(CNN) – Cuando el movimiento político islamista Hamas anunció su nuevo estatuto al mundo, no fue desde Ramallah o desde la Ciudad de Gaza, sino desde el dorado salón de baile Salwa del hotel Sheraton en Doha.
No fue una sorpresa que Hamas eligiera Qatar. Es el hogar del saliente líder de Hamas, Khaled Meshaal, y de gran parte de su liderazgo. “Qatar es muy importante para Hamas”, aseguró H.A. Hellyer, analista no residente del Atlantic Council. “Qatar le proporciona una fuerte ayuda financiera a los territorios palestinos ocupados y es un refugio seguro para varios líderes de Hamas”.
La reciente crisis en la región del golfo Pérsico está poniendo en peligro esta relación. A principios de este mes, nueve países, entre ellos Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Bahrein, cortaron las relaciones diplomáticas con Qatar e impusieron embargos financieros de distinta gravedad.
El anuncio fue la culminación de una contienda que había estado hirviendo durante años. Los nueve países acusaron a Doha de ayudar a las organizaciones terroristas, brindar apoyo a los Hermanos Musulmanes y ser demasiado cálidos con Irán.
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Irónicamente tal vez, la relación de Qatar con Hamas no había sido una de las cuestiones más importantes que dividían a la región. A diferencia de Estados Unidos, Reino Unido y Europa, que señalan a Hamas como una organización terrorista, los Estados árabes (entre ellos Qatar) no lo hacen. Esto fue algo que el ministro de Relaciones Exteriores de Qatar trató de hacernos recordar en una entrevista con la cadena rusa RT, en respuesta a un llamado de su contraparte saudita para que Qatar deje de apoyar a Hamas.
“Estados Unidos ve a Hamas como una organización terrorista, pero para el resto de los países árabes es un movimiento legítimo de resistencia. No apoyamos a Hamas, apoyamos al pueblo palestino”, dijo el jeque Mohammed bin Abdulrahman Al Thani. “La presencia de Hamas (en Doha) se coordina con Estados Unidos y los países de la región, y es parte de nuestro esfuerzo por mediar entre las facciones palestinas para alcanzar la reconciliación”.
¿Presión injustificada?
Por su parte, Hamas dice que Qatar está siendo presionado injustificadamente. “Los países del Golfo están presionando a Qatar para que reduzca las relaciones con las organizaciones de resistencia, lo cual es inaceptable y rechazamos esta presión”, aseguró el portavoz de Hamas Fawzi Barhoom en un comunicado dirigido a CNN.
“Somos un movimiento de resistencia y el mundo entero es testigo de esto”, agregó.
Hamas se ha visto sometido a una serie de presiones durante los últimos años, reflejados en algunos cambios internos significativos. El mes pasado, se anunció un nuevo líder (Ismail Haniya asumió el liderazgo que por mucho tiempo tuvo Meshaal), al tiempo que el movimiento político islamista dio a conocer su nuevo estatuto.
Aunque Israel señaló el hecho de que el nuevo documento continuaba defendiendo la resistencia violenta y el compromiso con el “rechazo de la entidad sionista”, otros observadores afirmaron que la descripción del documento de un Estado palestino con las fronteras existentes en vísperas de la Guerra de los Seis Días, de 1967, proporcionó evidencia de una nueva moderación.
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Mientras las filas de Hamas estaban digiriendo esos cambios, el liderazgo se vio de repente obligado a prestarle atención a los desarrollos diplomáticos. Hellyer ve dos razones principales por las que los nueve aliados regionales están dirigiendo su atención hacia Hamas.
“Primero, Hamas tiene vínculos con la organización de los Hermanos Musulmanes, lo que lo coloca en la línea de fuego tanto de Abu Dhabi como de Arabia Saudita”, asegura Hellyer. “Pero creo que esto tiene que ver más con una audiencia occidental, los gobernantes saudíes aprovecharon el reconocimiento de Trump como un actor poderoso en la región y eso podría haberlos alentado”.
Al Jazeera: una ‘espina’
Al Jazeera, con sede en Qatar, ha sido una espina clavada para los autócratas regionales durante años. La influencia regional de Qatar también proviene del apoyo a los islamistas, ya sean los Hermanos Musulmanes y Hamas en un extremo del espectro, o al Qaeda en el otro.
Doha ha utilizado esta influencia para negociar con varios grupos, incluyendo a los talibanes, así como para ayudar a negociar el alto el fuego entre Israel y Hamas.
A finales del 2010 y en el 2011, Qatar vio subir fuertemente su influencia en todo el Medio Oriente. Al Jazeera, que ya era un dolor de cabeza para los dictadores árabes, informó ampliamente sobre la Primavera Árabe.
