(CNNMoney) – Francia se encuentra atrapada en una gran carrera.
La tercera economía más grande de Europa ha sufrido años de crecimiento anémico, una alta cifra de desempleo y déficit de presupuesto, mientras que sus vecinos como Alemania y Gran Bretaña han disfrutado una recuperación más fuerte desde la crisis financiera global.
El malestar económico del país es un tema mayor en las elecciones presidenciales.
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Antes de que el voto empezara este domingo, la elección se había reducido a una carrera de cuatro vías entre candidatos de todo el espectro político. Dos de ellos —la política de ultraderecha Marine Le Pen y el socialista Jean Luc Mélenchon proponían ideas radicales sobre cómo mejorar la economía— se oponen a tratados de libre comercio y son grandes críticos del euro.
Mélenchon quedó por fuera de la contienda electoral luego del voto de este domingo, pero Le Pen quedó en segundo lugar y ahora se enfrenta con el candidato de centro Emmanuel Macron para la elección final.
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¿Tiene alguno de los dos la prescripción correcta para curar a Francia?
Después de años de lento crecimiento, las cifras del PIB del país finalmente están aumentando. Pero permanecen en niveles muy bajos.
La economía francesa se expandió en un 1,2% en 2016, según el Fondo Monetario Internacional. Las dos economías más grandes de Europa —Alemania y Gran Bretaña— tuvieron un crecimiento de 1,8% en el mismo periodo.
El FMI predice un crecimiento de solo el 1,4% para Francia en 2017, uno de los índices más débiles en la Unión Europea.
Francia también está tratando de reducir su índice de desempleo que está en cerca del 10%. Esta cifra es más alta que el promedio de la eurozona y más del doble del nivel de desempleo en Alemania y Gran Bretaña.
El problema de desempleo es aún peor para los jóvenes: 24% de las personas entre 15 y 24 años no tienen un trabajo.
La deuda del gobierno, entre tanto, ha aumentado a casi el 90% del PIB, frente a sólo 58% hace una década.
Hay algunos puntos brillantes, sin embargo. Francia tiene una desigualdad de ingresos relativamente baja y un menor número de sus ciudadanos están en riesgo de pobreza que en Alemania o Gran Bretaña.
El porcentaje de PIB que el gobierno gasta en programas sociales y bienestar es mucho más alto en Francia que en otras grandes economías.
El generoso sistema de bienestar ha llevado a déficits de presupuesto más grandes, sin embargo el sistema de salud francés tiene una necesidad desesperada de más dinero.
El FMI ha pedido reformas económicas para controlar el gasto público.