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La encontraron bajo los escombros gracias a sus mensajes de WhatApp
01:41 - Fuente: CNN

(Expansión) - El temblor del martes 19 de septiembre en México tuvo mucho en común con el gran terremoto de 1985. Además de la fecha, los edificios caídos, la actividad de los topos y la fuerte presencia de la sociedad civil. Sin embargo, el mundo es un lugar diferente a hace 32 años. La presencia de redes sociales digitales cambió el juego de la información.

En los últimos días, las plataformas como Facebook, Twitter, Instagram y Snapchat se han llenado de información para organizar, denunciar, alertar, proteger y hasta mentir.

“Para quienes vivimos el 85 es un escenario comunicativamente muy distinto, solo había comunicación analógica, ahora es todo digital“, asegura María Elena Meneses, profesora del Instituto Tecnológico de Monterrey, universidad privada en México. “La velocidad a la que se puede reaccionar, tanto hacia lo positivo como lo negativo, es impresionante“.

Para el profesor Felipe López Veneroni, de la Universidad Nacional Autónoma de México, estas plataformas han demostrado en medio de esta crisis tener una función vital que se traduce en acciones en las calles.

“No podemos poner en duda lo valioso de las plataformas digitales, en particular Twitter y Facebook, en el contexto del sismo y de la respuesta social ante la tragedia. Las verdaderas redes sociales son las que formaron las personas cuerpo a cuerpo, en las calles,“ expresó. “Lo que sí facilitaron las plataformas digitales fue que esa acción social, relativamente espontánea, fuese más rápida, más coordinada y alcanzara mayor amplitud“.

Rescatistas en México captados con un teléfono móvil.

Quienes han estado al pendiente del movimiento en redes habrán notado que, especialmente los jóvenes, han mantenido el tema del sismo como tendencia, se han creado centros de acopio, las personas se organizan para ver qué materiales faltan en dónde, con la intención de no duplicar el trabajo, aunque en ocasiones fallan.

“En esta ocasión las redes han demostrado que tienen una eficacia muy grande en cuestiones relacionadas con desastres naturales porque sirven como canales de organización, ahí se organiza la ayuda humanitaria para las zonas afectadas“, asegura Meneses.

La doctora en comunicación asegura que la labor no es solo de los ciudadanos, sino que hay que reconocer la cobertura que se está haciendo en medios tradicionales que hacen cobertura las 24 horas, pese a los errores que también puedan cometer.

La otra cara de la moneda 

Las redes sociales también han sido utilizadas, por ignorancia o por mala fe, para esparcir mentiras, rumores y confusión. La misma velocidad y eficacia resulta un arma de doble filo en un momento de crisis y emergencia como este.

Abundan los rumores de que se avecina un nuevo sismo, pese a que no se pueden predecir los fenómenos telúricos; así como historias de labradores que necesitan refugio, que el temblor fue causado por Corea del Norte, o que el volcán Popocatépetl está a punto de erupción a causa del temblor.

“En este tipo de eventos los rumores son naturales al efecto de información, la gente no está preparada, no hay una educación frente a estos canales de comunicación“ explica Meneses. “Es difícil contener los rumores. Aquí entra el papel de las autoridades, y donde entra la actividad de los medios al momento de desmentir y dar información fidedigna“.

El uso negativo también viene de la intención de distorsionar los hechos, generar falsas alarmas, replicar información falsa o no confirmada y tratar de crear un estado de pánico y angustia que en nada ayuda a enfrentar la crisis de manera racional.

Por supuesto, este hecho es común para cualquier herramienta humana, se le puede dar un mal uso. Sin embargo, Veneroni considera que el balance ha sido enormemente positivo para las redes sociales.

“Creo que en la crisis que se desató por los terremotos la respuesta social, en su enorme mayoría, fue abrumadoramente propositiva y útil. Y en ese contexto las plataformas digitales fueron utilizadas mayoritariamente con inteligencia y buena voluntad“, dice el investigador. “Pero no hay que sobreestimarlas ni olvidar que así como se pueden usar para orientarnos en momentos de crisis, pueden ser utilizadas en un sentido contrario“.

Momento educativo

Gracias al apoyo inmenso que se observa en estas plataformas, la gente se ha empezado a educar en lo que es un uso inteligente de las redes sociales.

Algunos consejos de parte de los especialistas incluyen:

  • Revisar la hora a la que alguien compartió contenido sobre el temblor, para asegurar que no haya sido ya cubierta esa necesidad. No hay que viralizar cosas que ya pasaron.
  • Respetar cuando se indica que ya no se necesita más de cierto apoyo. En Xochimilco, en la Ciudad de México, por ejemplo, llegaron tantos carros con voluntarios que generaron mucho tránsito para que llegara la ayuda en especie.
  • Comprobar que la información viene de una fuente fidedigna como autoridades o personas cercanas a la zona que sean de confianza.
  • No dejar los medios tradicionales, también tienen información valiosa y al momento.