que pertenezco al club de los “Estados Unidos como el poder indispensable”, vuélvanlo a pensar. No más dinero global. Estados Unidos primero. Estoy buscando el número uno, y ustedes saben quién es.
Alice Stewart: Trump en el cargo
Una larga ovación de pie en honor al héroe estadounidense Ryan Owens y dirigida por Donald Trump le permitió demostrar, sin lugar a dudas, que él es el presidente y el Comandante en Jefe de todos los estadounidenses, sin condicionales, sin explicaciones, sin peros.
Decir que el discurso del presidente Donald Trump en la sesión conjunta fue optimista es un eufemismo. El pronunciamiento de más de una hora estaba lleno de referencias a la renovación del espíritu estadounidense. Trump habló de unidad, con un homenaje sincero al Mes de la Historia Negra, condenó los ataques contra los centros comunitarios judíos y los cementerios, y el reciente y aparente crimen de odio en Kansas.
Los demócratas no se inmutaron durante gran parte del discurso, incluso durante el anuncio de un paquete de gastos en infraestructura por mil millones de dólares. El presidente simplemente miró hacia el otro lado y recalcó su compromiso de derogar y reemplazar el Obamacare, defender nuestras fronteras, proporcionarle un alivio tributario a la clase media, construir el oleoducto Keystone y restablecer el respeto al estado de derecho.
Para aquellos que han estado preguntando cuándo el presidente Trump iba a empezar a alejarse de su base, el discurso de la sesión conjunta es su respuesta. Desde el Obamacare hasta la inmigración y la seguridad nacional, Trump subrayó que la mejor manera de resolver estos complicados problemas es unir fuerzas.
Alice Stewart es una comentarista política de CNN y fue directora de Comunicaciones de la campaña de Ted Cruz. Ha trabajado en comunicaciones para las campañas presidenciales de Mike Huckabee, Rick Santorum y Michele Bachmann, así como en las comunicaciones de Concerned Women for America.
Peniel Joseph: Un discurso que traficó con el miedo y la división
El presidente Donald J. Trump abrió su primer discurso en el Congreso con un florecimiento retórico en el que señaló el último día del Mes de la Historia Negra como un momento para reflexionar sobre el progreso pasado de la nación hacia los derechos civiles, estropeado por un reciente aumento en el antisemitismo, que bien puede ser al menos parcialmente como resultado del lenguaje de división utilizado por el propio mandatario. Lo que el presidente destacó como una “renovación del espíritu estadounidense”, es en realidad un período que ha sido marcado por el resurgimiento del racismo, la xenofobia, la intolerancia religiosa y los ataques contra las comunidades LGBTQ.
Al igual que los defensores de Brexit, Trump insistió este martes en la noche en su retórica de construcción de la nación, con la promesa de reconstruir grandes y deterioradas industrias y de “volver a hacer grande a EE.UU.”.
En este relato brillan los veteranos, los trabajadores industriales blancos, los militares y las fuerzas del orden, lo que hace que la ambiciosa afirmación de que ciudades como Chicago y todo el resto de los Estados Unidos urbanos serán arrastrados hacia la prosperidad (presumiblemente pateando y gritando, dado que el presidente recibió una escaso ocho por ciento del voto negro), por la pura voluntad de un presidente que pregona políticas de crecimiento. Estas, afirma el mandatario, van a impulsar una economía estadounidense que ya ha visto un crecimiento constante, pero relativamente limitado, desde la Gran Recesión.
El presidente reiteró su promesa de campaña de construir un “gran muro” a lo largo de la frontera sur de la nación, en un esfuerzo por defender a la patria contra lo que ha calificado en repetidas ocasiones como “hombres malos”.
Las amenazas de los terroristas, los inmigrantes ilegales y los carteles de la droga formaron el núcleo de un discurso presidencial que traficó con el miedo como el combustible para una renovación del sueño estadounidense. El presidente aumentó su retórica de la ley y el orden al hacer resaltar en la galería a las víctimas de crímenes por parte de inmigrantes, en un acto de explotación desvergonzado diseñado para instigar un encarcelamiento masivo. Fue un discurso divisor, intolerante y, en última instancia, peligroso de un presidente contento de servir más como un demagogo que como líder inspirador de la democracia más grande del mundo.
Peniel Joseph es miembro de la cátedra Barbara Jordan en Valores y Ética Política y es director fundador del Centro para el Estudio de la Raza y Democracia en la Escuela LBJ de Asuntos Públicos de la Universidad de Texas en Austin, donde también es profesor de Historia. Es autor de varios libros, y el más reciente es “Stokely: A Life”.
Michael D’Antonio: Un panorama mental a lo “Juego de Tronos”
Ante un asombroso asesinato en Kansas, que parece haber sido un crimen de odio anti inmigrantes, y olas de incidentes antisemitas en todo el país, Donald Trump pareció por un momento verse afectado por el peso de la presidencia al abrir su discurso ante el Congreso. El asunto de los derechos civiles en Estados Unidos estaba aún pendiente, lo admitió, y pareció que invocaba el favor de nuestros mejores ángeles para resolverlo. Fue, de cierto modo, un nuevo Trump. Pero casi. Momentos después regresamos al viejo Trump, el que está más cómodo con el miedo que con la esperanza.
Con las referencias a las ciudades dominadas por el crimen, el “caos sin ley” y “pandilleros, narcotraficantes y delincuentes”, Trump evocó una ola del crimen que no existe, excepto en su retórica. Culpó de los problemas de Estados Unidos, de los bajos salarios y de la disminución de los empleos de la industria manufacturera a los inmigrantes indocumentados y prometió de nuevo construir un “gran muro” a lo largo de la frontera sur.
Con repetidas referencias a “yo”, “mi” y “a mí”, Trump mostró su eterno narcisismo y tranquilizó a la nación que al menos es consistente. Con tantas referencias bélicas y la promesa de una nueva fortaleza de unos Estados Unidos amurallados y temerosos, regresamos a la verdadera realidad interior de Trump. Es un panorama mental digno de “Juego de Tronos”.
Michael D’Antonio, el autor de The Truth About Trump, está escribiendo Trump Watch, una serie de columnas sobre el presidente electo para CNN Opinion.