CNNE 423031 - romina rompower instagram

(CNN Español) – En la vida en tiempos de Facebook, Twitter e Instagram, cuando alguien publica algo —lo que sea— suele escribirlo como cree que se escribe, sin mayor preocupación de que lo esté haciendo mal o lo vayan a corregir. Son las redes sociales, después de todo. Pero sí importa, y mucho más si tienes miles de seguidores y lo que publicas lo leen otros que te consideran un ejemplo o un influenciador. Rompower quiere cambiar eso.

¿Qué es Rompower? Es un concepto y una parodia. El concepto de que sí se pueden enseñar las normas del español y una parodia de las fotos de algunas chicas en Instagram para lograr eso, transmitir el buen uso del idioma. Se le ocurrió a Romina, una periodista catalana que se cansó de leer textos inauditos de la gente en redes sociales.

Romina, una friki —palabra aceptada por la RAE— del lenguaje, como ella misma se denomina, quiso honrar las enseñanzas de su abuelo vallisoletano y su propia pasión por el idioma con un proyecto que para algunos será una empresa descabellada y para otros una iniciativa demasiado atrevida: después de trabajar en una agencia de comunicación y ahogarse en el pésimo uso del español en redes sociales se propuso conseguir que la gente escribiera bien. ¿Cómo? Llamando la atención. ¿Cómo? Con fotos parodias de fotos sexis.

“Decidí que tenía que hacer algo por necesidad de ayudar a difundir el buen uso del lenguaje”, dice Romina. “Se me ocurrió que la única manera de hacerlo era llamando la atención, porque si no la gente no te hace caso. Si te pones en plan serio, en modo serio, normalmente la gente pasa”.

El asunto es sencillo: piensa qué errores recurrentes la sacan de quicio, planea qué norma debe explicar, sale a la calle sin mucho pudor y en un ambiente anodino improvisa una postura para la foto. Es todo. Lo importante viene después.

Más parodia que erotismo

@Rompower tiene más de 16.400 seguidores en Instagram y en cada publicación encontrarás primero una foto o un video de una mujer guapa haciendo una pose exagerada —graciosa, algo a todas luces intencional—. Luego, como la foto o el video despertaron tu interés, verás una breve explicación de una norma idiomática que seguramente habrás visto mal ejecutada en textos propios o ajenos en redes sociales.

Por ejemplo, esta sencilla explicación de la diferencia entre si no y sino acompañada de un video divertido con música de Lady Gaga:

“En Instagram está ahora de moda el mundo de las blogueras, con sus fotos con las manos en forma de corazón, un paisaje maravilloso detrás o en hoteles paradisíacos”, cuenta Romina. “Quise parodiar este mundo precioso y hacer lo mismo, ese postureo —que me encanta esa palabra—: ponerte a posar, pero con la vida real, con abuelos detrás que están en un banco pasando la tarde, con contenedores de basura, con perros, y que de esa manera la gente cuando vea las fotos como mínimo se preguntará ‘¿Qué es lo que hace esa mujer?’ y se interesará por leer el pie de foto, que es una norma de ortografía, gramática o de léxico”.

Ha tenido éxito, no solo porque de hecho ha conseguido llamar la atención —entre sus seguidores se cuentan humoristas reconocidos y artistas de la talla de Santiago Segura— sino porque la gente, en efecto, está aprendiendo.

“Me consta por comentarios que me llegan que hay mucha gente que está aprendiendo conmigo. Y chicas, sobre todo, que me dicen: ‘Te felicito por tu proyecto porque me estás ayudando mucho, estoy aprendiendo mucho’. A mí eso es lo que satisface y veo que no lo estoy haciendo mal del todo”.

¿Críticas? Desde luego. No faltan en las redes sociales. Sobre todo para una mujer que se atreve a salir en público con ropa ajustada para llamar la atención. Pero eso es quedarse en la superficie y no ver que en otra publicación de cualquier otra cuenta verás a una chica con menos ropa y que no te está enseñando nada más que la carne.

“Me han dicho que le hago un flaco favor a las mujeres, pero yo no lo veo así: mi objetivo no es ser sexi: sí, me pongo ropa mínimamente ajustada y hago poses, pero si te miras los perfiles de la mayoría de blogueras en un 90% enseñan más carne que yo”, dice Romina, que se reserva su apellido: prefiere separar seguidores de Rompower y amigos de redes sociales.

Por supuesto, lo reconoce, habrá una parte de sus seguidores que mirarán sus piernas, su cuerpo, pero los que le importan son los que se instruyen con sus publicaciones.

Lo que pesa es más la parodia que el hecho de querer mostrarme como una mujer sexi. Pero si fuera así: ¿qué problema hay?, ¿qué hay de machista en esto?”.

No se puede discutir con eso.

Si hubiese tenido esa profesora…

Hace poco Víctor Amela, colega de Romina en el diario La Vanguardia, le dijo: “Lo que haces tú es lo que debió haber hecho el sistema educativo hace años. Si hubiese tenido una profesora como tú habría aprendido lenguaje”.

Si uno sigue a Fundéu en redes sociales probablemente nunca verá algo así. La Fundación de Español Urgente, que promueve el buen uso del español en medios —asesorada por la Real Academia Española—, es quizá la institución más prestigiosa y recomendada para salir de dudas del lenguaje. Tienen incluso publicaciones creativas, con videos e imágenes llamativas en sus redes sociales. Pero nada como Rompower.

Y vaya que lo necesitamos. Empecemos por los usuarios en redes sociales que son decididamente desprolijos con su lenguaje. Hay una cosa que Romina ha intentado combatir con todas sus fuerzas, el error más común: la diferencia del por qué (preposición  más interrogativo, para preguntar), porque (conjunción, equivalente a ya que), porqué (sustantivo, sinónimo de razón), por que (por, más y el pronombre relativo) y por que (preposición más conjunción).

Pero también lo necesitan quienes administran las cuentes de redes sociales de empresas y medios (los llamados community managers). Los errores más frecuentes: la falta de las tildes diacríticas (sobre todo en los interrogativos cómo, cuándo, cuánto y dónde y en los excalamativos qué, cuál, cuán, quién) y la falta de comas en los vocativos (gracias, Romina).

Erradicar algunos de esos errores frecuentes parece una quimera, dice Romina, pero eso solo le da más motivación para seguir con su proyecto. “Rompower es como la RAE, que limpia, fija y da esplendor a la lengua española. O eso intenta, a su manera”, asegura, orgullosa.

Así como hay niñas que aprenden de maquillaje con las cuentas de mujeres en Instagram, quizá puedan también aprender español con Rompower. Eso sí es una influenciadora.

#Escribirbienessexi

Está claro: su objetivo no es ser sensual (aunque a juicio de sus seguidores lo sea), sino hacer una parodia, pasarlo bien, reír y con buen humor enseñar lenguaje. Pero lo que sí es sexi es escribir bien.

“Considero que escribir bien es sexi. Una persona que escribe bien a mí me gusta más que una persona que deja completamente su lenguaje”.

En la vida en tiempos de Facebook, Twitter e Instagram, donde el espacio es reducido y la gente tipea lo primero que se le viene a la mente de forma apresurada, quizá sean cada vez más necesarias personas como Romina, para que nos recuerden, con un postureo a la vez, cuán atractivo es escribir bien.