Al Jazeera desarrolló raíces adicionales en Egipto después de la sublevación y elección de Mohamed Morsi, quien provenía de los Hermanos Musulmanes. La comunidad internacional elogió al nuevo presidente egipcio por haber puesto fin rápidamente a una guerra entre militantes de Gaza e Israel ese mismo año.
Sin embargo, a la larga, la Primavera Árabe resultó desastrosa para Hamas, ya que el número de países a los que podría calificar como amigos se redujo. “Hamas tenía relaciones muy fuertes con Siria, Egipto, Qatar, Turquía e Irán”, dice Mustafa Barghouti, un político palestino independiente. “Las cosas han cambiado con el tiempo, así que tuvieron que diversificar las relaciones”.
Moverse de Damasco
Antes del 2012, el liderazgo de Hamas tenía a Damasco como sede. Las tensiones crecieron entre los militantes y el régimen del presidente sirio, Bashar al Assad cuando la revolución se apoderó del país. Eventualmente, Hamas se puso del lado de los rebeldes y cortó los lazos en alguna medida con Siria, Hezbollah e Irán. “Hamas perdió mucho en los levantamientos”, dice Hellyer. “Esta es una de las razones por las que Qatar intervino”.
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Qatar, un fuerte partidario tanto de los Hermanos Musulmanes, en Egipto, como de Hamas, aprovechó la situación. En el otoño del 2012, el máximo dirigente de Qatar, jeque Hamad bin Khalifa Al Thani, visitó Gaza convirtiéndose en el primer líder mundial en hacerlo bajo el control de Hamas. El emir inauguró proyectos por cientos de millones de dólares. En el vacío dejado por otros países, Qatar vio que su influencia sobre Gaza se levantaba rápidamente.
Pero las ambiciones de Doha llegaron a un obstáculo el 3 de julio de 2013 cuando Mohamed Morsy fue derrocado por el Ejército egipcio en un golpe de Estado. Los Hermanos Musulmanes fueron despojados de su poder y su influencia. El nuevo gobernante (el general Abdel Fatah El Sisi) era hostil hacia Qatar y Hamas.
Él acusó a Hamas de apoyar a los Hermanos Musulmanes en la violencia posterior al golpe. Cientos de túneles de contrabando, a lo largo de la frontera con Gaza, fueron cerrados, cortando así una línea vital para la franja costera. De hecho, las relaciones entre Hamas y El Cairo empeoraron tanto que los expertos egipcios animaron a Israel y elogiaron al primer ministro Benjamin Netanyahu durante la guerra del 2014 entre militantes de Gaza e Israel.
Menos de tres años después, ese resentimiento egipcio, compartido por sus aliados árabes, se ha convertido en un juego de poder dirigido a doblegar la voluntad qatarí. “Es difícil imaginar que Qatar sea capaz de resistir un sistema tan restrictivo en torno a ellos, y creo que bastantes personas en Qatar están buscando una forma de llegar a un acuerdo”, explica Hellyer. “El problema es que la temperatura ha aumentado tan rápidamente que no hay medidas de salvaguarda. Si Doha cede ante las demandas, se verá bastante mal en el escenario interior”.
Una ruptura con Qatar
Tal vez el signo más inmediato de cualquier consentimiento sería que Qatar expulsara a los líderes de Hamas. Sudán o Turquía podrían ser lugares de refugio si eso sucediera, según Hallyer.
“Hasta este momento, Qatar no nos ha informado de ninguna decisión para que abandonemos Doha”, asegura Barhoom, portavoz de Hamas. “Somos bienvenidos en muchos países, tuvimos elecciones y pensamos en nuevos arreglos. La residencia del liderazgo de Hamas podría cambiar de acuerdo con una decisión tomada por el propio liderazgo”.
Una ruptura con Qatar no rompería a Hamas (la organización ha sobrevivido antes sin el dinero qatarí), pero seguramente agravaría la terrible situación en Gaza, dicen los observadores.
Según las Naciones Unidas, la tasa de desempleo en Gaza asciende alrededor del 65% y un millón de personas dependen de los suministros de alimentos de la agencia de refugiados palestinos de la ONU.
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“Es una situación muy seria, peligrosa y explosiva”, afirma Barghouti. “Qatar ha estado ayudando a los habitantes de Gaza suministrándoles electricidad y combustible. Romper los lazos afectaría drásticamente a los civiles. Mi preocupación es que presionar a Hamas demasiado podría llevar a ciertas divisiones y permitir cierta radicalización”.
En última instancia, dice, esta disputa entre los países del golfo podría tener un efecto negativo en las ambiciones palestinas para un Estado independiente. “Las disputas internas en el mundo árabe, entre los países árabes, son malas para Palestina. Un efecto muy importante es que esto distrae de la necesidad palestina de liberación e independencia”, asegura Barghouti. “Los palestinos necesitamos que estos problemas se resuelvan lo antes posible”.
Abeer Salman, de CNN, contribuyó a este artículo