(CNN) – Si bien el impacto de los bombardeos masivos durante la Segunda Guerra Mundial dejó profundas y evidentes cicatrices en el planeta, un nuevo estudio sugiere que las ondas de choque también llegaron al borde del espacio. Como resultado, esas ondas de choque debilitaron la atmósfera superior de la Tierra, llamada ionosfera.
El descubrimiento se realizó recientemente después de que los investigadores analizaron los registros diarios de la Estación de Investigación de Radio en Ditton Park, cerca de Slough, Inglaterra. Allí, las mediciones rutinarias de la ionosfera fueron tomadas de 1933 hasta 1996, “el conjunto continuo más largo de mediciones ionosféricas en el mundo”, según el estudio publicado este martes en la revista Annales Geophysicae.
“De lo que no se dieron cuenta en ese momento fue que los [registros registros ionosféricos] en realidad contienen las marcas de la guerra real”, dijo Chris Scott, autor del estudio y profesor de Física Espacial y Atmosférica de la Universidad de Reading.
Los investigadores decidieron centrarse en los principales bombardeos de ciudades alemanas por parte de las fuerzas aliadas y la Royal Air Force entre 1943 y 1945, en lugar del “bombardeo de Londres” al comienzo de la guerra. Esto se debe a que el bombardeo continuó de septiembre de 1940 a mayo de 1941, lo que significa que los datos serían más difíciles de separar de otros cambios estacionales debido al sol que podría afectar a la ionosfera.
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Además, los aviones bimotores de la Luftwaffe alemana no podían llevar las grandes bombas que las que las fuerzas aliadas podían transportar en sus aviones de cuatro motores. Por ejemplo, la Luftwaffe podría cargar aproximadamente 1.995 kilos de bombas. Las fuerzas aéreas aliadas podían llevar bombas como “Tall Boy” y “Grand Slam”, que pesan respectivamente 5.440 y 10.000 kilos.
Los bombardeos aliados sobre ciudades alemanas fueron más intensos, más cortos y ocurrieron durante el día. Los investigadores compararon datos ionosféricos de la Estación de Investigación de Radio con información sobre 152 grandes ataques aéreos aliados.
En la ionosfera, la radiación del sol colisiona con el gas que se fracciona en electrones e iones.
Lo que los investigadores descubrieron es que las ondas de choque producidas por las bombas que impactaban en la superficie de la Tierra podían alcanzar la ionosfera 1.000 kilómetros arriba. Las ondas de choque calentaron la atmósfera superior y la debilitaron, disminuyendo la cantidad de electrones en la ionosfera. Los impactos durarían alrededor de 24 horas. Dado lo poco que sabemos sobre la ionosfera, es difícil decir qué efecto pudo haber tenido en los humanos o en el planeta.
Mientras que la ionosfera se ve afectada por la actividad solar que viene del espacio, fenómenos como tormentas eléctricas y otros eventos naturales en la Tierra también pueden afectarla. Pero la ionosfera siempre está cambiando, por lo que existen múltiples misiones en curso para estudiarla.
“Las imágenes de los barrios de toda Europa reducidos a escombros debido a los ataques aéreos en tiempos de guerra son un recordatorio duradero de la destrucción que puede ser causada por explosiones artificiales”, dijo Scott. “Pero el impacto de estas bombas en la atmósfera de la Tierra no se había hecho patente hasta ahora. Es sorprendente ver cómo las ondas causadas por explosiones hechas por el hombre pueden afectar el borde del espacio. Cada ataque liberó la energía de al menos 300 rayos. La gran cantidad de energía involucrada nos ha permitido cuantificar cómo los eventos en la superficie de la Tierra también pueden afectar a la ionosfera”, detalló el científico.
“Lo que obtenemos con estas lecturas es un poco de trabajo de detective científico que nos permite vislumbrar no solo lo que sucedía en el terreno, sino los efectos del bombardeo en el borde del espacio”, dijo Patrick Major, coautor del estudio e historiador de la Universidad de Reading.
Esto también explica por qué los aviones que arrojaban bombas en los ataques fueron dañados, incluso cuando volaban a la altitud recomendada para evitar las ondas de choque. El impacto de las ondas de choque en el suelo era bien conocido.
“Los residentes bajo las bombas constantemente recordarían haber sido arrojados por el aire debido a las olas de presión de las minas de aire explotando, y las ventanas y puertas volando de sus bisagras”, dijo Major. “Incluso hubo rumores de que envolver toallas húmedas alrededor de la cara podría salvar a los que estaban en refugios de que sus pulmones colapsaran por las ondas expansivas y dejaría intactas a las víctimas externamente. El poder sin precedentes de estos ataques ha resultado útil para que los científicos midan el impacto que los eventos pueden tener a cientos de kilómetros sobre la Tierra, además de la devastación que causaron en el suelo”, continuó.
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Los resultados podrían ayudar a los científicos a aprender más sobre los eventos en la Tierra que impactan a la ionosfera.
“Porque conocemos las energías involucradas en estas explosiones, nos da una forma cuantificable de evaluar cuánta energía se necesita para calentar la ionosfera”, y podría aplicarse a las ondas generadas por terremotos, volcanes e incluso tormentas eléctricas, dijo Scott.
Icon y Gold, dos misiones de la Nasa actualmente en curso, están estudiando la ionosfera.
El entorno cercano al espacio resulta importante porque es el hogar de la tecnología que es clave para la comunicación humana, como los satélites que proporcionan información a los sistemas de GPS y las señales de radio que ayudan a guiar a los barcos y aviones.
Los resultados de las investigaciones de la Misión Gold “mejorarán los modelos de predicción de eventos meteorológicos espaciales que pueden afectar la vida en la Tierra, así como los satélites y astronautas en el espacio”, precisó la NASA.