(CNNMoney) – Se espera que el presidente Trump revele su plan de infraestructura tan esperado el lunes.
En su discurso del Estado de la Unión, Trump expuso su visión: convertir 200.000 millones de dólares en dinero federal en 1,5 billones de dólares para arreglar la infraestructura de Estados Unidos mediante el apalancamiento de los impuestos locales y estatales y la inversión privada.
“Juntos, podemos recuperar nuestro patrimonio de edificios”, dijo. “Construiremos relucientes carreteras, puentes, autopistas, ferrocarriles y vías fluviales en toda nuestra tierra”.
Sus asesores ya han hablado públicamente sobre las principales características del plan, y un borrador obtenido por Axios el mes pasado detalla algunas características. La Casa Blanca se negó a comentar sobre el plan filtrado, que bien puede haber cambiado.
Con base en esa información, aquí hay algunas preguntas que podemos responder sobre qué contiene el plan de infraestructura de Trump.
¿Qué tan grande sería?
Trump ha dicho en repetidas ocasiones que planea invertir entre 1 y 1,5 billones de dólares en la reparación y actualización de la infraestructura de Estados Unidos.
Sin embargo, solo 200.000 millones de eso vendrían del gasto federal directo, de acuerdo con los asesores de la Casa Blanca. El resto se supone que proviene de los gobiernos estatales y locales, que se espera que coincida con cualquier asignación federal en una proporción de cuatro a uno. Eso es una inversión del precedente, en el que el gobierno federal ha recogido alrededor del 80% del costo de los grandes proyectos.
Antes de la publicación del plan, los demócratas de la Cámara de Representantes anunciaron su propia propuesta, que exige cinco veces el monto de la financiación federal.
¿Cómo se dividiría el dinero?
De acuerdo con el plan preliminar publicado por Axios, 100.000 millones del gasto de infraestructura federal serían distribuidos como incentivos para las entidades del gobierno local. Ningún estado puede recibir más del 10% de ese total.
Un adicional de 20.000 millones se destinaría a “proyectos transformadores”. Estos se definen como “ideas exploratorias y pioneras que tienen más riesgo que los proyectos de infraestructura estándar, pero ofrecen un perfil de recompensa más grande”, como el Hyperloop de Elon Musk. Los fondos federales tendrían permitido cubrir una mayor proporción de cada uno de estos proyectos.
Otros 50.000 millones se destinarán a subsidios rurales en bloque, la mayoría de los cuales se otorgarán a los estados de acuerdo con una fórmula basada en los kilómetros de caminos rurales y la población rural que tienen. Los estados pueden gastar ese dinero en proyectos de transporte, banda ancha, agua, desechos y energía.
El resto del dinero respaldaría las empresas relacionadas con la infraestructura. Entre ellos: un “Fondo de mantenimiento del interior” que administraría dinero del desarrollo de minerales y energía y la creación de nuevos programas de préstamos federales. El programa también expandiría la capacidad del gobierno federal para comprar y vender tierras para el desarrollo económico.
¿Qué más podría hacer el plan?
El gobierno de Trump ha dicho que quiere acortar el tiempo y los gastos de obtener permisos federales al consolidar las revisiones realizadas por diferentes agencias en lo que Gribbin llamó “una decisión federal”.
“Cualquier proyecto de ley también debe simplificar el proceso de obtención de permisos y aprobación, reduciéndolo a no más de dos años, y tal vez incluso uno”, dijo Trump en su informe en el Estado de la Unión.
Actualmente, el proceso puede llevar de cinco a 10 años, un problema que el expresidente Obama también trató de resolver a través de un decreto que instruyó a las agencias a utilizar mejor tecnología y trabajar simultáneamente en sus revisiones para reducir los tiempos de aprobación.
¿Cómo se pagaría el plan?
En la Conferencia de Alcaldes, Gribbin explicó que el gobierno de Trump no está proponiendo un mecanismo de financiación específico para el plan de infraestructura, diciendo que será una conversación con el Congreso. Pero esa discusión se volvió mucho más difícil luego de la aprobación de un plan fiscal que se espera que expanda el déficit en más de un billón de dólares en diez años.
La Cámara de Comercio de EE.UU. propuso aumentar el impuesto federal a la gasolina, que no ha aumentado desde 1993, para recaudar 394.000 millones en 10 años. Gribbin dijo que la Casa Blanca está abierta a esa idea, pero no ha descartado nada.
Durante el año pasado, los demócratas acusaron a Trump de buscar crear el fondo de infraestructura de 200.000 millones al proponer recortes a otros programas relacionados con la infraestructura. Gribbin se comprometió a dejar grandes cantidades de dinero intactas, como el Fondo Fiduciario de Carreteras, pero dijo que algunos gastos existentes podrían ser “reutilizados”.
“No puedo decirles que no habrá recortes en ningún programa de infraestructura en el gobierno federal”, dijo Gribbin.