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(CNN) – Lo que le faltaba a la ceremonia Kennedy Center Honors con la pompa presidencial lo compensó con la sorpresa y el poder de las estrellas el domingo por la noche.

Esta fue la primera vez en más de 20 años que un presidente omitió la celebración anual de excelencia artística celebrada en Washington.

La Casa Blanca había dicho en agosto que el presidente Trump y su esposa Melania rechazarían la invitación para que los homenajeados pudieran celebrar “sin ninguna distracción política”.

Esto redujo el riesgo de una protesta anti Trump o cualquier momento incómodo.

“Realmente duele que no esté aquí, estoy terriblemente molesto por eso”, dijo el homenajeado Norman Lear antes de fingir que se había ahogado durante una entrevista con CNN en la alfombra roja.

Lear, aclamado productor de televisión, es un abierto crítico de Trump. Anteriormente había prometido boicotear la recepción anual de la Casa Blanca para los homenajeados en protesta por la propuesta del gobierno de recortar fondos para las artes.

Pero entonces Trump optó por no ir. En lugar de la típica fiesta de la Casa Blanca, hubo una cena el sábado en el Departamento de Estado.

El evento principal, como de costumbre, fue en el Kennedy Center. La ceremonia de premiación es una recaudación de fondos para el centro y una oportunidad para celebrar íconos culturales.

En el escenario del domingo por la noche, Quincy Jones rindió homenaje a Lionel Richie y Emily Estefan tocó para su madre, Gloria.

J.J. Abrams, mientras tanto, llamó a Lear un “superhéroe”.

Las otros dos homenajeados fueron el rapero LL Cool J y la coreógrafa Carmen de Lavallade, quien también había dicho anteriormente que boicotearía una recepción de la Casa Blanca para homenajeados.

Senadores de ambos partidos estuvieron en la audiencia, al igual que el presidente del Tribunal Supremo de Justicia, John Roberts.

Pero el presidente no estuvo en el asiento tradicional en el entresuelo junto a los homenajeados. Dada la hostilidad entre Trump y Hollywood, no fue una sorpresa. Pero aún había un matiz de decepción detectable entre algunos de los asistentes.

Gloria Estefan, cuya familia emigró a los Estados Unidos desde Cuba, le dijo a CNN que le hubiera gustado ver al presidente presente.

“Creo que la imagen de la celebración de nuestra música en ese escenario lo dice todo porque no creo que haya nada que pueda decir para cambiar de opinión sobre nada”, dijo. “Pero creo que es importante tener el ejemplo de lo que los inmigrantes ofrecen a este país”.

Más de unos pocos señalaron un beneficio de la ausencia de Trump: un cordón de seguridad algo menos intenso alrededor del edificio del Kennedy Center hizo que fuera más fácil entrar y salir.

El domingo fue el aniversario número 40 del Kennedy Center Honors. Es la cuarta vez que un presidente no ha asistido (Jimmy Carter en 1979, George H.W. Bush en 1989, y Bill Clinton en 1994 también rechazaron la invitación, pero asistieron en otros años).

En el escenario, hubo varios momentos que se sintieron como comentarios sutiles sobre el hombre que no estaba allí. Caroline Kennedy comenzó la noche con comentarios sobre JFK y el poder del arte.

Citó a su padre, diciendo: “Los hombres que crean el poder hacen una contribución indispensable a la grandeza de la nación, pero los hombres que cuestionan el poder hacen una contribución igualmente indispensable, especialmente cuando ese cuestionamiento es desinteresado, ya que determinan si usamos el poder o el poder nos usa”.

La ceremonia se transmitirá por CBS el 26 de diciembre.