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A tres meses de los terremotos, así se recupera México
03:13 - Fuente: CNN

(CNN Español) – Ante los rumores que han circulado en las redes sociales sobre un fuerte terremoto que supuestamente se podría producir en México este jueves y el domingo 25 de febrero, las autoridades mexicanas han tomado cartas en el asunto.

Tras el fuerte sismo de 7,2 que sacudió a México el 16 de febrero de este año y que dejó daños en infraestructura, pero ni una víctima, empezaron a surgir en redes sociales publicaciones falsas sobre sismos entre el 20 y el 25 de febrero que supuestamente alcanzarían una magnitud de 8,7, algo que podría ser devastador.

Los reportes incluso informaban sobre la hora a la que podría producirse el terremoto

El Consejo Ciudadano de México pidió a través de sus redes sociales no difundir rumores y limitarse a la información oficial:

El Sistema Nacional de Protección Civil también se sumó al llamado y difundió información sobre qué hacer ante estos rumores:

¿Por qué no se puede predecir un terremoto?

“No existe persona o institución capaz de predecir la fecha hora, lugar e intensidad de un sismo”, afirma el Centro Nacional de Prevención de Desastres

Frente a la devastación y muerte que dejan los terremotos, la pregunta de si se puede o no predecir un terremoto suele surgir.

Susan E. Hough, sismóloga del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS por sus siglas en inglés), le explicó a CNN, en 2011, por qué la ciencia no puede proveer datos precisos de lugar, fecha y mucho menos hora a la que podría producirse un terremoto.

“En los años setenta y ochenta (no exactamente en la antigüedad), se citó a científicos destacados en los medios que expresaban optimismo de que la predicción confiable a corto plazo estaba a la vuelta de la esquina. Varias décadas más tarde, la comunidad científica de terremotos es más antigua y más sabia”, afirma Hough.

Hough afirma que la predicción de terremotos “es un hueso duro de roer”.

“Para hacer el tipo de predicciones precisas y de corto plazo que la gente quiere, uno necesitaría identificar un precursor confiable: alguna señal que pudiéramos observar que nos diga que un gran terremoto es inminente”, dice la sismóloga.

“Se ha sugerido y explorado cualquier cantidad de posibles precursores. Muchos parecían prometedores, pero ninguno se ha enfrentado a un examen riguroso. Hasta donde hemos podido saber, la Tierra simplemente no proporciona ninguna señal observable para decirnos que un gran terremoto está en camino”, añade.

Sin embargo, sí hay zonas más propensas a terremotos

Aunque la respuesta sencilla sobre si se puede predecir un terremoto es no, sí hay algo que Hough llama un “pronóstico”.

“Sabemos dónde están las zonas de terremotos activos en el planeta. Y, para muchas si no para la mayoría de estas zonas, tenemos estimaciones bastante buenas, basadas en diversos tipos de datos, de las tasas promedio esperadas de terremotos a largo plazo”, explica.

México, por ejemplo, está ubicado en una zona de “alta sismicidad”, según el Servicio Sismológico Nacional (SSN). Allí interactúan cinco placas tectónicas: la de Norteamérica, la de Cocos, la del Pacífico, la de Rivera y la placa del Caribe.

“México es un país sumamente activo sísmicamente. El año pasado, el Servicio Sísmico Nacional registró 15.400 sismos”, dijo Xyoli Pérez Campos, jefa del Servicio Sismológico Nacional de México en 2017.

¿Será posible predecir los terremotos algún día?

Las perspectivas no son muy buenas, explica la sismóloga Susan E. Hough, aunque señala que la investigación continúa y cada vez hay métodos más sofisticados.

“Lo que sí sabemos con certeza es que la preparación sigue siendo nuestra mejor defensa contra los devastadores terremotos”, afirma.

Entidades como la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior y Seguridad Pública de Chile (Onemi), el Sistema Nacional de Protección Civil de México, la Cruz Roja y el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) apuntan a que es clave que la gente que vive zonas de riesgo habiten en casas diseñadas de forma responsable y cumpliendo normas antisísmicas; que los residentes conozcan de primera mano los planes de contingencia y evacuación; y tengan a la mano un maletín de supervivencia con documentos, botiquín de primeros auxilias, radio, linterna, alimentos y un silbato, explica Onemi.