(Expansión) – Las actividades ilícitas más rentables para el crimen transnacional suman un valor de mercado de hasta 2,2 billones de dólares anuales, de acuerdo con un informe publicado este lunes por la organización Global Financial Integrity (GFI).
Más allá de rubros emblemáticos como el narcotráfico o la trata de personas —que acaparan la atención porque además de vulnerar el Estado de derecho han desatado crisis de violencia, entre otras afectaciones—, los grupos delincuenciales obtienen mayores ganancias por la falsificación, como piratería de medicamentos, bienes de consumo y de lujo, así como de propiedad intelectual, según el informe.
Otras de sus actividades multimillonarias son la explotación ilegal de recursos naturales y animales salvajes, así como de armas de fuego, órganos humanos e incluso de patrimonio cultural y artístico.
“Para muchos países en desarrollo, la abundancia de recursos naturales, como minerales, petróleo crudo y/o madera, impide el desarrollo e incrementa la desigualdad, en parte debido a los altos niveles de corrupción y el débil Estado de derecho. Estos son bienes públicos que deberían beneficiar a la mayoría, pero son robados para la ganancia particular de una minoría”, señala el documento.
El informe considera un total de 11 ilícitos, cuyo valor es calculado con base en diversas fuentes ajustadas a 2014, con las limitantes que implica medir estas actividades que, por su naturaleza, buscan permanecer ocultas. Por esa razón, en vez de ofrecer una cifra, se estiman rangos; para el total de los mercados considerados, este oscila entre los 1,6 billones de dólares y 2,2 billones de dólares. A continuación, presentamos los valores máximos calculados por GFI para cada categoría.
El mercado ilícito de drogas es el segundo mayor de los 11 estudiados en el informe, y de los distintos tipos de ella, la marihuana es la que más riqueza genera. El estudio resalta que la cannabis es de fácil cultivo, y contó en 2014 a nivel mundial con más de 182 millones de consumidores (2,5% de la población global), de acuerdo con datos de la Oficina de Naciones Unidas para la Droga y el Delito, citados en el informe.
En cuanto al robo de crudo, el reporte destaca que éste es más común en países en desarrollo, debido frecuentemente a la debilidad del Estado de derecho, altos niveles de criminalidad y/o desesperación económica, provocando efectos en la salud, el medio ambiente y la seguridad.
“La pérdida diaria de decenas de miles o millones de dólares en ganancias petroleras tiene un impacto directo en la posibilidad del gobierno de movilizar recursos locales para el desarrollo. Además, grupos del crimen organizado frecuentemente utilizan estas ganancias para financiar actividades criminales que minan seriamente la estabilidad doméstica”, advierte el documento.
En particular, el informe detalla que el combate al narcotráfico introdujo presión hacia esta actividad, por lo que cárteles como el del Golfo o Los Zetas han incursionado en la extracción de energéticos con fines de reventa a precios menores que los del mercado, en ocasiones incluso a clientes en Estados Unidos.
En otros países, de manera similar, se ha detectado la participación de agentes terroristas y guerrilleros.
Dinero sucio
GFI —organización no gubernamental con base en Washington, que se dedicada al estudio de los flujos financieros ilícitos— destaca la necesidad de atacar las fuentes de recursos que mantienen a las organizaciones criminales, en lugar de solo concentrarse en los decomisos de sus productos.
“La comunidad global está fallando en sus esfuerzos por acotar al crimen transnacional. ¿Por qué? En gran parte, porque la procuración de justicia se enfoca en los materiales y manifestaciones de los actos criminales, en lugar de en el dinero que el crimen genera (…) Esto implica cerrar el sistema financiero global fantasma que facilita el movimiento en secreto de los fondos generados de manera ilícita. La buena noticia es que nada de esto es técnicamente difícil. Es cuestión de voluntad política”, indica en la presentación del documento el presidente de GFI, Raymond Baker.
Ejemplo de ello, agrega el especialista, es que aunque a nivel mundial se incauta un estimado de 40% de la cocaína y la heroína, se recupera menos de 1% del dinero de las drogas.
“La realidad es que los narcotraficantes pueden darse el lujo de perder no solo 40%, sino 60%, 80% e incluso más de su producto si pueden conservar más del 99% de las ganancias”, añade Baker.
“Las organizaciones del crimen organizado transnacional son, en el fondo, negocios: están absolutamente motivadas por las ganancias financieras y buscan oportunidades que ofrezcan altos rendimientos a bajos riesgos y costos”, indica el texto del reporte, elaborado por Channing May.
Estas actividades deben ser combatidas, incluso las menos violentas, pues los recursos que generan en ocasiones son transferidos a organizaciones terroristas o insurgentes, o que en general dañan el bienestar de las sociedades.
Las opciones ofrecidas por el análisis para ‘golpear el bolsillo’ de los criminales son incrementar la transparencia financiera y compartir información entre agencias de gobierno, limitar jurisdicciones secretas y vigilar operaciones encubiertas como comerciales.
El informe también plantea vigilar lo que llama “el sistema financiero global fantasma”, conformado por bancos, intermediarios y sociedades anónimas o empresas fachada, que permite ‘lavar’ y mover los recursos generados, así como evadir impuestos, a través de la identificación y del registro de los beneficiarios de económicos de estas operaciones, y no solo a sus operadores y prestanombres.