(CNN) – Para algunas personas, el verano es el momento para quedarse adentro haciendo ejercicio. Pero otros dan la bienvenida al calor como una manera de sudar más y conseguir un mejor entrenamiento.
De hecho, desde hace tiempo he considerado la sudoración de mis sesiones de ejercicio como una señal de lo intenso de la jornada. Pero resulta que me he equivocado: cuánto sudas no necesariamente se correlaciona con la intensidad de tu entrenamiento o cuántas calorías quemas.
Cuando la temperatura corporal aumenta, las glándulas ecrinas secretan el sudor y la evaporación de la humedad de la piel le ayuda a enfriarse. Por supuesto, la sudoración puede ocurrir por otras razones, como el estrés o el miedo.
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Ese tipo de sudor proviene de las glándulas apocrinas, que se localizan principalmente en la axila y la ingle.
Lo que sudamos durante el ejercicio responde a una serie de factores, incluyendo el género (los hombres tienden a sudar más que las mujeres) y la edad (las personas jóvenes sudan más que las personas mayores), así como la genética, la temperatura y la humedad.
El peso también juega un papel. Las personas más grandes tienden a sudar más, porque sus cuerpos generan más calor.
Otro contribuyente es el nivel física. Sorprendentemente, las personas en forma tienden a sudar más pronto durante el ejercicio y más copiosamente que los que están menos en forma.
Las investigaciones sugieren que a medida que su nivel de condición física mejora, el sistema de regulación del calor de su cuerpo se vuelve más eficiente, refrescándoles más rápido y permitiéndoles ejercitarse más fuerte.
No te dejes engañar si pierdes algo de peso después de un entrenamiento en el que sudaste mucho. Esto es simplemente el peso del agua que regresará cuando te rehidrates y no significa necesariamente que has quemado muchas calorías.
Por otro lado, no asumas que un entrenamiento de bajo sudor significa que no estás trabajando lo suficiente o ni quemando suficientes calorías. Puede ser que el sudor se evapore rápidamente porque estás haciendo ejercicio en un ambiente con aire acondicionado, cerca de un ventilador o al aire libre en un día con brisa. O, a diferencia de mí, simplemente puede que no sudes mucho.
Sea cual sea el caso, usar ropa hecha de telas sintéticas como poliéster o Lycra puede ayudarte a sentirte menos sudoroso. Estos alejan el sudor de tu piel a las capas externas de la ropa, donde la humedad se evapora.
El algodón, por el contrario, absorbe la humedad pero no favorece la evaporación. Como resultado, tu ropa puede sentirse empapada y pesada después de un entrenamiento.
Un inconveniente del poliéster es que tiende a apestar más que el algodón después del ejercicio. En un estudio, los investigadores recogieron las camisas sudorosas de 26 sujetos después de una hora de spinning intenso. Al día siguiente, olfateadores entrenados determinaron que las camisas de poliéster olían peor que las de algodón. (No está claro quién estuvo de acuerdo exactamente en hacer este trabajo o por qué).
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Los micrococci, un tipo de bacterias que descomponen el sudor y causar olor desagradable, crecen sólo en las prendas de poliéster. Eso es importante porque el sudor en sí mismo es generalmente libre de olores; es la combinación de sudor y ciertas bacterias las que crean el hedor.
Puedes encontrar tejidos sintéticos “resistentes a los olores”, que son tratados con diversos compuestos antibacterianos. Entre los más comunes está la plata, que se aplica típicamente en pequeñas cantidades conocidas como nanopartículas.
Sin embargo, algunas investigaciones sugieren que la ropa tratada con plata puede no funcionar tan bien como promete. Además, una cantidad significativa de plata puede desgastarse en el lavado, reduciendo la eficacia de las prendas de vestir y potencialmente dañando el medio ambiente.
También hay preocupaciones de que exponer nuestra piel a nanopartículas de plata puede representar un riesgo para la salud, aunque no hay evidencia directa de esto.