(Expansión) – Los gobernantes de México y de Venezuela llevan desde 2005 exhibiendo públicamente sus desencuentros por cuestiones políticas, aderezándolos con alusiones personales, en contraste con la cortesía con la que usualmente se dirigen entre mandatarios. La crisis resurgió en el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto.
Aunque Hugo Chávez recordaría con la escritora Elena Poniatowska los lazos que lo unieron en un principio con el entonces Vicente Fox —“vino aquí con sus botas vaqueras”, dijo Chávez en 2007— la ‘luna de miel’ política no duraría, y lo que empezó con viajes juntos y charlas por teléfono terminó en insultos como “cachorro del imperio” y “burro”, que 12 años después han escalado a “asesino” y “ridículo”.
Los medios diplomáticos y políticos de alto nivel no solamente han fallado en rescatar la relación bilateral —afectada por diferencias en materias como política, derechos humanos y comercio internacional, así como un trato personal tirante—, sino que ésta se encamina a un nuevo punto bajo en el contexto de la Asamblea Constituyente convocada por Caracas este domingo.
Chávez y Fox: del amor a la agresión
El entonces presidente venezolano, Hugo Chávez, comentó en la citada entrevista que en el inicio del gobierno del mandatario mexicano, Vicente Fox, ambos compartían largas charlas en foros internacionales, conversaban por teléfono e incluso realizaban visitas en ambos países.
“Vino aquí con sus botas vaqueras, fuimos juntos al Panteón Nacional, hicimos una reunión del Grupo de los 3 (junto con Colombia), y empezamos una buena relación”, le dijo Chávez a la escritora Elena Poniatowska. “Yo recuerdo que… fui a su toma de posesión. Él me invitó y fui de los pocos que asistió con él a Oaxaca… Recuerdo iba en el avión Lech Walesa (expresidente de Polonia), fuimos a una asamblea indígena, nos sentamos a oír a los líderes. Yo estaba muy motivado”, detalló.
Al final, se impusieron las diferencias, y Fox y Chávez tuvieron sus primeros roces en 2005, cuando fracasaron los intentos del bloque encabezado por países como Estados Unidos, México y Canadá para establecer un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), al cual se opuso otro grupo liderado por Venezuela, Brasil y Argentina.
El quiebre personal ocurrió cuando el mandatario venezolano lanzó el famoso “cachorro del imperio” por considerar que Fox se adhería a las políticas de Estados Unidos, luego de que el mexicano declaró que Chávez había llegado “a extremos de inconsistencia, falta de tolerancia y voluntad”, así como que había caído “en la euforia y en la parafernalia”.
México exigió una disculpa y, como no se dio, retiró a su embajador en Caracas. El gobierno de Venezuela calificó el ultimátum como una “agresión”, e igualmente llamó a su embajador.
Chávez soltó otras dos de sus ‘perlas’ que capturaron la atención pública: cuando envió un mensaje a Fox a través de su programa ‘Aló Presidente’: “No se meta conmigo, caballero, porque sale espinao”, y cuando encabezó un mitin portando un sombrero mexicano y cantando el clásico El Rey de José Alfredo Jiménez, en acto de “desagravio”.
La relación ya no se recompuso durante el sexenio de Fox. “A veces uno trata de pasar la página, con México hemos dicho pasemos la página, pero sin embargo no es fácil. Hay muchos factores, y sobre todo Estados Unidos”, comentó a Poniatowska.
La animadversión trascendió el sexenio de Fox, quien ya como expresidente calificó a Chávez en distintas ocasiones como “burro, autoritario, demagogo y dictatorial”.
Calderón: los fines electorales
El tema de Chávez volvió a capturar los reflectores mexicanos durante la campaña presidencial de 2006, en la que resultó electo como presidente Felipe Calderón, cuyo equipo difundió publicidad en la que comparaba al venezolano con el candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador.
Esta situación desagradó a Chávez, cuyo gobierno se resistió a reconocer al entonces presidente electo.
“Él (Calderón) sencillamente destruyó la posibilidad de tener buenas relaciones con Venezuela. Pero no solo por eso, sino que yo creo que en México robaron a López Obrador”, le dijo a Patricia Janiot de CNN en Español.
