Washington (CNN) – El expresidente republicano George W. Bush condenó el fanatismo y la supremacía blanca este jueves en la mañana, al tiempo que respaldó políticas que van en contra de las que apoya el presidente Donald Trump.

“Nuestra identidad como nación, a diferencia de otras naciones, no se determina por la geografía o la etnia, el suelo o la sangre. Eso significa que las personas de todas las razas, religiones y etnias pueden ser completa e igualmente estadounidenses”, dijo el expresidente en el Instituto George W. Bush de Nueva York. “Eso significa que el fanatismo y la supremacía blanca, en cualquier forma, son una blasfemia contra el credo estadounidense”.

Agregó que el fanatismo parece “envalentonado” en su país, aunque no se explica porqué.

“Hemos visto a nuestro discurso degradado por una crueldad causal”, dijo Bush. “Muy a menudo, juzgamos a otros grupos por sus peores ejemplos y nos juzgamos a nosotros mismos por nuestras mejores intenciones, olvidando la imagen de Dios que debemos ver en todos los demás”.

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George W. Bush.

En su discurso, Bush no mencionó de manera explícita a Trump, pero entre sus recomendaciones para fortalecer la democracia en Estados Unidos, dijo que las instituciones deben “dar un paso hacia adelante” y “necesitamos recordar y recuperar nuestra propia identidad”.

También habló de las crecientes preocupaciones por la desinformación, diciendo que la política parece “más vulnerable a las teorías de la conspiración y la fabricación de mentiras”.

El presidente número 43 de Estados Unidos se refirió, igualmente, a la influencia de Rusia en su país. “El gobierno ruso hizo un proyecto para hacer que los estadounidenses estén en contra de otros estadounidenses”, dijo.

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Bush, quien en su tarjetón electoral para la presidencia dejó la casilla en blanco, en lugar de votar por Trump, señaló que Estados Unidos ha visto cómo “el nacionalismo se distorsiona en nativismo” y no se puede rechazar la globalización.

Finalmente, el expresidente mostró su preocupación por el acoso y el matoneo entre líderes estadounidenses.

“El matoneo y el prejuicio en nuestra vida pública establece un tono nacional, le da permiso a la crueldad y el fanatismo y compromete la educación moral de los niños”, dijo. “La única manera de transmitir los valores cívicos es, primero, estando a la altura de ellos”.