Washington (CNN) – El Senado de Estados Unidos apretó el gatillo de la tan llamada “opción nuclear” este jueves, lo que permite anular las tácticas dilatorias de los demócratas ante la confirmación del candidato Neil Gorsuch a la Corte Suprema.
Ahora se espera que los senadores voten este viernes para confirmar al aspirante postulado por el presidente Donald Trump.
Los polémicos cambios a las reglas del Senado, hechos a lo largo de las líneas partidistas, permiten que se reduzcan los votos para escoger al nuevo magistrado de la Corte Suprema: ahora se necesitan 51 en vez de 60.
Las acciones de este jueves y viernes culminan más de un año de tensiones por cuenta de la silla vacía en el alto tribunal, pues los dos partidos en el Senado están listos para tomar acciones hacia un resultado que ninguno desea.
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Es una situación cargada de matices, giros en el procedimiento y en la propia historia del Senado, sin mencionar que se trata de un lugar la corte más alta de la nación. Además hay un enfrentamiento que refleja el pico de polarización que surge después de una elección presidencial supremamente dividida.
Esta estrategia de la opción nuclear se produce después de que los demócratas bloquearan la postulación de Gorsuch bajo el mínimo anterior de 60 votos. Sólo cuatro demócratas –los senadores Michael Bennet, Joe Donnelly, Heidi Heitkamp y Joe Manchin– cruzaron las líneas de su partido para estar del lado de los republicanos.
Los respectivos votos ajustados a las posiciones partidistas le permitieron a la mayoría republicana del Senado cambiar las reglas, llevando así a la votación final que anulaba las tácticas dilatorias.
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Después de que la votación final fue decidida, el líder de la mayoría del Senado Mitch McConnell bajó de su puesto y chocó sus manos con el jefe de la bancada John Cornyn y con dos asistentes.
Además, legisladores de ambas partes lamentaron el cambio y aseguraron que el hecho podría llevar a una hostilidad aún más partidista en el futuro, pues se cambió para siempre un elemento histórico del Senado.
La senadora republicana Susan Collins, de Maine, estaba muy involucrada en las conversaciones bipartidistas para encontrar un acuerdo, pero dijo que simplemente este miércoles los intentos no tuvieron éxito.
“He tenido llamadas a medianoche sobre este tema, llamadas a las 6:30 a.m.”, explicó. “Trabajamos todo el fin de semana y no pudimos llegar aquí”, añadió.
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Un funcionario demócrata en el Senado, que pidió no ser nombrado para poder hablar con mayor libertad, se refirió a la situación como “una maldita vergüenza”.
“Ha habido un montón de apetito de los dos lados para encontrar una manera de evitar esto, e incluso tuvimos la esperanza de que podríamos lograrlo, pero parece que ha terminado”, agregó. “Esto está ocurriendo, y es una lástima, esto perjudica a ambos partidos a largo plazo porque daña a la institución”, concluyó.