(CNN Español) - Simón Borrero es cofundador de Rappi, un servicio de entregas a domicilio basado en Bogotá pero con presencia en varias ciudades de Colombia. Además, funciona en Ciudad de México y se apresta a comenzar a operar en otras grandes urbes de dicho país.
No es el primer emprendimiento de Borrero. Antes, fracasó con un servicio de agencia online de modelos y creó Imaginamos, una empresa de soluciones de software con 300 dólares que llegó a tener 300 empleados y derivó en la creación de otras empresas que aún funcionan dando servicio a otros negocios. Ante la dificultad y la lentitud de tener como clientes a grandes empresas, Borrero, junto a su socio Sebastián Mejía decidió crear un servicio que apuntara directamente a los usuarios. Así nació Rappi.
“Rappi es ese botoncito que tienes en tu celular, que te trae todo lo que te gusta de tu ciudad”, sintetiza Borrero.
Su emprendimiento comenzó con cuatro personas que regalaban donuts a cambio de una descarga de la app. De ahí, gracias a un crecimiento exponencial, llegó a Silicon Valley, donde fue incubada por Y Combinator, la aceleradora más importante de startups. Hoy cuenta con más de un millón de usuarios.
Para ciudades como Bogotá, ¿es una solución perfecta?
Sí, ciudades como Ciudad de México, ciudades como Sao Paulo donde próximamente estaremos, ciudades como Bogotá. Son ciudades hermosas con muchas cosas para hacer, pero ciudades donde también el tráfico es pesado, hay inseguridad, entonces, por ejemplo: una mujer de 30 años, 9 de la noche, se acuerda de que necesita dinero en efectivo para pagar al otro día al plomero o a una empleada y no tiene el efectivo. Tendría que salir de su casa e ir hasta el cajero electrónico por eso o puede pedir por Rappi dinero en efectivo, lo paga con su tarjeta y a los 15 minutos llega un rappitendero y se lo entrega.
¿En qué etapa de su vida va la empresa?
Yo creo que somos un niñito de 2 años y medio. Hay mucho por hacer y esto solo está comenzando. Hace año y medio éramos solo cuatro empleados, ahora somos más de 500, más de 2000 rappitenderos y una empresa que crece casi al 30% mes a mes. Nuestro sueño es tener un rappitendero en cada esquina de cada gran ciudad de Latinoamérica. Y esos rappitenderos nos van a hacer la vida mucho más fácil y digamos que ellos mismos están transformando su vida con ingresos adicionales.
¿En qué ciudades están y de cuántas entregas por día hablamos?
Las dos ciudades más grandes son Bogotá y Ciudad de México. Estamos en otras cuatro ciudades en Colombia y ya casi vamos a salir en Guadalajara y Monterrey, donde tenemos ya miles de usuarios registrados esperándonos. Hacemos unos 15.000 pedidos todos los días con unos picos obviamente de más pedidos en ciertos domingos o cuando llueve.
Hoy en día, ¿cuánto de la operación es desarrollo de la aplicación, perfeccionarla, y cuánta de la gente que trabaja en tu oficina se dedica a la ejecución del servicio?
Aquí hemos traído esa cultura de Sillicon Valley donde los programadores son los protagonistas. Ellos son los que resuelven los problemas que ven en base a los datos que les llegan. Ven las complicaciones, las oportunidades. Ellos son los que mandan y así ha ido creciendo la aplicación.
¿Cuál es la fórmula que le funciona a Rappi para tener éxito?
La fórmula es una ciudad caótica en donde nos dé un poquito de pereza salir a comprar las cosas. Que sea una ciudad muy congestionada en donde la gente no tiene tiempo libre. Entonces tenemos millones de personas sin tiempo queriendo tener una mejor vida y millones de personas que quisieran un poco más de ingreso. Muchos de nuestros Rappitenderos son guardias de seguridad, son profesores, son mensajeros de otras compañías que terminan sus turnos y quieren hacer algo más de dinero y se conectan y trabajan unas horas más haciendo feliz a los usuarios.
¿Qué es lo que hace la diferencia para que grandes inversionistas de Silicon Valley hayan dicho: vamos a buscar a gente como ustedes?
Los gringos al principio no entendían a Rappi porque allá en Silicon Valley hay una aplicación para pedir tu comida vegetariana y otra aplicación para pedir tu comida vegana. Hay una aplicación para cada cosita. Los latinoamericanos no somos así de complejos. Queremos un botón que nos traiga cualquier cosa que queremos y punto y vimos que había esa oportunidad y lograron entender. Entonces, entendiendo cómo vive la gente aquí y todas las oportunidades para hacer la vida más fácil que hay es que ellos se comenzaron a emocionar. Además, ya habíamos construido otras compañías.
Eso creo que les importó mucho. Una cosa es un emprendedor con una idea, otra cosa es un emprendedor con la determinación de llevarla adelante, manejar gente, pasar por todas las dificultades. Y ellos vieron que ya sabíamos lo duro del reto. Por otro lado, Rappi es muy original. No es una copia de algo que ya funcionaba en Estados Unidos, sino que es algo creado en Latinoamérica y creado por los mismos usuarios. Cuando nació Rappi, éramos una aplicación de la tiendita de barrio y punto. Pero tuvimos la suerte de dejar un campito abierto donde el usuario podía escribir cualquier cosa y el usuario ha sido el que ha guiado el crecimiento de Rappi.
¿Cómo haces para abarcar mucho pero no perder el foco?
Yo creo que hay que entender muy bien cuál es el negocio. Y el negocio es liberarle el tiempo a los usuarios por medio de una red conectada de personas con una gran voluntad de servicio que están dispuestas a ayudarte. Entonces a un rappitendero no le hace gran diferencia ir a recoger algo en una farmacia o ir a recoger algo en un restaurante o ir a depositar un pago. Lo importante es que haya suficientes pedidos por hora para que sea económico para el usuario y bueno para el rappitendero. Al añadir diferentes verticales tú haces que ser rappitendero sea mucho mejor que ser solo domiciliario de restaurantes. Aquí tu estas ocupado todo el día. En cualquier momento que te conectas a Rappi tienes algo para hacer, lo que hace que el servicio sea mucho mas rápido y mucho más barato que en otras aplicaciones.
¿Cuál es el límite de Rappi?
Lo bonito de esta compañía es que no vemos el límite. Rappi se comienza a volver la intersección entre todo lo online y todo lo offline y ahí hay pocos límites.