(CNN Español) – En diciembre de 1993, el oficial de la policía de Colombia, Hugo Aguilar, cargaba con su mano izquierda un fusil, apenas visible en la foto, y con la punta de sus dedos de su mano derecha sostenía la camisa azul oscuro de un hombre que yacía muerto en el piso. A sus pies, sin vida, estaba el narcotraficante más peligroso de la historia de Colombia. Aguilar exhibía con orgullo el cadáver de Pablo Escobar Gaviria.
El hoy coronel en retiro, Hugo Aguilar, volvió a ser noticia esta semana, pues la Fiscalía lo capturó este miércoles en el departamento de Santander, al nororiente de Bogotá, por presunto lavado de activos y enriquecimiento ilícito.
La Fiscalía dice que Aguilar habría intentado legalizar y ocultar recursos obtenidos con actividades ilícitas producto de su relación con paramilitares. Los 33 bienes —entre los cuales hay dos autos Porsche, consultorios, oficinas, parqueaderos, casas, etc.— ascienden a 15.000 millones de pesos, unos 5,2 millones de dólares, según la Fiscalía.
El ente investigador dice que “no existe justificación ni soporte frente a 2.500.000.000 de pesos que harían parte del capital del exfuncionario, y evidenciaron ingresos elevados en algunos de sus familiares, de los que se desconoce el origen”.
Junto a él fueron detenidos su exesposa y un presunto testaferro, según la Fiscalía.
CNN en Español no se ha podido contactar con los abogados de Aguilar ni de los otros dos capturados hasta el momento.
La audiencia de control de garantías inicia este jueves en la tarde.
Del cielo a la tierra
Aguilar pasó de héroe a villano en una década.
Veinte años después de formar el equipo que dio de baja a Escobar, el narcotraficante colombiano que construyó un imperio multimillonario negociando cocaína, Aguilar fue condenado por la justicia colombiana en 2013 por el caso de la ‘parapolítica’, por sus nexos con los paramilitares.
Luego de su retiro como coronel de la Policía a finales de la década de 1990, Aguilar incursionó en la política y llegó a la Asamblea departamental de Santander. De allí se postuló para gobernador de ese departamento, cargo que ocupó entre 2004 y 2007.
Tras años de investigaciones, Aguilar fue capturado en 2011 y enviado a la cárcel por el caso de la ‘parapolítica’. En 2013, la Corte Suprema de Justicia lo condenó a más de nueve años de cárcel por su alianza con grupos paramilitares.
Según el expediente, el apoyo de los paramilitares fue decisivo para la llegada de Aguilar a la Gobernación de Santander. A cambio, Aguilar debía nombrar a una persona elegida por los paramilitares en la Secretaría de Educación del departamento.
En esta sentencia, Aguilar también fue condenado a pagar una multa de un poco más de 6.000 millones de pesos (unos 2,1 millones de dólares). Pero en 2015, el propio Aguilar, quien fue puesto en libertad condicional en mayo de ese año, le dijo al diario El Tiempoque no tenía cómo pagar ese dinero.
En enero de 2011, la Procuraduría lo inhabilitó para ejercer cargos públicos durante 20 años “tras comprobar que promovió y colaboró con las Autodefensas Unidas de Colombia”, específicamente con el Bloque Central Bolívar y el Bloque de Puerto Boyacá.
Según el organismo disciplinario, Aguilar “accedió al cargo de gobernador de ese departamento, poniendo su investidura a disposición de dicha estructura armada ilegal”.
A Aguilar se le acusa de hacer “política en cuerpo ajeno”, por su alta influencia política en Santander. Su hijo Richard Aguilar fue gobernador de Santander entre 2012 y 2015 y ahora aspira al Senado por el partido Cambio Radical.
Aguilar hijo anteriormente se ha desligado de su padre diciendo que por un lado está su papá, Hugo Aguilar, y por otro lado está él, Richard Aguilar.
“La tengo clarísima. Me van a cascar (criticar) por mi papá. Pero yo soy yo, yo soy Richard Aguilar”, dijo el candidato al senado en un video de campaña.
El coronel y su Ferrari
Aunque el exgobernador salió de prisión hace unos años, no pagó la millonaria multa para reparar a las víctimas que le había impuesto la Corte Suprema de Justicia. El exgobernador dijo que llegó a un acuerdo con la Oficina de Reparación y Víctimas y basándose en su pensión hace un pago mensual del equivalente a 175 dólares.
Sin embargo, en abril de 2017, la revista Semana reveló fotografías de Aguilar conduciendo un Porshe convertible en las calles de Bucaramanga cuyo valor, según el medio, ascendía a unos 122.000 dólares.
Este miércoles, la Fiscalía reveló que entre los bienes por los que pedirá medidas cautelares con el fin de suspensión de poder adquisitivo hay justamente dos Porsche, además de otros tres vehículos de alta gama y 29 inmuebles ubicados en Santander, Boyacá y Bogotá. Estos bienes superarían el valor comercial de los 5,2 millones de dólares, dijo la Fiscalía.
En octubre de 2017, la Fiscalía solicitó el embargo de estos bienes para resarcir parcialmente a las más de 40.000 víctimas reconocidas en la sentencia en su contra, de las cuales más de cinco mil 5.000 son atribuidas al Bloque Central Bolívar, con los que se le relacionó.
¿El coronel que no mató a Escobar?
Más allá de su prontuario criminal, Aguilar ha suscitado otras polémicas por cuenta de la historia de Pablo Escobar.
En su libro Así maté a Pablo Escobar (Planeta, 2015), Aguilar relata cómo llevó a Escobar a su muerte.
“Soy el protagonista, el que verdaderamente comandé el operativo y que fuimos (con otro policía) los que disparamos en derecho a la legítima defensa cuando él [Pablo Escobar] nos dispara y lo abatimos”, dijo Aguilar en una entrevista en julio de 2016.
Pero esta versión fue controvertida por el exdirector de la Policía y hoy vicepresidente de Colombia, Óscar Naranjo en una entrevista publicada en el libro El general de las mil batallas (Planeta, 2017) del periodista Julio Sánchez Cristo.
“Para ser preciso, un miembro de la Policía que en la historia muy cerrada de la institución y con el ánimo de protegerlo se le ha conocido siempre como Sangre e’yuca, por su apariencia muy blanca, perteneciente al Bloque de Búsqueda, fue quien atravesó la humanidad de Escobar con un tiro de fusil”, le dijo Naranjo a Sánchez Cristo.
En su libro, Aguilar relata lo que ocurrió minutos después de la muerte de Escobar:
“Me acerqué sigilosamente, retiré con el pie la pistola, guardé la mía, lo cogí de la camisa, le miré bien la cara y sobre todo las cejas, le quité el reloj y lo detuve a las 3:20 de la tarde. (…) Tomé el radio y grité ‘Viva Colombia. Murió Pablo Escobar’”.
El arma de Pablo Escobar también generó una controversia, pues la revista Semana reveló un video inédito grabado en 2002 por el Grupo Prisa en el que Aguilar confiesa que en vez de entregar el arma del narcotraficante, la cambió por la suya y él se quedó con la de Escobar.
“La pistola de Pablo yo la cambié”, relata en el video. Por la historia de la pistola yo la conservo. Yo tenía la pistola que yo tenía, y yo se la tiré a él y yo cogí la pistola de él. Yo la conservo”, dijo Aguilar en ese video.