(CNN) – La historia, cada tanto, depara sorpresas y uno no deja de asombrarse.
¿Quién hubiera imaginado años atrás que los hermanos Daniel y Humberto Ortega, revolucionarios de tiempo completo contra la dictadura de Anastasio Somoza en Nicaragua en el siglo pasado aparecerían en CNN para discutir la situación en su país desde bandos opuestos?
Daniel Ortega es presidente desde 2007 y hoy enfrenta una revuelta masiva que estalló en el mes de abril. Él piensa que ha sido orquestada por el que llama imperialismo estadounidense con el apoyo de las derechas locales y que los muertos son responsabilidad de bandas terroristas opositoras usando los mismos métodos que en Venezuela.
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Humberto Ortega, que tiene una amplia experiencia militar, fue el primer jefe del ejército después de la revolución de 1979 que derrocó a Somoza y ministro de Defensa durante varios años. Militante de toda la vida del Frente Sandinista de Liberación Nacional, le pidió a su hermano —en una carta pública— que desarmara a todos los grupos parapoliciales, dejando entrever que algunos de ellos están manejados desde el gobierno, como dice la oposición. Y en una entrevista a CNN aseguró que “el principal responsable es el Estado que tiene un gobierno”, un gobierno presidido por su hermano. También le exigió adelantar las elecciones previstas para 2021 e invocó al papa Francisco para pedir “diálogo, perdón y reconciliación”.
A diferencia de Venezuela, donde las protestas contra el chavismo fueron lideradas casi siempre por antiguos opositores del presidente Hugo Chávez, en Nicaragua se da una situación particular porque algunos referentes de la oposición fueron compañeros de ruta de Ortega durante la lucha contra la dictadura de Somoza y tuvieron cargos importantes en el gobierno sandinista entre 1979 y 1990. Varios de ellos fueron muy críticos con Ortega por su política de alianzas con los partidos conservadores, las entidades empresariales y especialmente con la Iglesia católica que se asoció con Ortega para —entre otras cosas— prohibir el aborto.
Hoy, los antiguos compañeros están en veredas opuestas y se acusan mutuamente de utilizar bandas paramilitares, de asesinar a decenas de personas y de traicionar el legado de la revolución sandinista.
La situación en Nicaragua mortifica especialmente a los sectores progresistas de América Latina, que en su momento apoyaron la lucha contra la dictadura de Somoza y ven desconcertados como antiguos compañeros de Ortega hoy lo llaman “dictador” y lo comparan sin medias tintas con Somoza.
Pero Ortega ha denunciado una conspiración internacional digitada desde Estados Unidos, al estilo de lo que denuncia el chavismo en Venezuela. Por este motivo desde Caracas —y desde La Habana— apoyan al gobierno de Daniel Ortega, convencidos de que su caída será capitalizada por las fuerzas conservadoras que reforzarán el bloque de las derechas regionales.
Aunque los antiguos camaradas de Daniel Ortega digan que el presidente es de derechas, en el imaginario latinoamericano está identificado con las izquierdas.
Por eso queda flotando la pregunta: ¿quién es hoy Daniel Ortega?