Nota del editor: Carlos Alberto Montaner es escritor y analista político de CNN. Sus columnas se publican en decenas de diarios de España, Estados Unidos y América Latina. Montaner es, además, vicepresidente de la Internacional Liberal. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor.
(CNN Español) – Miguel Díaz-Canel, el flamante presidente del Consejo de Estado de Cuba, hereda un país en ruinas. Según una encuesta ordenada por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos, el 95% de los cubanos ve difícil o muy difícil conseguir comida, mientras la mitad del país vive con menos de 28 dólares al mes.
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¿Qué podrá hacer Miguel Díaz-Canel? A mi juicio, muy poco. Raúl y sus camaradas esperan que preserve el sistema, pero que también solucione o alivie las infinitas carencias que padecen los cubanos.
Esa es una absurda contradicción. No entienden que los problemas precisamente derivan de un sistema de partido único, sin libertades, que planifica centralmente la producción, en el que el sector estatal es absolutamente dominante, y en el que la auditoría de las crisis la llevan a cabo los mismos que la crearon.
A lo que se agrega el gravísimo problema financiero de un país sin crédito, que no cumple sus compromisos, con dos monedas, en el que la moneda nacional no vale nada, y es en la que los cubanos reciben su salario. Y una moneda internacional, equivalente al dólar, en la que se venden los servicios y los bienes principales.
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Habría que comenzar por solucionar el problema de la moneda dejándola flotar, pero eso requiere sincerar los precios, y desatar un empobrecedor proceso inflacionario que duraría entre 18 y 24 meses.
Raúl Castro no se atrevió a llevarlo a cabo porque le temía a la reacción del pueblo.
¿Se atreverá Díaz-Canel? Si lo hace, sería odiado. Si no lo hace, el país continuaría hundiéndose paulatinamente. Así de sencillo.