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La tensa y breve trayectoria de Sean Spicer en la Casa Blanca
02:51 - Fuente: CNN

(CNN) – Cuando Sean Spicer hizo rodar un podio presidencial falso en la gala de los premios Emmy este domingo en la noche en Los Ángeles, una expresión de sorpresa se escuchó entre las celebridades. ¿Era realmente él? ¿Qué iba a decir?.

Spicer actuó su rol perfectamente: insistió en que este “iba a ser la audiencia más grande en presenciar los Emmys. Punto. Tanto en persona como en todo el mundo”. La multitud se rió. Él fue tras bambalinas y se paseó con gente bonita.

Pero hay un problema: No solo no fue chistoso, sino que no tuvo que haber aparecido del todo. Considerando, primero, la naturaleza de esta “broma”.

Spicer estaba haciendo una parodia de la frase que dijo el presidente Donald Trump el día de su posesión presidencial: “Esta es la audiencia más grande que jamás haya presenciado una posesión presidencial. Punto”.

Esa aseveración, en los primeros días de la presidencia de Trump, fue una mentira. Spicer lo sabía. Pero, como Trump no estaba feliz con el cubrimiento de su posesión presidencial —ni con la comparación de las multitudes con la primera posesión de Barack Obama— envió a Spicer a que diera una conferencia de prensa sobre cómo esto eran noticias falsas. (Que por supuesto, no lo eran).

¿Por qué es tan importante? (A parte del hecho de que mentir está mal, por supuesto). Porque el salario de Spicer era pagado por los contribuyentes. Lo que significa que mediante la subversión voluntaria de los hechos —indudablemente a instancias directas de Trump— le estaba mintiendo a las personas que estaban pagando su salario.

¡Eso es inaceptable! Sí, todos secretarios de Prensa de la Casa Blanca hacen lo que puedan para ensombrecer los hechos a favor de su jefe. Es un trabajo de seguridad. Pero, ninguno de los antecesores de Spicer se había esforzado tanto por impulsar las mentiras que lanzaba un presidente.

Hacer una broma sobre esto no es gracioso. Spicer no es un jefe de Prensa de una compañía de productos alimenticios atrapado en un hecho ridículo. Él es —o era— el portavoz del presidente, una de las caras públicas más prominentes de este gobierno. Eso es una responsabilidad mucho más alta.

La verdad es que invitar a Spicer a los Emmy —incluso si la broma era un poco sobre él— fue un gran error. No hay duda de que el índice de recordación de Spicer se disparó después de la aparición en los Emmy. Ahora será capaz de cobrar más honorarios por hablar. Cobrará un salario más alto en cualquier trabajo que tenga. En el momento en el que Spicer llegó al escenario en ese podio falso en los Emmys, ganó. Y en grande.

Lo que demostró la aparición de Spicer en la tarima fue que en nuestra cultura, la fama y la infamia son indistinguibles. Todo lo que importa es que seas famoso. Cómo llegaste a serlo no importa. Ni siquiera importa si la gente está diciendo cosas malas o cosas buenas de ti. Solo importa que hablen de ti.

Que Spicer haya sido buscado tras bambalinas en los Emmy prueba más este punto.

Spicer —de quien se burlaron en Saturday Night Live y que fue reconocido instantáneamente caminando por cualquier calle del país— es ahora miembro del club de las celebridades. Si las otras celebridades estaban tomándose fotos con Spicer por razones irónicas (como estoy seguro muchos de ellos van a decir) o no, es inmaterial.

Ellos reconocieron que él es ahora uno de ellos. Que él pertenecía a ese grupo.

Todo esto fue una validación masiva para Spicer. Una validación de que mentir deliberadamente sobre cualquier centavo de los contribuyentes está bien. Él era parte de la broma. Él sabía que estaba mintiendo todo el tiempo. Eso lo hace estar bien (o algo así)

JA JA JA JA JA JA JA.

Excepto que no es así.