(CNN) – La líder de facto de Myanmar, Aung San Suu Kyi, canceló este mes un viaje a la Asamblea General de la ONU mientras se intensifica la crisis de la minoría rohinyá en el estado de Rakhine.
Más de 370.000 rohinyás han huido a Bangladesh para escapar de la violencia desde el 25 de agosto, según Naciones Unidas, un promedio de casi 20.000 por día.
Un portavoz de la oficina presidencial dijo que Suu Kyi había cancelado su viaje por dos razones.
“Una es la situación actual en el estado de Rakhine. Estamos teniendo ataques terroristas y también hay mucho trabajo qué hacer en seguridad pública y labores humanitarias”, dijo el portavoz Zaw Htay en un comunicado.
“Y la segunda es que hemos recibido informes de que hay posibilidades de ataques terroristas en nuestro país”.
La 72 Asamblea General de la ONU, uno de los mayores escaparates diplomáticos anuales del mundo, se inauguró este martes en Nueva York, con eventos que durarán semanas, entre ellos un discurso del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Suu Kyi no es la presidenta de Myanmar: su título oficial es consejera estatal en el país antes conocido como Birmania.
El más reciente brote de violencia en el estado de Rakhine fue provocado el mes pasado por una serie de presuntos ataques de militantes rohinyás en puestos fronterizos del gobierno.
Las acciones de las fuerzas armadas de Myanmar son un “ejemplo de libro de texto de limpieza étnica”, dijo este lunes el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad al Hussein. Se cree que esta práctica se ha intensificado después de los recientes ataques.
Suu Kyi criticada por su respuesta
Los refugiados están llegando a Bangladesh, llevando consigo historias de asesinatos, violaciones y devastaciones.
Algunos han sido heridos por minas terrestres de las que acusan a Myanmar de plantarlas a lo largo de la frontera, mientras que otros describieron a personas que fueron torturadas hasta la muerte o quemadas vivas.
Suu Kyi ha sido criticada en repetidas ocasiones por su respuesta ante la crisis, especialmente por su trabajo anterior como defensora de los Derechos Humanos por el que ganó el Premio Nobel de Paz en 1991.
Durante su último discurso ante las Naciones Unidas en septiembre de 2016, Suu Kyi dijo que su gobierno no temía el escrutinio internacional sobre su manejo de los rohinyá.
“Estamos comprometidos con una solución sostenible que conduzca a la paz, la estabilidad y el desarrollo para todas las comunidades dentro del estado”, dijo entonces. Para octubre, se había presentado un nuevo estallido de violencia en el estado de Rakhine.
Tom Malinowski, exsubsecretario de Estado para la Democracia, los Derechos Humanos y el Trabajo de Estados Unidos, dijo que está “muy triste” por la respuesta de Suu Kyi ante la crisis de los Rohinyá.