(CNN Español) – Volver de un exilio 20 años después. Es la noticia que desde este martes puso de vuelta en los titulares al expresidente ecuatoriano Abdalá Bucaram, quien tan sólo duró seis meses como mandatario entre 1996 y 1997, cuando el Congreso Nacional declaró su “incapacidad mental” para gobernar y después se le empezaron a adelantar procesos penales por corrupción.
Desde entonces Bucaram ha vivido en Panamá, pero esta semana su hijo, el excandidato presidencial Dalo Bucaram Pulley, anunció a través en su cuenta de Twitter que el exmandatario podría regresar a Ecuador el próximo 17 de junio para celebrar el día del padre junto a su familia.
Esa es la fecha tentativa. Primero el expresidente Bucaram deberá someterse a chequeos médicos en un hospital de Houston, Estados Unidos, para confirmar que “su salud y principalmente su corazón se encuentran en perfecto estado, como lo comunicaron los doctores en el último chequeo realizado a mediados del mes de abril”, se lee en el pronunciamiento difundido. Hasta octubre pasado, el mismo Bucaram le confirmó a Juan Carlos López de CNN en Español durante una entrevista que había sufrido dos infartos y una miocarditis “ante tanta depresión y tanto sufrimiento” por el exilio.
En este sentido, el comunicado es enfático en señalar que el retorno de Bucaram “pone fin a 20 años de persecución en contra de un hombre”. Una idea políticamente cargada que va de la mano con el discurso que el expresidente ha mantenido estas décadas: él insiste en que fue “defenestrado por el poder de una mafia política ecuatoriana que saqueó mi república”.
Tras varios años marginado del espectro político ecuatoriano pero activo desde el exilio impulsando su causa, Bucaram regresa al ojo público. ¿Quién es Abdalá Bucaram? ¿qué pasó en su gobierno? ¿por qué se fue en un principio al exilio? y ¿qué le permite regresar ahora?
La victoria en segunda vuelta
El 7 de julio de 1996, el abogado Abdalá Bucaram —de ascendencia libanesa, expresidente del club de fútbol Barcelona S.C. y exalcalde de Guayaquil— se convirtió en el presidente electo de Ecuador con el 54% de la votación, como lo registró la publicación del Centro Andino de Acción Popular (Caap) en agosto de ese mismo año. Derrotó en segunda vuelta presidencial a Jaime Nebot que en la primera ronda de comicios se había llevado la mayoría de los votos. Y, según Hernán Ibarra, autor del texto del Caap, en la dinámica para las elecciones definitivas, “Bucaram enfatizó ser el representante del pueblo llano, de los humillados. de los marginados en oposición a la representación oligárquica”. Sin embargo, a su vez, continúa Ibarra, Bucaram también buscó conseguir el apoyo de segmentos empresariales, “tranquilizar a la inversión extranjera, recoger el apoyo del sindicalismo y organizaciones indígenas, y dar esperanzas a las capas medias asalariadas respecto a la conservación del empleo”.
Incapacidad mental y fuertes protestas sociales
Bucaram tomó posesión el 10 de agosto de 1996 y no alcanzó a cumplir ni siquiera los seis meses completos, pues el 6 de febrero de 1997 fue retirado de la presidencia. Y entonces nacería en la historia reciente de Ecuador término de “incapacidad mental para gobernar”, el argumento del Congreso Nacional para destituirlo de su cargo. En su análisis hecho para la agencia de noticias ecuatoriana Andes, el historiador Juan Paz y Miño explica que esta supuesta condición de Bucaram salió a partir de dos hechos: “Primero porque se declaró antineoliberal y empezó a vender las empresas públicas; segundo, por el ofrecimiento de no propiciar ajustes y, deliberadamente, elevar las tarifas del gas y los servicios básicos”. Además, anota Paz y Miño, “por denunciar la corrupción de otros y no mirar la de su entorno y la suya”.
En una entrevista concedida a Ismael Cala en 2012 para CNN en Español Abdalá Bucaram sostuvo que a él lo “tumbaron” 44 diputados que se declararon psiquiatras “y me declararon loco”. Y sobre la situación vivida después, en la que se le abrieron varios procesos penales. Bucaram apuntó que “los locos son interdictos: yo estaba loco para gobernar, pero no estaba loco para ser enjuiciado”. Por eso insistió en que era víctima de una “violencia jurídica” y de una “infamia”.