Pese a que las diferencias persistieron —Calderón criticó en foros públicos el estilo de gobernar en Venezuela—, en 2007 ambos países volvieron a nombrar embajadores.
En 2011, el presidente mexicano realizó una visita a Caracas, para participar en la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), tras la cual ambos presidentes acordaron realizar visitas de Estado recíprocas. Calderón concluyó su sexenio sin regresar a Venezuela, y Chávez falleció en 2013 sin concretar la visita.
Peña Nieto: reencuentro y nuevo declive
El presidente Peña Nieto visitó Caracas en su primer año de gobierno, aunque fue para asistir a los funerales de Estado de Hugo Chávez, cuando declaró que acudió a expresar “condolencias, muestras de afecto y solidaridad”.
La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) destacó el relanzamiento de las relaciones con la región, y en particular con Caracas.
“Se dio un nuevo impulso a las relaciones con Venezuela, sustentadas en un diálogo franco y fortalecido, y en el compromiso de profundizar los intercambios comerciales así como mayor cooperación, en ámbitos como educación, cultura, ciencia, turismo, promoción económica y temas consulares”, indicó la Cancillería en su informe de labores de 2013.
La relación, ya en el periodo del presidente Nicolás Maduro, transcurrió con normalidad hasta la reciente crisis social en Venezuela, donde existe escasez de productos y protestas que han dejado más de 120 personas muertas. La crisis también es institucional, luego que el Tribunal Supremo de Justicia disolvió en marzo a la Asamblea Nacional (Legislativo), lo cual fue interpretado por la oposición como un intento de entregar todo el poder al Ejecutivo.
El canciller mexicano, Luis Videgaray, ha desplegado un activismo diplomático contrapuesto a la posición del gobierno venezolano, lo cual ha molestado al gobierno de ese país. Declaraciones y llamados aparte, el gobierno de Peña Nieto impulsó que la Organización de los Estados Americanos (OEA) emitiera una declaratoria que incluyera temas como los “presos políticos” o la intervención en el Legislativo, durante la Cumbre celebrada en junio en Cancún.
El proyecto fracasó, pero provocó que regresaran las acusaciones de que México se pliega a los intereses de Estados Unidos, como expresó recientemente en Cancún la entonces canciller Delcy Rodríguez quien llamó la atención con dichos como “perritos simpáticos al imperio”.
La relación tocó fondo de nuevo el jueves pasado, cuando la SRE y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) advirtieron que México procederá en consecuencia con las sanciones anunciadas por Estados Unidos contra funcionarios y exfuncionarios vinculados con Maduro.
La decisión fue precedida por la afirmación de Maduro de que la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA, por sus siglas en inglés) se coordinaba con México y con Colombia para “derrocar” a Maduro.
Pompeo dijo en un foro sobre seguridad en Estados Unidos el pasado 21 de julio que la CIA espera que haya una transición en Venezuela y este organismo está “haciendo lo mejor para entender la dinámica allí para que podamos comunicarle a nuestro Departamento de Estado y a otros”.
El director de la CIA dijo en ese evento que estuvo en Bogotá y Ciudad de México discutiendo temas sobre Venezuela para ayudar a entender el tema en la región.
“Los gobiernos de México y de Colombia quedaron desnudos y han hecho el ridículo tratando de aclarar… en Venezuela tenemos un dicho: ‘no aclares tanto que oscureces, compadre’”, dijo Maduro a la televisora rusa RT, en entrevista publicada el miércoles pasado.
La SRE rechazó este señalamiento, mientras que el embajador mexicano en la OEA, Luis Alfonso de Alba, le regresó la cortesía del “ridículo”.
“Las acusaciones que nos hacen como tal, a partir de las declaraciones que hizo el director de la CIA (Michael Pompeo), son, por decir lo menos, ridículas. Me da la impresión de que es un acto de desesperación. Estar inventando incluso este tipo de historias para distraer la atención es una muestra de debilidad de las autoridades venezolanas”, dijo al diario El Universal de México.
En respuesta, Maduro —cuya canciller ya había reprochado en México el caso de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa— llegó a calificar al gobierno de Peña Nieto como “asesino”.