(Expansión) – Una madre que perdió a su hijo, personas que vieron sus casas reducidas a escombros y una labradora rescatista: estas son algunas historias de lo que ha pasado 365 días después del 19 de septiembre de 2017.
Ella perdió a su hijo
El hijo de Miriam Rodríguez es una de las 369 víctimas mortales que causó un devastador terremoto en México hace casi un año. José Eduardo, 18 niños más y tres adultos, fallecieron cuando el colegio Rex colapsó durante el sismo de magnitud 7,1.
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“Mientras ustedes ven escombros, yo veo los sueños de mi hijo ahí, derrumbados, atrofiados”, dijo la mujer, que ha tenido que recibir ayuda terapéutica para tratar de superar la tragedia.
Sin casa durante un año
Irma Escamilla, en cambio, perdió su apartamento. Ahora ocupa una pequeña vivienda. Como ella, decenas de vecinos se instalaron junto al edificio en el que vivían mientras esperan que sea reconstruido.
“Después del sismo, era un riesgo entrar [al edificio], así que preferimos dejar todo. Nosotros nos salimos con lo que traíamos puesto, prácticamente”, relató. Irma espera que en unos meses concluya la reconstrucción de su vivienda y, por fin, pueda volver a su hogar.
La peluquera de la calle
Pero, para muchos, la espera está llena de desafíos. Xóchitl de la Paz perdió a su madre y su peluquería. Ante la necesidad de mantener a su hijo de siete años, siguió trabajando, pero en la calle.
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“Mis vecinos me decían, ‘aquí es donde te vamos a buscar’, y, gracias a Dios, me apoyaron. Han venido a cortarse el cabello, siguen mostrando, de alguna manera, el cariño y la solidaridad”, dijo agradecida la mujer.
Frida, la gran heroína
Si hubo una historia que le dio la vuelta al mundo tras el terremoto fue la de Frida: una perra labradora rescatista que ayudó a buscar sobrevivientes de entre los escombros.
Un año después, a sus nueve años, ya está lista para jubilarse. Su entrenador, Israel Arau, explicó que ya no se exige a la perra un trabajo extremo en zonas de desastre o en estructuras colapsadas. “Los perros más jóvenes son los que hacen el trabajo pesado y ella llega al punto para confirmar o descartar algún marcaje positivo o negativo”, explicó.
Aunque superar la tragedia está siendo difícil para los mexicanos, la reconstrucción y la esperanza continúan.