En el texto “Ecuador la cara oculta de la crisis” de Natalia Catalina León Galarza y publicado por la Colección Becas de Investigación del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), la autora describe que el 7 de febrero de 1997 el país amaneció con tres presidentes. “Bucaram, elegido constitucionalmente, pero depuesto por el parlamento bajo la causal de ‘incapacidad mental’; Rosalía Arteaga, entonces vicepresidenta apoyada por las Fuerzas Armadas y la Iglesia católica, quien firma con su puño y letra el decreto que consagraría su nombramiento presidencial, y Fabián Alarcón, presidente del Congreso en ese momento, quien logró capitalizar el apoyo de todos los sectores parlamentarios”, quien final asumiría el cargo de mandatario”.
Una situación que según León Galarza derivó de “la resistencia Bucaram para abandonar el poder y las incesantes y cruentas manifestaciones de la población”. Y entonces llegaría la movilización del 5 de febrero que, reportó el investigador social Carlos Arco Cabrera en la revista Íconos de ese mes, fue la expresión masiva del descontento y que “por todo género de observadores” fue catalogada de histórica. En pocas palabras, fue la gota que rebasó la copa.
Los procesos contra Bucaram… ahora prescritos
Ido Bucaram, las autoridades judiciales empezaron procesos por las denuncias de corrupción. Paz y Miño describe que el 9 de abril de 1997, Carlos Solórzano Constantine, entonces presidente de la Corte Suprema de Justicia, dictó orden de prisión preventiva contra Bucaram. “Antes de finalizar el mes de mayo ya eran cuatro las órdenes de prisión que pesaban contra Bucaram”, añadió el historiador. Y para ese momento ya el expresidente tenía asilo en Panamá, donde ha vivido los últimos 20 años.
En la entrevista con Juan Carlos López de octubre de 2016, Bucaram sostuvo enfáticamente: “Yo soy una víctima, me robaron el poder, me exiliaron, me difamaron. Están nulos y están prescritos los procesos”. También indicó que las investigaciones judiciales en su contra empezaron “sin autorización del parlamento nacional” y que a él nunca se le hizo un juicio político, simplemente “me declararon loco”.
Ahora, los casos judiciales que el expresidente tenía pendientes prescribieron en las últimas dos semanas. El pasado 11 de abril, como lo reportó Andes, declararon tal estado para el proceso que se le adelantaba por el uso de gastos reservados. La magistrada Gladys Terán de la Corte Nacional de Justicia declaró que el caso había prescrito después de 20 años, como lo preveía la normativa de la época, y ordenó levantar las medidas cautelares que pesaban contra Bucaram. En un principio, el exmandatario fue enjuiciado porque supuestamente se había llevado más de 11.000 millones de sucres (moneda de Ecuador antes de la dolarización), es decir unos 2,76 millones de dólares en ese momento, de la cuenta de gastos reservados que pertenecía a la Presidencia. En ese momento se le acusó de haber cometido el delito peculado y con la decisión de la jueza el proceso queda sin efectos.
El pasado jueves 20 de abril, el también juez de la Corte Nacional de Justicia Jorge Blum declaró prescrito el juicio por peculado contra Bucaram a causa del caso denominado “mochila escolar”, como lo registró Andes. En su momento, lo que se investigaba era el sobreprecio que habría tenido el programa gubernamental con dicho nombre y que se implementó en el breve gobierno del expresidente. En la resolución de Blum, explicó Andes, se señala que prescribe el proceso penal porque pasaron 20 años desde la apertura del proceso penal y el acusado no ha cometido una nueva infracción que merezca condena y no tiene otro proceso penal pendiente.
Veinte años después, Bucaram se alista a volver a un país que él sigue considerando su patria, aunque la historia que vivió en él haya sido tan convulsionada. Sobre todo ahora que no tiene deudas con la justicia. Sin embargo, llega a un país agitado políticamente por la reciente victoria del candidato oficialista Lenín Moreno en la segunda vuelta presidencial. El ahora presidente electo no se ha referido al tema y la última vez que el gobernante saliente Rafael Correa se refirió a Abdalá Bucaram —ambos se han lanzado acusaciones mutuas durante el gobierno de Alianza País— fue el pasado 7 de febrero en su cuenta de Twitter asegurando que ese fue “el gobierno más corrupto de la historia”.
Por el comunicado que difundió su hijo no está descartada la opción de que el expresidente llegue con intenciones políticas: se aseguró que habrá un acto público masivo que se realizará en Guayaquil y que el retorno del exmandatario fue producto de un análisis de la directiva nacional del Partido Fuerza Ecuador frente al “momento político que vive Ecuador”.