Harare, Zimbabwe (CNN) — El sitiado presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, fue visto manteniendo conversaciones con el comandante de las fuerzas de defensa del país, justo un día después de que los militares tomaran el control de la capital.
Las fotografías que publicó el periódico Herald, que es pro-Mugabe, son las primeras imágenes que se conocen del líder veterano desde que fue puesto bajo arresto domiciliario en la mañana de este miércoles, cuando los militares ejecutaron un aparente golpe de Estado. El editor del Herald, Caesar Zvayi, también tuiteó las imágenes.
Entre quienes se encuentran en la foto está un sacerdote –quien, según se informó horas antes, está siendo intermediario en las conversaciones para un gobierno de transición–, así como dos enviados de Sudáfrica.
Por lo que revela la imagen, Mugabe parece tranquilo mientras habla con el líder del Ejército, el comandante General Constantino Chiwenga. Este oficial le advirtió al presidente que los militares podrían intervenir, después de que Mugabe destituyera al vicepresidente Emmerson Mnangagwa, desatando así el alboroto político.
Mugabe, quien ha gobernado a Zimbabwe durante 37 años, prácticamente ha perdido el control del poder, mientras los líderes militares y altos oficiales de su propio partido se ponen en su contra. Sin embargo, aún debe emitir una declaración pública, lo que indica que los jefes militares están teniendo dificultades a la hora de persuadirlo para que renuncie.
Las novedades que debes saber
Líder de la oposición regresa al país: el principal líder opositor Morgan Tsvangirai regresó a Harare después del aparente golpe y este jueves le pidió a Mugabe que renunciara.
Grace Mugabe: aún no está claro si la esposa de Mugabe se encontraba con él en su casa, ubicada en Harare. Los esfuerzos del presidente para posicionarla como su sucesora enfurecieron a la vieja guardia de su partido.
Los aliados se ponen en contra: la poderosa Asociación de Veteranos de Guerra, que durante mucho tiempo fue aliada de Mugabe, está planeando realizar un mitin de apoyo a Mnangagwa.
Conversaciones para un gobierno de transición
Una fuente del partido de oposición Movimiento por el Cambio Democrático (MDC-T, por sus siglas en inglés) le revelaron a CNN que se estaban realizando conversaciones de transición, pues según aseguraron la salida del sitiado presidente era un “trato hecho”.
“Está en marcha una transición del poder y cuenta con el acuerdo tácito de los poderes regionales”, le indicó la fuente del partido de oposición a CNN.
La clave para cualquier gobierno de transición será el exvicepresidente Emmerson Mnangagwa, quien ha sido ampliamente nombrado para convertirse en el próximo líder del país. Mnangagwa sigue siendo una de las figuras más poderosas de Zimbabwe y gran parte del apoyo que tiene está en los militares.
Su expulsión alimentó las especulaciones de que Mugabe estaba labrando el camino para que su esposa, Grace, asumiera la presidencia en caso de su retiro o muerte. Mnangagwa no ha sido visto en Harare desde que fue despedido y su paradero aún es desconocido.
Un tema crucial en las conversaciones será si se le permitirá a Mugabe cumplir el resto de su mandato antes de la votación del próximo año.
El MDC-T también buscará aprovechar la oportunidad que le abrió esta agitación política. El líder del partido, Morgan Tsvangirai, regresó a Harare después de los eventos de este miércoles. Él había pasado tiempo en el extranjero para el tratamiento del cáncer.
Al otro día le pidió a Mugabe que renunciara, pero fue cauteloso en su declaración pública acerca de su futuro rol. Y, a pesar de la oportunidad que representa el caos político del país, Tsvangirai calificó la toma militar como “inconstitucional” y hasta cuestionó si un gobierno de transición era siquiera el enfoque correcto.
“No se puede forzar el cambio (de) el gobierno por ningún medio más que por las urnas”, dijo a CNN luego de una conferencia de prensa.
Tsvangirai fue primer ministro, a raíz de un acuerdo con Mugabe para repartirse el país, tras una reñida elección en 2008. Sin embargo, Mugabe recuperó el control total en 2013, en medio de nuevas denuncias de fraude electoral. Tsvangirai ha pedido a Mugabe que renuncie muchas veces, pero esta vez sus llamados se unen a muchas otras voces, incluso dentro del propio partido de Mugabe.
Aliados de Mugabe, ahora en su contra
En una señal de que el poder en Zimbabwe está cambiando rápidamente, varios de los aliados de Mugabe se están poniendo en su contra.
La poderosa Asociación de Veteranos de Guerra, financiada por el partido ZANU-PF de Mugabe, planea organizar una gran manifestación en Harare el sábado para mostrar su apoyo a Mnangagwa. Es una indicación de que el grupo confía en que su candidato favorito tiene la sartén por el mango.
El jefe del ala juvenil de ZANU-PF, quien previamente había mostrado un fuerte apoyo a Grace Mugabe, emitió una disculpa en televisión estatal de la noche a la mañana por criticar al jefe de las fuerzas armadas. “He reflexionado y personalmente he admitido que cometí un error junto con todo mi ejecutivo para denigrar a su más alto cargo”, aseguró Kudzanai Chipan en su disculpa, insistiendo en que no lo habían forzado a hacer la declaración.
El mismo Mnangagwa alguna vez fue un aliado de Mugabe. Fue la mano derecha del presidente durante todo su mandato y su relación se remonta a la lucha del país por la independencia. Aunque Mnangagwa tiene sus partidiarios, hay muchos que le temen, pues facilitó el régimen brutal de Mugabe durante mucho tiempo.
Los líderes mundiales también parecen apoyar tácitamente el intento por quitarle el poder a Mugabe, sin que aparezcan voces reales en su defensa. Durante sus comentarios sobre el aparente golpe de estado, el presidente de Sudáfrica Jacob Zuma no condenó la toma de este miércoles, una postura que ha sido ampliamente vista como un apoyo tácito para un cambio de gobierno en el país.
Un grupo de 115 organizaciones de la sociedad civil también le pidió a Mugabe para que renunciara pacíficamente, y para que la Comunidad de Desarrollo del África Meridional (SADC), que Zuma preside, se convierta en árbitro de las conversaciones de transición.
El régimen brutal de Mugabe
Mugabe, el único líder que la mayoría de los ciudadanos en Zimbabwe ha conocido, gobernó el país durante 37 años con mano dura.
Llegó al poder como un defensor la libertad y fue visto como el Nelson Mandela de Zimbabwe. Pero, rápidamente, emprendió una campaña de opresión para consolidar su posición, extinguiendo a la oposición política mediante una violenta represión.
Entre la que se cuenta una serie de masacres en las fortalezas de la oposición, donde miles fueron asesinados. Se cree que algunas de esas campañas del terror fueron orquestadas por Mnangagwa cuando él era el jefe de espionaje del país en la década de 1980.
Las duras políticas de Mugabe también empujaron al país a la pobreza. Su floreciente economía comenzó a desintegrarse, después de un programa de incautaciones de tierras de los agricultores blancos, y la producción agrícola cayó en picado y la inflación se disparó.
Al igual que su esposa, a quien en el país llama “Gucci Grace” por sus compras extravagantes, Mugabe es criticado por su lujoso estilo de vida. El año pasado, celebró una fiesta de cumpleaños que según los informes costó 800.000 dólares, en una región afectada por la escasez de alimentos y la sequía.
David McKenzie y Brent Swails de CNN reportaron desde Harare. Angela Dewan escribió desde Londres y Jamie Tarabay desde Hong Kong. Paul Murphy y Emily Smith contribuyeron a este informe.