(CNN) – J.C. y Karen Spencer llaman todos los días a pedir una orden de desayuno al restaurante Chick-fil-A más cercano.
El lunes por la mañana, tuvieron una petición ligeramente diferente: en lugar de lo habitual, pidieron un bote para rescatarlos de su casa inundada.
Fue por mera coincidencia que los Spencer incluso consiguieron que alguien les contestara. El restaurante estaba cerrado debido al huracán Harvey.
El director, Jeffrey Urban, sólo pasó a revisar el local. El teléfono estaba sonando, pero Urban no planeaba tomar ninguna llamada.
Luego, notó el número familiar de los Spencer en el identificador de llamadas.
Respondió, pensando que J.C. Spencer estaba llamando a pedir su burrito a la parrilla con huevos extra diario, sin saber que la tienda estaba cerrada.
Era J.C., pero no quería desayunar. Su casa se había inundado, dijo; necesitaba ayuda.
“Estaba diciendo que estaba tratando de contactar gente, y no pudo obtener ninguna respuesta al número de emergencias 911”, dijo Urban a HLN el jueves. “Así que llamó a Chick-fil-A para ver si podíamos ayudarlo, y fue una bendición que, en ese exacto momento, yo estuviera allí para contestar el teléfono y conseguirle ayuda”.
Urban anotó la dirección de la pareja y llamó al dueño del restaurante y la directora de recursos humanos Cindy Smith para ver qué podía hacerse.
El marido de Smith tenía un bote. Así que él y algunos vecinos se dirigieron a la casa de los Spencer con un bote y un jet ski.
Es una situación profundamente poco envidiable tener que ser rescatado de una casa, un barrio, una ciudad bajo el agua.
Pero la imagen de Karen Spencer sentada cómodamente encima de un jet ski es inolvidable: un poco de humor y mucha bondad ante la tragedia.
Y, por cierto, dice Urban, J.C. Spencer llamó a Chick-fil-A de nuevo el miércoles, dos días después del dramático rescate.
Esta vez, sin embargo, realmente quería su burrito de desayuno.