(CNN) – Imagínate solicitar un empleo que requiera un título universitario, aunque quien actualmente realiza el mismo trabajo no tenga uno.
Esa es exactamente la situación en la que se encuentran muchos buscadores de empleo, y las empresas pueden perjudicarse a sí mismas en el proceso.
Cada vez con más frecuencia, los empleadores demandan que los solicitantes tengan mejores calificaciones que la persona que ya realiza el mismo trabajo, según un nuevo estudio publicado el martes por el profesor Joseph Fuller, de la Escuela de Negocios de Harvard.
Esta tendencia significa que trabajadores por lo demás calificados están perdiendo buenos empleos. También les cuesta más a las empresas en salarios, y eso se produce a medida que Estados Unidos tiene 6,1 millones de empleos disponibles, un número que está cerca de un récord.
“Al elevar las expectativas académicas, los empleadores a menudo están perjudicando sus propios aspectos económicos y cerrando la puerta a la oportunidad de dar un trabajo bien pagado a un número creciente de estadounidenses”, dice Fuller.
Las empresas dicen rutinariamente que tienen problemas para encontrar trabajadores calificados o disponibles, de acuerdo con encuestas realizadas por la Reserva Federal. El sector manufacturero en particular ha reportado una grave escasez de mano de obra.
Pero los jefes de las fábricas han elevado las exigencias para los solicitantes de empleo. Por ejemplo, el 67% de las ofertas de empleo, en 2015, para supervisores de los trabajadores de producción requieren un título universitario. Pero solo el 16% de los supervisores existentes realmente tiene una educación universitaria.
Fuller sostiene que esta tendencia es un elemento clave en el debate más amplio sobre la desigualdad salarial. Los trabajadores sin títulos universitarios tienen cada vez menos opciones de trabajo, a pesar de que pueden tener las habilidades para un empleo mejor pagado.
En total, se han elevado los estándares en 6,2 millones de trabajos que anteriormente no requerían un título universitario, según el estudio, que se realizó en asociación con el gigante consultor Accenture, Grads of Life —una organización sin fines de lucro que conecta a los empleadores con Opportunity Youth— y Burning Glass Technologies, una empresa de datos con sede en Boston.
Los investigadores se enfocaron en trabajos de “habilidades intermedias”, aquellos que requieren más que un certificado de nivel preparatoria, pero menos que un título universitario de 4 años.
Descubrieron que los empleadores exigían cada vez más un título universitario porque las habilidades laborales para un puesto en particular cambiaban rápidamente y las empresas preferían no pagar por la capacitación laboral.
Pero contratar a graduados universitarios para trabajos que los graduados no universitarios pueden hacer conlleva una letanía de costos ocultos, según el estudio.
Por un lado, la mayoría de los empleadores pagaron hasta 30% más por contratar a un solicitante con una educación universitaria en lugar de un solicitante sin un título de cuatro años. Las empresas también sufrieron altas tasas de rotación y largos periodos de tiempo con empleos sin cubrir.
Y las personas que buscan trabajo —especialmente los supervisores, empleados, inspectores y secretarias— también se han visto afectados. La mayoría de las 600 empresas encuestadas admitió que exigir un título de cuatro años excluye a algunos solicitantes.
Algunas empresas crean sitios de solicitudes de empleo en línea que eliminan automáticamente las solicitudes sin un título universitario.
“Incluso los trabajadores que tienen experiencia relevante están excluidos”, dijo Fuller, que examinó 26 millones de ofertas de trabajo, en el estudio.
Fuller recomienda a las empresas que se asocien con colegios comunitarios o centros de capacitación laboral locales para preparar mejor a los trabajadores jóvenes o brindarles a los trabajadores de mediana edad habilidades nuevas y relevantes.
También sugirió en el informe que los empleadores eliminen los filtros automáticos en sus solicitudes de empleo en línea y utilicen un proceso de selección más personalizado que incluya a personas que no se hayan graduado de la universidad.