(CNN) – La primera ministra británica, Theresa May, aferrándose a Downing Street, busca el apoyo de sus miembros del Parlamento este lunes, después de que los conservadores perdieron la mayoría en las elecciones de la semana pasada.
Muchos parlamentarios están molestos por lo que consideran una elección innecesaria que ha costado a varios legisladores sus escaños.
A una semana del inicio de las conversaciones con la Unión Europea, May no tiene el control sobre el Parlamento. Su única oportunidad de mayoría es una alianza con el Partido Democrático Unionista (DUP), un partido político marginal en Irlanda del Norte, que exige un paquete de medidas de financiación a cambio del apoyo en el Parlamento.
En uno de sus momentos más importantes de su historia, el país carece de timón y enfrenta a una crisis constitucional.
Al tirar su mayoría en una elección anticipada, May ha perdido el control sobre el Partido Conservador, el Parlamento, su manifiesto de político y el brexit.
El reloj está corriendo
El 19 de junio, la reina Isabel irá del palacio de Buckingham al Parlamento para dar a conocer la agenda legislativa del nuevo gobierno.
Ese mismo día, funcionarios británicos y de la Unión Europea deben iniciar las negociaciones sobre la salida del país del bloque. May debería ser capaz de utilizar estos dos eventos para moldear el futuro del país.
Sin embargo, no está claro ni siquiera se seguirá siendo la primera ministra en ese momento. La amenaza de un desafío de liderazgo desde el interior de su propio partido se cierne sobre su cabeza.
Entonces, ¿quién está realmente al mando?
Durante el fin de semana, May, quien apareció visiblemente alterada en entrevistas de televisión, usó el único poder del que aún dispone -una remodelación del gabinete- para tratar de apuntalar su posición y ganar aliados.
Pero incluso en esto la falta de autoridad le impidió movimientos importantes. Los ministros de mayor rango se quedaron en el puesto, mientras que May fue obligada a traer de nuevo al Consejo de Ministros a uno de sus enemigos políticos de larga data, Michael Gove, para apaciguar a un Partido Conservador molesto.
Si May no puede convencer a los parlamentarios conservadores sin cartera el lunes, conocidos colectivamente como el comité 1922, podría enfrentarse a un desafío de liderazgo en cuestión de días.
Michael Fallon, secretario de Defensa que, por ahora, se mantiene fiel a May, dio a entender el domingo que la primera ministra tuvo que comenzar a ser más consensuada al afirmar: “Vamos a ver un gobierno más colectivo. Yo y otros colegas lo hemos dejado claro”.
¿Adiós al ‘brexit duro’?
Por último, y quizás lo más importante, May ha perdido el control sobre el brexit, la misma razón por la que llamó a una elección con tres años de antelación. Con las conversaciones en Bruselas apenas a siete días de distancia, es evidente que el plan para un “brexit duro”, en el que Reino Unido rompa todos sus lazos con la UE, incluida la pertenencia al libre mercado, está ahora en duda.
Los ministros han instado a May a presentar una visión más “pragmática”, en lugar de “ideológica, para el brexit, una que sea menos virulentamente anti-UE. Esto, sin duda, significa que un brexit más suave está ahora en las apuestas.
Ruth Davidson, líder del Partido Conservador en Escocia, que logró una victoria sorpresa de 13 escaños, dijo el domingo que la primera ministra debe “echar otro ojo” al brexit.
Davidson y los 13 parlamentarios conservadores escoceses están viajando a Westminster este lunes para subrayar su importancia: sin estos escaños, May no tendría posibilidad de formar un gobierno con nadie.
Pero los conservadores pro-brexit no se alejarán de un brexit duro sin luchar: están furiosos por cualquier movimiento que diluya algo que ven como la voluntad del pueblo británico.
Con la disminuida autoridad de May sobre su partido, el Parlamento, su manifiesto y el brexit, no es de extrañar que la noche anterior no pudiera confirmar si planeaba servir un término completo en el cargo, diciendo a Sky News: “Durante la campaña electoral dije que si era reelegida tendría la intención de servir un término completo.
“Pero lo que estoy haciendo ahora es en realidad ponerme a trabajar”. La pregunta es por cuánto tiempo.