(CNN Español) – “Que 20 años no es nada, que febril la mirada…”, escribió Alfredo Lepera e inmortalizó Carlos Gardel allá por 1935. Les aseguro que tenían razón, dos décadas no son nada si uno hace lo que le apasiona y tiene la suerte de trabajar para la empresa que uno es hincha y admiró toda la vida. Esta es una breve reseña de mis 20 años como periodista de CNN.
Me enamoré de CNN en 1991 durante la guerra del Golfo. Esas tres letras (Cable News Network) comenzaban a sonar con fuerza en Latinoamérica gracias a un noticiero de media hora, presentado por Jorge Gestoso y Cecilia Bolocco, que se veía a través de la señal de CNN Internacional.
Yo era corresponsal de Telefe Noticias de Argentina en Miami, y me piden que viaje a Atlanta para hacer un informe sobre cómo la cadena estaba transmitiendo la guerra. Fue un amor a primera vista. No solo me deslumbraron las instalaciones (me sentía como un chico que visita los parques de Disney) sino por la forma tan rigurosa de hacer periodismo.
Ahí fue cuando me puse como meta trabajar, algún día, para el líder mundial de noticias.
Mi sueño se concretó 6 años más tarde. El día que firmé mi contrato me sentía como un chico que lograba jugar para el equipo de sus amores. Al dejar mi auto en el estacionamiento del canal miro al cielo y me topo con el gran cartel de CNN; le agradecí a Dios por darme esa oportunidad. Algo que vengo haciendo durante los últimos 20 años.
Ahí comencé un viaje que me permitiría estar en primera fila para ver los acontecimientos que cambiaron al mundo durante estos años.
Como fui el último en llegar, me dieron las mañanas (no es el turno más deseado por mis colegas pero que a mí me vino perfecto). Levantarse en medio de la madrugada no es fácil pero uno se acostumbra. Se los dice alguien que lo viene haciendo durante los últimos 20 anos.
Una de las primeras noticias que me tocó cubrir fue la muerte de la princesa Diana. Ella murió en medio de la noche y nosotros estuvimos al aire horas y horas. Me siento muy cómodo con las noticias de último minuto (breaking news, le dicen en Estados Unidos) y muchas de estas pasan en mi horario (Invasión Irak, operativo Elián Gonzáles, atentados en Medio Oriente, etc., etc., etc.).
En esos momentos de caos en el control room es cuando yo estoy más tranquilo. Una de mis reglas es decirles lo que sabemos (eso requiere leer mucho, estar preparado y tener un equipo sólido que nos respalde) y lo que no sabemos (esto pasa muy seguido en noticias en desarrollo). La noticia de breaking news que más me impactó fueron los atentados del 11 de septiembre. Muchos de ustedes se enteraron gracias a nuestra cobertura de ese trágico día. Muy poca información teníamos de lo que estaba pasando, las imágenes que recibíamos eran muy fuertes, los testimonios desgarradores. Todo un desafío para un periodista.
Durante estos años tuve la oportunidad de viajar por toda Latinoamérica, entrevistar a presidentes, figuras relevantes de la sociedad y gente normal y corriente que hace cosas extraordinarias. Estos últimos son los que más recuerdo. Para mí es muy importante salir de la comodidad del estudio y poder estar en la calle donde sucede la noticia.
De la mano de CNN tuve la oportunidad de presentar foros presidenciales, cubrir elecciones, eventos deportivos, etc. Soy una persona muy curiosa y eso me ayudó mucho en mi carrera. El otro factor a mi favor es que me gusta escuchar y eso me permite poder contrapreguntar y sacar lo mejor de una entrevista.
La forma de hacer periodismo ha cambiado durante estos años y el desafío es adaptarse a estos nuevos tiempos. Las redes sociales se han convertido en una herramienta indispensable de los comunicadores. Yo disfruto enormemente la comunicación que tengo con ustedes por este medio, pero soy consciente que son un arma de doble filo. Hay que tener mucho cuidado con lo que leemos en ese maravilloso y misterioso mundo, donde la Biblia esta junto al calefón, como dice el tango.
Ya que estamos nuevamente hablando de tango, comencé diciéndoles que 20 años no es nada si uno hace lo que le gusta, pero luego de escribir estas líneas y rememorar todo lo que pasó durante este tiempo –vi crecer a mis hijos, celebré nacimientos, casamientos, despedidas de mis colegas de CNN– me doy cuenta de que el mundo cambió frente a nuestros ojos.
Si me permiten, me retracto, y a los que piensan que 20 años no es nada, les digo “andá a cantarle a Gardel”.