(CNN) – El cristiano de más alto perfil del mundo está a punto de ocupar el centro del escenario en un país incondicionalmente budista acusado de cometer horribles actos de brutalidad contra la minoría musulmana de los rohinyás.
El papa Francisco, quien será el primer papa que visite Myanmar cuando llegue al país el lunes, ha condenado previamente la violencia contra los rohinyás, refiriéndose a ellos como sus perseguidos “hermanos y hermanas”.
Expertos advierten que este viaje requerirá el equilibrio de un conjunto singularmente complicado de cuestiones humanitarias, diplomáticas y religiosas. Incluso su propio cardenal ha recomendado al papa mantenerse al margen de la palabra rohinyá por el temor de que frene su mensaje de reconciliación antes de comenzar.
Aaron Connelly, miembro investigador del Instituto Lowy de Australia, le dijo a CNN que había pocas opciones de que el viaje del papa a Myanmar sea una “visita papal genérica”.
“Claramente lo que motivó esta visita fue siempre un deseo de hablar sobre los rohinyás”, dijo.
“La cuestión es… ¿lo hará en una forma que sea menos de confrontación?, añadió Connelly. “¿O irá a decir, esto es indignante, esta gente tiene derecho a estar en Myanmar?”.
Más de 623.000 refugiados rohinyás han huido por la frontera con Bangladesh desde el 25 de agosto, cuando comenzó un nuevo brote de enfrentamientos entre el ejercito de Myanmar y militantes armados en el estado Rakhine, una región pobre del oeste de Myanmar.
El gobierno de Myanmar ha negado repetidamente las acusaciones de que está conduciendo una campaña sistemática de violencia contra los rohinyás. No obstante, Estados Unidos, Gran Bretaña y la ONU han acusado a Myanmar de limpieza étnica y los refugiados comparten historias similares de asesinatos, violaciones y pueblos incendiados.