(CNN) – El calor podría ser el culpable de nuestras malas decisiones. Un pequeño estudio publicado hace unas semanas concluyó que los estudiantes universitarios que vivían en dormitorios sin aire acondicionado durante una ola de calor reportaron peores resultados en las evaluaciones cognitivas en comparación con los estudiantes que tenían aire acondicionado.
“Para nosotros esta es una manera de decir que sí, algunos de los efectos son de sentido común, pero ¿qué haces al respecto? Este hallazgo da más precisión a la oportunidad de controlar mejor los entornos térmicos en nuestros edificios”, dijo José Guillermo Cedeño Laurent, director asociado del Programa de Edificios Saludables de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard y autor principal del estudio, publicado el 10 de julio en la revista PLOS Medicine.
Los investigadores observaron a 44 estudiantes universitarios en Boston en un rango de 18 a 29 años durante 12 días en el verano de 2016. Los primeros cinco días registraron una temperatura promedio de 20.3 grados centígrados. En los siguientes cinco días hubo una ola de calor, definida por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos como un período de temperatura y humedad anormalmente altas, y tuvo un promedio de 33.3 grados centígrados. Los últimos dos días el calor amainó con un promedio de 28 grados centígrados.
Justo después de despertarse en la mañana los estudiantes hacían exámenes en los que debían identificar colores en palabras para evaluar la atención selectiva y la velocidad de procesamiento, y completaban ejercicios de aritmética para evaluar la velocidad cognitiva y la memoria funcional.
Durante la ola de calor los estudiantes sin aire acondicionado tuvieron tiempos de reacción 13,4% más largos y obtuvieron calificaciones 13,3% inferiores en las pruebas en comparación con los estudiantes en habitaciones con aire acondicionado, descubrió el estudio.
Unos 24 estudiantes vivían en edificios de seis pisos construidos en la década de 1990 y tenían aire acondicionado. Los otros 20 estudiantes vivían en edificios bajos construidos entre 1930 y 1950 que tenían ventilación natural.
“Lo que este estudio agrega al tema es que empezamos a ver estos efectos subclínicos. Vemos estos impactos en el rendimiento cognitivo, por lo que no afecta solamente a los más pequeños y a los ancianos, los que suelen aparecer en los titulares de las noticias”, dijo Joe Allen, profesor asistente y director del Healthy Buildings Program o Programa de Edificios Saludables y uno de los autores del estudio.
“Millones de personas se ven impactadas durante estas olas de calor de maneras que tal vez no son tan obvias para ellas. Ni obvias para todos nosotros”, comentó.
La mayor diferencia en la función cognitiva ocurrió durante el período de “enfriamiento”, después de que las temperaturas exteriores disminuyeron pero las temperaturas en el interior de los dormitorios sin aire acondicionado se mantuvieron altas, según el informe.
Los investigadores han sugerido que las temperaturas más altas pueden provocar mayor agresión en las poblaciones, aunque los críticos argumentan que atribuir una forma de comportamiento a un factor es demasiado simplista.
Aunque los nuevos hallazgos tienen sentido puede ser difícil generalizarlos a la población total, dijo el Dr. David Kaiser del Departamento Regional de Salud Pública de Montreal, quien sin estar involucrado con el citado estudio participó en la coordinación de la respuesta a la ola de calor que en los días pasados causó 70 muertes en Canadá.
“A nivel de población, tenemos que enfocarnos en modificar el entorno para que esté menos caliente”, dijo Kaiser. “En una ciudad, significa reducir el pavimento de concreto y aquellos materiales que absorben calor, preferir techos verdes o blancos, cambiar la forma en que se construyen los edificios para que no retengan tanto calor. Esas son realmente lo que llamamos intervenciones ambientales. Desde una perspectiva poblacional, son lo que nos permitirá proteger a todos, independientemente de los ingresos y la vulnerabilidad”.