(CNN Español) – Ver a dos tenistas de élite medirse en la cancha es un espectáculo que, a veces nos hace olvidar que, más allá de rivales, son dos seres humanos que luchan por algo para lo que se han preparado con mucho sacrificio.
Por eso, cuando este jueves vimos al español Nicolás Almagro retirarse desconsolado de la cancha del Abierto de Francia por una lesión en la rodilla, el gesto de su rival, el argentino Juan Martín del Potro, nos tocó el corazón.
El partido de Roland Garros estaba muy igualado 6-3, 3-6 y 1-1, cuando Almagro tuvo que parar al agravarse su lesión, que ya lo había obligado a jugar infiltrado.
Con lágrimas en los ojos se abrazó a Del Potro, quien conoce muy bien lo que es superar lesiones. El argentino, viendo la impotencia y la amargura de su rival, se sentó con él y, acariciándolo en la cabeza, trató de consolarlo con palabras de aliento.
El público reconoció el gesto y aplaudió a ambos cuando salieron de la cancha. Una lección de deportividad.