(CNN Español) – De madrugada un grupo de mexicanos de la tercera edad iniciaron un viaje por tierra desde Celaya, Guanajuato, en México para tomar un avión hasta el aeropuerto de Phoenix, Arizona, la primera escala de un reencuentro familiar que algunos creían imposible.
“Sacar una visa no es fácil, pierde uno vueltas. Y si se la dan bien y si no ni modo, hasta ahí”, dijo Felipe López, residente del municipio Doctor Mora en Guanajuato minutos después de aterrizar.
López y su esposa Ana María Arvizu forman parte del grupo de 32 personas de la tercera edad del programa de unificación binacional “mineros de plata” en alusión al recurso natural que caracteriza a ese estado mexicano. A través del mismo pudieron obtener una visa especial.
En el grupo habían personas entre los 60 y 85 años, algunos viajando con bastones otros en silla de ruedas. A sus 62 años, Arvizu y López se subieron a un avión por primera vez para ver a su hijo y sus tres nietos.
“Veníamos temblando”, bromeó López.
El último encuentro fue hace 12 años y aunque han recibido visitas de sus nietos en Guanajuato no han podido abrazar a su hijo que ahora ya tiene 36 años.
“Todavía no lo veo y me siento así sentimental”, dijo Arvizu.
En poco menos de dos horas, el grupo llegó a Tucson, Arizona, donde los aguardaba una fiesta con música de mariachis y comida mexicana.
Gabriel López se abalanzó para abrazar a su madre entre un tumulto de abrazos y lágrimas de otras familias reunificadas. Su padre se unió al abrazo colectivo después de una pausa entre la sorpresa y la emoción.
“Piensa uno tanto tiempo que ha pasado, lo que va a pasar, no sabe uno si es verdad”, dijo Gabriel López.
López es un inmigrante indocumentado y, con el incremento de la seguridad fronteriza y las restricciones de las leyes migratorias, de viajar a México no podría regresar legalmente a los Estados Unidos. Una ley castiga a quienes han vivido ilegalmente en Estados Unidos imponiendo un límite de 10 años para que vuelvan a regresar.
Ahora que tiene tres hijos, entre ellos una hija de 18 años que está por ingresar a la universidad, es muy difícil correr ese riesgo.
López dijo que no es el único que tiene ese problema, muchas otras familias experimentan esa misma separación que los ha llevado a tomar duras decisiones cuando un ser querido está enfermo en México.
Para las familias que se quedaron en México también es difícil conseguir una visa para llegar a Estados Unidos.
“A la gran mayoría en algún momento lo han intentado y se las han negado por muchas razones: por la edad, por la cuestión de no comprobar los requisitos financieros para poder cumplir con los temas de la visa. Acá está de aval el gobierno del Estado, manejamos la visa grupal”, dijo Susana Guerra, directora de atención del migrante en Guanajuato.
Más de 200 adultos mayores han viajado en reencuentros como estos a través de la colaboración entre clubes de inmigrantes de Guanajuato en Estados Unidos y el gobierno de ese estado. En Tucson, Arizona, estos mismos se dieron cuenta de que habían muchas familias de esa región de México viviendo en esa ciudad y así inició el enlace.
El viaje tuvo una meta adicional.
“Estamos trabajando en Guanajuato para que nuestros migrantes no se sientan solos en la defensa jurídica de sus derechos, que sepan que es importante hacer presencia ante esta creciente ola antiinmigrante dentro de esta administración”, dijo Diego Rodríguez Vallejo, secretario de desarrollo social y humano para el gobierno del estado de Guanajuato quien lidera este programa.
El funcionario también agregó que parte de su trabajo es crear oportunidades en Guanajuato para que los mexicanos no salgan del país como es el caso de muchas familias como la de López.
El grupo de abuelos tendrá 30 días para hacer planes y disfrutar junto a sus familias.
“Bien emocionado, ni palabras tengo. Mucha emoción”, dijo Gabriel López. A lo que su madre replicó: “No esperábamos que nos volviéramos a encontrar acá”.