(CNN) – Las piernas de Trenton le dolían por la caminata de 17 kilómetros que hacía todas las mañanas para llegar a su trabajo: su turno empezaba a las 4 a.m. Pese a ello, el joven de 21 años lo hizo obedientemente durante siete largos meses.
Jamás lo contó, no se lo dijo a nadie. Nunca ha tenido excusas, especialmente cuando se trata de ayudar a Karmen, su hija de 14 meses.
“Mi orgullo es fuerte”, le dijo a CNN. “Lo que sea que ella necesite, soy la persona que se supone que debe dárselo”, agregó.
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Pero sus compañeros de trabajo en una instalación de UPS en Little Rock, Arkansas, lo descubrieron. Y la semana pasada, decidieron hacer el bien.
Le pidieron a Lewis que asistiera a una breve reunión sindical.
Cuando apareció, su cara serena dio paso a la incredulidad y luego a una sonrisa de agradecimiento mientras sus compañeros de trabajo le entregaban las llaves de un automóvil nuevo.
“Me conmovió mucho, mi corazón se cayó”, recordó el joven trabajador.
Poniéndose de acuerdo para ayudar en un colega
Cuando Lewis comenzó a trabajar en UPS, no tenía recursos para ir y volver del trabajo.
“Confiaba en mis pies”, dijo al respecto.
Así que todas las mañanas caminaba y no comentaba a sus compañeros sobre sus viajes antes del amanecer.
Pero cada fuerza laboral grande tiene esa “abeja reina” que lo sabe todo y lo ve todo.
Para Trenton Lewis, esa era Patricia “Mama Pat” Bryant.
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“Ella era como una segunda madre”, dijo Lewis. “Ella realmente se enojó conmigo cuando descubrió que estaba caminando al trabajo”.
Bryant y su esposo Kenneth han trabajado casi 40 años en UPS.
“Si una persona joven decide: ‘Si no tengo un medio de transporte, si no puedo conseguir un viaje entonces caminaré…’”— dijo Kenneth Bryant— “… si un hombre puede hacer eso, podemos ayudarlo”.
Los Bryant compartieron con calma la historia de Lewis con sus compañeros de trabajo e hicieron una colecta para comprar un auto a su colega con ímpetu determinado.
La mayoría de los empleados ni siquiera conocían a Lewis, pero estaban impresionados de su valor.
Muy pronto, el grupo recaudó casi 2.000 dólares.
La gran sorpresa
“¡Todos con los que hablé me dijeron que sí! La parte más difícil fue recordarles que llevaran efectivo”, dijo Kenneth Bryant. “Le dije al vendedor lo que estaba haciendo y para quién era y me dijo que estaba dispuesto a acordar conmigo un precio especial”.
Bryant quería que todo fuera perfecto para la gran revelación. Incluso fue más allá: arregló un pequeño golpe en el parachoques.
El grupo llevó a Lewis al estacionamiento para esa breve “reunión sindical”. Kenneth Bryant metió la mano en su bolsillo, sacó las llaves Saturn Ion del 2006 y dejó anonadado a Lewis.
“Dios siempre tiene algo para ti”, dijo Lewis. “Nunca voy a olvidar esto, nunca”.
Lewis agradeció a sus compañeros de trabajo efusivamente.
Su primer paseo en el auto fue recoger a su hija para comer algo juntos.