(CNN) – Cuando Christa Deguchi cambió su lealtad de Japón a Canadá, renunció a la nación más exitosa en la historia de su deporte, el judo, a favor de una que nunca ganó una medalla de oro olímpica.
Campeona mundial junior con el equipo japonés en 2013 y 2014, la judoka liviana se enfrentará cara a cara con sus excompañeros de equipo como rivales directos, con los Juegos de Tokio 2020 en el horizonte.
“No hay muchos judokas de Japón que hayan cambiado de nacionalidad, así que fue un poco extraño”, le dice Deguchi a CNN Sport.
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“Pero mi padre es canadiense y soy medio canadiense, así que pensé que sería bueno competir por otro país. Quería competir por Canadá”, dice.
Nacida en Nagano, hogar del mono de la nieve y algunos de los templos más emblemáticos de Japón, Deguchi comenzó en el judo a los tres años.
Con el judo volviendo a su lugar de nacimiento en los próximos Juegos Olímpicos, todo parecía apuntar a que Deguchi represente a Japón.
El judoka de Canadá más laureado, Nicolas Gill, tenía otro punto de vista.
“Nos contactamos originalmente hace cinco años, antes de que comenzara a competir por Japón”, dice Gill, dos veces medallista olímpico y ahora director de alto rendimiento del equipo. “La contactamos varias veces durante ese lapso de tiempo para validar su interés y finalmente ella aceptó cambiar”, recuerda.
Pero su decisión no fue fácil.
La Federación Internacional de Judo (IJF, por sus siglas en inglés) dicta que los atletas de doble nacionalidad que quieran representar a un nuevo país deben pasar por un período de tres años sin participar en la competencia de la IJF en su país anterior. Deguchi pasó ese tiempo sin competir.
“No lo vimos como una renuncia a Japón, sino una confianza en nuestro programa y entrenadores”, dice Gill. “Para nosotros, que una atleta de su nivel venga de Japón, confiando que puede actuar a nivel olímpico con nuestro apoyo, nos enorgullece mucho”.
Un retorno invicto
Deguchi, ahora de 22 años, regresó a la competencia en el Gran Slam de Abu Dhabi, en Emiratos Árabes Unidos.
En el European Open de febrero en Lisboa, Portugal, ganó los cinco partidos por ippon (el equivalente a un nocaut en el boxeo) camino al oro, derrotando a la japonesa Yuka Watabe en el camino.
Sin embargo, eso fue solo un precalentamiento para el prestigioso Grand Slam de París de la semana siguiente, un evento al que asistieron unas 15.000 personas con una atmósfera nunca antes vista en el calendario de la IJF.
Allí, Deguchi volvió para atormentar a sus excompañeros con estilo, superando a la primera cabeza de serie y excompañera de equipo Tsukasa Yoshida en la final por el título más grande de su incipiente carrera.
“Mis compañeros canadienses me estaban animando. Eso me hizo pelear aún mejor. Si tuviera que elegir un momento en mi carrera, estoy muy orgullosa de haber ganado ese torneo”, asegura.
¿Oro olímpico?
En medio de una racha de 14 partidos ganados, Deguchi peleará el próximo en el Gran Premio Hohhot de China, del 25 al 27 de mayo, donde oficialmente se abre la clasificación para los próximos Juegos Olímpicos.
Ella continúa viviendo y entrenando en Japón, supervisando su propio horario con la ayuda de sus exentrenadores universitarios.
“Mi objetivo final es conseguir una medalla en los Juegos Olímpicos”, dice ella.
Si la canadiense tiene éxito, será el producto de la dedicación de toda una vida y de tres largos años de espera.
El trono de Gill como el judoka más exitoso de Canadá ya podría estar bajo amenaza, pero eso no le preocupa.
“Mi objetivo como atleta siempre fue ser campeón olímpico o mundial. Me acerqué varias veces, pero no tuve éxito”, dice.
“Como entrenador, también era mi objetivo. [Antoine Valois-Fortier, medallista de bronce en Londres 2012] estuvo cerca, pero tampoco pudo ganar el oro”, recuerda.
“A Canadá le encantan los atletas que triunfan en Juegos Olímpicos y ama las historias personales. ¡Hay todos los ingredientes adecuados para escribir una gran historia en Tokio!”, finaliza.